«Soy víctima de una traición», afirma el gerente del CEIS

Según sostiene, todo obedece a «un pulso laboral» en el que el Ejecutivo de Gonzalo Capellán ha optado por utilizarle «como cabeza de turco». El germen del conflicto que ha derivado en el cese de Sainz se remonta al acuerdo al que la plantilla del CEIS llegó con la anterior dirección, no refrendado después de las elecciones autonómicas y el cambio de gobierno y que contemplaba, entre otras cuestiones, un refuerzo de personal en las bases. Las diferencias se han ido tensionado a lo largo del tiempo con múltiples movilizaciones por parte de los bomberos, llegando a que el Ejecutivo haya decidido remover la gerencia que Sainz ya había ocupado en una primera etapa entre 2016 y 2022. Una circunstancia que el afectado no solo no comparte sino que juzga contraproducente. «Si las Administraciones entregan a sus coroneles, no va a quedar nadie», sentencia.

Sainz sostiene «que el presupuesto no es ilimitado y tampoco se puede dar un salario ilimitado», aludiendo a su responsabilidad para «sujetar el gasto» como principal razón de su postura. Una posición «de la que el Gobierno estaba informado desde el primer minuto, en agosto del año pasado» y que ahora, desde su punto de vista, no se ha visto refrendada por intereses ajenos a su gestión y «ha dado un giro de 180 grados». «Nos debemos a los ciudadanos, nos jugamos la Función Pública», recalca censurando que no haya podido comunicarse directamente con la consejera María Martín y tras haber enviado un comunicado a los miembros de la junta detallando la coyuntura.

El gabinete de Capellán declinó hacer declaraciones al respecto hasta que el Consejo de Gobierno selle el cese de David Sainz.