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A. G.
LOGROÑO
Lunes, 11 de marzo 2019, 08:13
No hay tregua. Si en el 2017 la helada de San Prudencio se llevó por delante la producción de buena parte de los viñedos de Rioja Alta y Alavesa, el año pasado el mildiu hizo sudar tinta a los viticultores. Este 2019, cuyo ciclo acaba ... de empezar, comienza también con preocupación. La atípica calidez del pasado mes febrero ha provocado adelantos sobre lo previsto en el lloro de la vid que, básicamente, supone el reinicio del ciclo vegetativo tras el reposo invernal: «Llevo 30 vendimias en Rioja, en Sajazarra, las 25 primeras sin apenas problemas y en las últimas cinco no levantamos cabeza», explica Jabier Marquínez, enólogo de Castillo de Sajazarra. «Heladas y pedrisco confirman que los efectos del cambio climático son una dura realidad», señala.
El enólogo plantea incluso abrir un debate en la denominación. «En otros países, como EEUU, ya han tomado medidas y creo que sería oportuno ampliar el porcentaje máximo autorizado para mezclas de añadas [15% máximo]». «Hay que convivir con lo que ya tenemos y esta campaña estamos de nuevo el susto en el cuerpo porque el lloro se ha adelantado mucho y, salvo que el frío vuelva a parar el ciclo antes de brotación, volvemos a estar muy expuestos a otra helada».
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