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La verdad del rescate bancario

FINANZAS... DE ANDAR POR CASA ·

MARTÍN TORRES GAVÍRIA

Martes, 11 de diciembre 2018, 11:14

En el mundo de la comunicación se tiene muy claro que una mentira repetida sistemáticamente llega a adquirir la categoría de noticia veraz. Esto es lo que lleva haciendo bastantes años cierto sector político con el mal llamado 'rescate bancario'. Tengo la mala costumbre de no eludir ningún tema por escabroso o políticamente incorrecto que sea; soy así y no voy a cambiar. Así que tengo dos motivaciones especiales para afrontar este tema: la primera es que profesionalmente vengo del sistema financiero y la segunda, y más importante, es que detesto a los manipuladores. Comienza el engaño con la propia denominación: 'rescate bancario'. El rescate solo fue parcial, de algunas entidades financieras, y ninguna fue un banco. Se debiera de haber llamado 'salvamento de los ahorros de los clientes'. En el año 2009 coexistían en el sistema financiero español los bancos y las cajas de ahorro. Los dueños de los bancos eran y siguen siendo sus seis millones de accionistas. Sin embargo, las cajas pertenecían a patronatos o a sociedades económicas de amigos del país, no repartían dividendos y los beneficios se destinaban a obras sociales. Aunque parezca mentira funcionaban muy bien, de forma independiente, hasta que metieron baza los políticos. Cuando explotó la burbuja inmobiliaria un nutrido grupo de cajas de ahorro (repito, cajas de ahorros) entró en bancarrota debido a su excesiva exposición al ladrillo. ¿Qué hubiera pasado si se les hubiese dejado quebrar? Pues que todos los ahorros de los clientes de esas cajas de ahorro se hubieran perdido. Ahora es el momento en el que usted se debe preguntar, si tenía cuenta en alguna de esas cajas de ahorro rescatadas, qué le hubiera parecido haber perdido todo su dinero ya que el Fondo de Garantía de Depósitos no hubiera cubierto semejante roto. Por tanto, ¿qué ocurrió? Que se aplicó una inyección de 60.000 millones de euros para el 'salvamento de los ahorros de los clientes' en algunas cajas de ahorro, pero en ningún banco. Se libraron Caixa, Unicaja, Bilbao Bizkaia Kutxa e Ibercaja. La cuestión es si se va a recuperar todo ese capital de salvamento; la respuesta es no. Algunas entidades que han absorbido a las intervenidas van devolviendo parte de las ayudas: Unicaja Banco, 604 millones; Ibercaja Banco, 422; Caixa Bank, 789; Liberbank, 124; el FROB, 6.000, y Bankia, 1.836. Además, el 64% de las acciones de Bankia pertenecen al Banco Financiero y de Ahorro (BFA), propiedad del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria que están valoradas en unos 8.000 millones. ¿Por qué cayeron las cajas y no los bancos? Por su mala gestión y falta de control.

Y hay dos responsabilidades importantes en este tema: primera, la Ley 31/1985 cambió la representación de los órganos rectores de las cajas de ahorro y los políticos 'ocuparon' los consejos y dispusieron a su antojo. Solo las cajas que mantuvieron a los políticos a raya se salvaron. Y segunda, el Banco de España no hizo su trabajo cuando vio la gran exposición al riesgo del ladrillo en los balances de las entidades.

Pero los políticos no escarmientan. Aprovechando el porcentaje mayoritario de acciones del FROB en Bankia, Podemos quiere convertirla en una banca pública para que sea su cortijo particular. Y, además, imponer un impuesto al resto de la banca privada con la excusa de que devuelvan las ayudas. Menos mal que esta iniciativa ha sido rechazada en el Congreso. Ya he explicado claramente en este artículo que el rescate no fue para los accionistas de los bancos, sino para los clientes de las cajas quebradas. Así que si los podemitas quieren ser consecuentes con sus ideas, y desean recuperar las ayudas bancarias, que se las cobren a los clientes rescatados. ¡A que no!

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