Un verano como el del récord

El 7 de julio de 1982 se registró en la estación meteorológica de Agoncillo una temperatura que hasta ahora no ha sido superada: 42,8 grados. Ahora, casi cuatro décadas después, la Aemet aventura que la comunidad podría superar ese registro. Y quizá dos días consecutivos: el viernes se prevé que en esa misma estación se superen los 43 grados, y el sábado podría llegar a 44. Casi el mismo calor que entonces, aunque una situación muy diferente: aquel 1982 La Rioja sufría una fuerte sequía que mantenía en constante alerta al mundo rural.

Como consecuencia de las elevadas temperaturas de aquellos primeros días de julio, los ríos riojanos se encontraban bajo mínimos y se parecían más a simples arroyos. El Tirón se secó del todo. Días después, el Ayuntamiento de Haro -una de las zonas más afectadas por la escasez de agua- se veía obligado a racionar el consumo entre los vecinos y a establecer sanciones por un uso excesivo de agua. Incluso llegaron a cerrar las piscinas, aún estando a más de 40 grados.

A todo esto había que sumarle algunas tormentas con pedrisco que también afectaron a los cultivos. La cosecha de cereal fue catastófica. La media de kilos recogidos por fanega estaba en 800, y aquella vez apenas llegó a 200.

Tan fuerte fue la ola de calor que en la tarde del 6 de julio aparecieron 247 gallinas asfixiadas en la granja 'La Floreta', en Uruñuela, por las altas temperaturas: a 347 pesetas cada animal, toda una ruina económica. Contaba Diario LA RIOJA que aquellos días muchos riojanos dormían «en sus balcones o en la propia calle» para hacer frente al insoportable calor.

El 7 de julio las piscinas y la playa del Ebro estaban a rebosar de ciudadanos que buscaban aliviarse de las elevadas temperaturas. Entonces no había aires acondicionados como los conocemos ahora y la gente buscaba el fresco a la sombra. Tampoco había instalaciones deportivas tan seguras y eran frecuentes las muertes en el Ebro: un niño de 12 años se ahogó frente a 'La Guillerma' el día 2. Se le escapó el flotador, y no sabía nadar.

Pese a todo, la Playa estaba llena. Esto contaba la Policía Municipal: «Se puede calcular que a partir de las tres de la tarde 12.000 parsonas se bañan constantemente. Vienen, se bañan y se van, así hasta 45.000 personas o más en una tarde».

El 8 de julio se desató un incendio que acabó con más de 250 hectareas de pinos y hayas en el valle de San Millán. Las altas temperaturas unidas al viento tuvieron consecuencias fatales en uno de los peores incendios del valle.