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Los residuos reciclados que se depositan en los contenedores amarillos y azules de La Rioja se incrementaron en un 6% durante el pasado 2022. Así lo ha advertido Ecoembes, empresa que gestiona el material que se clasifica en el Ecoparque, la planta de recepción y tratamiento de residuos sólidos de La Rioja que se encuentra en Villamediana de Iregua. El 78,2% del material que se recicla procede de los contenedores amarillos y azules, mientras que el resto se recupera de los otros contenedores, donde se arroja por desconocimiento, descuido o desinterés la basura sin clasificar.
«Cuando llega el material a una máquina de triaje se selecciona y se lleva a una prensa, con una retirada manual de voluminosos y otros impropios que no son reciclables y pueden atascar el proceso», explicó el martes durante una visita organizada el jefe de planta del Ecoparque, José Antonio Fernández. En el Ecoparque se clasifican siete materiales: por una parte el papel y el cartón, el 'brick', el metal (aluminio y acero) y cuatro tipos de plásticos (tereftalato de polietileno, polietileno de alta densidad, PVC y mixto). «Ecoembes hace subastas públicas trimestralmente y adjudica los lotes. Nuestro proceso termina en cargar el camión hacia un proceso activo de reintroducir el material», apuntó José Antonio Fernández.
El material llega en camiones al Ecoparque, se descarga en la denominada playa de residuos y, tras todo el proceso, sale de nuevo de allí, ya clasificado y compacto, rumbo a su reciclaje. En total, en 2022, 10.454 toneladas, la mayor parte fue papel y cartón (42%), además de plástico (39%) y envases de metal (19%). El proceso más laborioso es la selección del material que se vierte en el contenedor amarillo por los distintos materiales y envases que recepciona, aunque desde Ecoembes recuerdan que no es el contenedor del plástico.
«En el Ecoparque hay una línea de residuos urbanos, lo que se arroja al contenedor gris, de donde se extraen el 24,6% de los envases. Siempre hay gente que no recicla e intentamos recuperarlos y salvarlos, aunque es más costoso, viene más sucio y contiene más impropios», explica Álvaro Otero, coordinador de Asuntos Corporativos de Ecoembes.
Tal y como describió Álvaro Otero, en el Ecoparque se puede ver «el viaje del envase doméstico desde que el ciudadano lo deposita en el contenedor amarillo hasta que se embala y se queda listo para llevarlo a una planta de reciclado». Con visitas como la ofrecida este martes se demuestra el proceso, animando a la ciudadanía a clasificar sus residuos y reciclar. «Es necesario seguir haciendo pedagogía, el contenedor amarillo es el de los envases domésticos, no el del plástico», insistió Otero.
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