No hay nada más fuerte en la vida que el corazón de un voluntario. Es una de esas frases que se escuchan y que se quedan grabadas en la mente.
Esa misma fuerza es que la tienen los miembros de Rowing Together (Remando juntos). Esta ... ONG nació con el objetivo de ayudar sobre el terreno a refugiados y, hasta el momento, han conseguido poner en funcionamiento una clínica de atención ginecológica en la isla griega de Lesbos.
Una de las personas que se encuentra detrás de esta iniciativa es Javier Murillo, bombero en el parque del CEIS en Haro, quien, precisamente, estos días se ha reunido con la alcaldesa de Haro, Laura Rivado, para explicarle el proyecto que desarrollan en Lesbos y poder contribuir a la difusión y concienciación de lo que ocurre en un lugar que no está tan lejos como se piensa: tan solo a cuatro horas de Haro, como explica Murillo.
La ONG presta ayuda ginecológica en un campo de refugiados griego
«Tras unas labores de rescate realizadas en Lesbos en el 2016, un grupo de compañeros decidimos intentar seguir dando asistencia porque la situación era crítica. Lo que vimos allí nos marcó mucho a todos», recuerda el bombero.
Javier Murillo explica que acudieron, con una ambulancia que les fue donada, a un campo de refugiados en la frontera de Grecia con Macedonia, donde nada más llegar fueron conscientes de las dantescas condiciones en las que malvivían los refugiados. Al poco tiempo, llegaron otras ONG, más potentes, que se encargaron de la asistencia médica. Fue en ese momento cuando detectaron que faltaba asistencia ginecológica a las mujeres y lo que motivó que esta pequeña ONG se especializara en este servicio.
La propia ambulancia se convirtió en una clínica móvil, con la que recorrieron 14 campos de refugiados prestando ayuda a las mujeres. Este proyecto se cerró en el 2017 y entonces se decidió buscar otra zona donde acudir, aprovechando los recursos y la experiencia acumulada el año anterior. En septiembre del 2018 se instaló la actual clínica en el campo de Lesbos. Javier Murillo también señala que, además de este servicio, se encargan de la gestión de los casos de violencia sexual y de género que sufren los refugiados en el trayecto al campo.
«Creemos que esta es la mejor forma de ayudar, con organizaciones pequeñas, ya que todo lo que recibimos lo utilizamos allí», destaca Javier Murillo.
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