Este viaje, nuestro viaje

La portada de un periódico (de los de papel, los que pueden presumir de haber visto tres siglos) es la historia de un fracaso. Uno íntimo. El de constatar que es siempre imposible que todo lo que ha pasado en el día quepa entre los pliegos de las páginas que van detrás, esa vieja aspiración de toda redacción que se precie. Hay otro fracaso más en cada primera plana: cada una es la crónica de una renuncia, de una elección entre el trabajo de un montón de gente.

Y ahora multipliquemos esa elección por 135 años, 362 días cada año. Diario LA RIOJA ha elegido: 18 portadas de toda esa historia. Pocas, siempre serían pocas. Hubiera hecho falta una exposición de todas las primeras páginas pero El Espolón, la ciudad entera se hubiera quedado pequeña para hacer justicia a esa hemeroteca, la única que cuenta la vida de este pueblo desde que el rey era Alfonso XIII.

Hace sol en El Espolón, mañana de jueves. El ventarrón de ayer ha desaparecido. Es reconfortante, para el periodista que hace como que pasea sin rumbo, ver cómo se paran los viandantes que un segundo antes parecían tan decididos, tan ocupados. Dan vueltas a los seis monolitos metálicos de tres caras. Alguno señala como en reconocimiento. Anda, de esto me acuerdo.

El periodista también se acuerda de esa portada. De algunas. Porque ya han pasado años por los dedos, pero no tantos como para guardar en la memoria cuando esto era Nueva Rioja, el título ese que el franquismo se inventó para acabar con la pluralidad de medios que había en aquel Logroño del primer tercio. Aquella portada de Franco victorioso es, ay, también parte de lo que aquí pasó. Pero del manchón de letras apenas visibles que inaugura la marcha, a la esquela de don Facundo tamaño total, al ascenso y la caída de Juan Carlos I, a los campeones del mundo, a las campeonas del mundo, al todo color... es un buen viaje, parece.

Las estaciones de ese viaje estarán en El Espolón, en el lado de Vara de Rey, hasta el 9 de noviembre. Compártalo con nosotros.