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Una mujer con indumentaria veraniega mira abrigos en el escaparate de un comercio logroñés.
Una mujer con indumentaria veraniega mira abrigos en el escaparate de un comercio logroñés. JUSTO RODRÍGUEZ

Cambio climático

El verano más largo rompe el calendario

Vendimias adelantadas, rebaños sin pastos, alergias agravadas, pantanos vacíos, nuevos hábitos de consumo... el calor prolongado cambia las reglas y viene para quedarse

Sergio Martínez

Logroño

Jueves, 12 de octubre 2023, 08:19

El 27 de abril, después de casi dos meses de sequía y temperaturas muy por encima de lo normal, los termómetros riojanos rompieron la barrera de los treinta grados. Pocos precedentes existen para tal temperatura a esas alturas del año. El pasado viernes, 6 de octubre, los registros volvían a superar la treintena en varios puntos de la región, días después de batirse en Haro el récord de máximas del mes. Prácticamente medio año entre dos hitos que marcan el verano más largo de nuestras vidas (por el momento), que escribe estos días su esperado y atemporal epílogo rompiendo la lógica del calendario y afectando en cualquier tipo de ámbito:consumo, medio ambiente, ocio, salud, cuestiones laborales, gastronomía, actividades deportivas, rutinas, agricultura y ganadería, turismo... Y no es algo puntual, con el cambio climático marcando una tendencia hacia un nuevo escenario estacional.

Los últimos diez años han superado, uno tras otro, la media histórica de temperaturas en La Rioja, con algunos especialmente calurosos como 2017 y 2022. El actual no les va a la zaga, por encima de la normalidad térmica e incidiendo especialmente en un verano que parece no tener fin. Tomando siempre como referencia la estación de la Aemet de Logroño-Agoncillo, el mes de abril fue el más caluroso desde que existen registros, con una media de máximas de 22,4º, mientras que octubre también va camino de récord, aunque aún queda mucho por delante. A día de hoy, la media mensual es de 28,3º, entre siete y ocho grados por encima de la normalidad. El máximo anterior (25,8º) es precisamente de un 2022 en el que se batieron los registros históricos mensuales en mayo, junio, julio y octubre.

El día más caluroso

Este 2023 ha replicado en buena medida al pasado año, y si bien los meses de junio y julio fueron más moderados, agosto resultó extremo hasta marcar el récord histórico de la región con 43,3 grados el día 24, en fechas ya habitualmente de repliegue térmico. Ahora el calor llega antes, pero también se va más tarde. Según las previsiones de la Aemet, el fin de semana llegará el esperado otoño real, con un brusco descenso el domingo a 17º en el valle del Ebro y más acusado en la sierra.

28,3 grados

es la media de máximas del este octubre hasta el día de ayer, camino del récord. En 2022 se batieron los récords mensuales de mayo, junio, julio y octubre; en 2023, de abril.

La situación sorprende en cierta medida pero no llega de repente y obliga a adaptarse a nuevos parámetros meteorológicos. Por ejemplo, una reivindicación sostenida en los últimos años es que las piscinas públicas adelanten su apertura, tradicionalmente situada a mediados de junio, para cuando en muchas urbanizaciones y zonas privadas ya llevan días de chapuzones. Igualmente, los últimos baños de comienzos de septiembre se han alargado incluso hasta este mes. En el extremo contrario, los obligados intentos de otros aprovechamientos para la estación de esquí de Valdezcaray, con un calendario cada vez más exiguo y nieve natural insuficiente.

Más relevantes son otras cuestiones a abordar en cuanto a la incidencia del cambio climático en la región. Los adelantos en la vendimia y la búsqueda de variedades más adaptadas; la sequía que sufren nuestros pantanos y las consecuentes restricciones de agua para los usos agrarios; las afecciones por la prolongación del calor a personas mayores o con ciertas enfermedades; el desarrollo irregular de frutos y su incidencia en todo el ecosistema; la mayor temporalidad de las alergias; la mengua de especies acuáticas ante el aumento de la temperatura de los ríos... El tiempo cambia, La Rioja cambia.

Mundo agrario

Viticultura al extremo y sobrecostes para paliar los efectos de la sequía

Vendimia nocturna en agosto buscando las horas de menos calor. JUSTO RODRÍGUEZ

«No he conocido un año como este en la historia de nuestra viticultura». Esta afirmación no la hace cualquiera, la hace Fernando Martínez de Toda, catedrático de Viticultura de la Universidad de La Rioja, toda una referencia en el estudio de la vid y el vino. Un final de verano atípico ha vuelto a imponer sus reglas.

«Lo ideal es vendimiar con una temperatura media de 15 o 16 grados y este año se ha hecho muy por encima», expone Martínez de Toda, que habla de los problemas de maduración y la escasa acidez que conllevan las altas temperaturas y el adelanto vegetal. «La uva ha entrado caliente en bodega», añade.

El catedrático habla de la necesidad de «apostar por viñedos de más altitud» y por variedades más tardías: «El tempranillo es una de las más sensibles a temperaturas extremas, debemos introducir clones más tardíos y mezclarlo con otras variedades que se adapten mejor como la garnacha o el graciano». También asume que este tiempo impulsa cambios en el consumo:«Ahora se buscan vinos con menos grado, más frescos y ácidos».

Por otra parte, el resto del sector agrario asume la misma problemática. Con respecto al cereal, Roberto Ruiz-Clavijo, coordinador sindical de UAGR, habla de cómo el tiempo de los dos últimos años ha «afectado muy negativamente a la producción», complicando también «la sementera, porque la tierra está muy seca y dura, y cuanto más perdura el calor, más humedad pierde el suelo». En huertas y frutales, «aumenta el coste al tener que dar más riegos», siempre y cuando no sean de secano, donde hay «afecciones para la próxima campaña si no se competa bien el ciclo». Tampoco le viene bien esta prolongación veraniega a la colza: «Se ha sembrado muy poco, a la espera de que llueva, se necesita para una buena nascencia».

En la vertiente ganadera, «con el exceso de calor los animales sufren estrés térmico y producen menos», comenta Ruiz-Clavijo, mientras que «la escasez de pastos, con hierba que ni siquiera nace», provoca un sobrecoste en pienso y forraje. Pero este extraño otoño también afecta seriamente a las abejas, que «no encuentran alimento en el campo, se ven desconcertadas por el cambio de tiempo y crían menos de cara al invierno». Todo ello, junto a la destrucción de panales por el calor extremo ha derivado en un descenso de la producción de miel.

Hábitos, ocio y consumo

Pantalones cortos y helados mandan; chaquetas y castañas, a la espera

Una mujer, con atuendo veraniego, pasa frente al escaparate otoñal de una tienda en Logroño. J. R.

Un paseo por cualquier centro urbano de la región supone el mejor estudio posible para comprobar esta disonancia temporal. Mandan el ocio, el consumo y los hábitos veraniegos sobre los del pleno otoño.  Las churrerías y puestos de castañas toman su espacio esperando la llegada de un frío que invite a su consumo, las heladerías siguen sumando fieles frente a sus mostradores. No apetece tanto un chocolate con churros como un cucurucho de 'stracciatella'. Mientras, no cesa la peregrinación a las terrazas de clientes ataviados con pantalones cortos, sandalias y gafas de sol.

La hostelería es uno de los sectores más beneficiados por este verano prolongado, con sus mesas extendidas en calles y plazas a pleno rendimiento. Incluso al caer el sol, cuando el fresco debería mandar a la gente a resguardo. «Cuando hace buen tiempo a la gente le apetece estar en la calle y las terrazas suelen estar llenas», comenta Francisco Martínez Bergés, presidente de la Asociación Hostelería Riojana, que reconoce la positiva influencia que está teniendo en el sector, si bien, matiza que «el consumo no es tanto como aparenta».

Las heladerías exprimen una temporada que tradicionalmente finaliza tras el puente del Pilar pero que algunos, como en Pastelería La Clavelina de Arnedo, estiran hasta la semana de Todos los Santos su campaña heladera. «Hace quince años, cuando empezamos, aguantábamos solo hasta fiestas de Arnedo, y se notaba el parón», señala Alfonso Herce, uno de sus responsables: «Ahora aprovechamos para mantener la vitrina con todos los sabores; mientras hace calor hay demanda».

Los comercios de moda lo viven de diferente manera, ya que este 'veroño' trastoca sus tradicionales campañas, «sobre todo en tiendas especializadas en ropa de abrigo», apunta Miguel Rosel, responsable de Levi's Store en Logroño. En líneas generales, «el consumo se ha ralentizado mucho», comenta, ya que la ropa veraniega sigue dilatando su temporada, «incluso hay gente que aún viene a preguntar por camisetas y bermudas». Pese a ello, Rosel subraya que «las tiendas hemos mejorado mucho en la gestión de inventario para racionalizar los 'stocks'», teniendo en cuenta lo ocurrido otros años, en los que el vestuario de otoño-invierno tardó también en imponerse.

«Hay gente que aún viene a preguntar por camisetas y bermudas», comenta Miguel Rosel, de la tienda de moda Levi's

Por su parte, el tiempo acompaña al turismo, si bien indica José Joaquín Sanz, presidente de la Asociación de Casas Rurales de La Rioja, que no es un factor impulsor determinante:«Es un aliciente más, pero el cliente del último momento viene más por una decisión espontánea, una oferta...». Sí que reconoce que el calor «es una ayuda ante el talón de Aquiles de una casa rural de sierra: la calefacción. A estas alturas lo normal es llevar con ella unas cuantas semanas y aún apenas la estamos poniendo».

Esta situación repercute en nuestro día a día, con el ánimo dispuesto a apurar los prolongados coletazos estivales. En la Biblioteca de La Rioja, cada tarde el patio se llena de jóvenes que reniegan de la sobria sala de estudio para disfrutar de su tarea al aire libre. Y en las piscinas comunitarias, la imagen más atípica: nadar y tomar el sol aún está permitido en octubre.

Salud

Más tiempo para las alergias y efecto desigual en la contaminación

Un operario se refresca en las obras de Vara de Rey. JUAN MARÍN

Los episodios de intenso calor que durante los últimos veranos se están sucediendo de forma más habitual obligan al sistema sanitario riojano a enfocar esfuerzos durante el verano en golpes de calor o deshidrataciones. Lejos de esas máximas que asustaban en el mes de agosto, los planes de alerta ya no están activos, pero el tiempo sigue afectando a la salud de los riojanos. «Hay ciertas enfermedades que se complican con el calor extremo como las cardiovasculares, las diabetes, las respiratorias... También pueden empeorar si las altas temperaturas se prolongan de forma continuada», señala Santiago Vitoria, director médico de Atención Primaria del Seris.

Las personas con alergias son otras de las que están sufriendo este cambio en el clima riojano, ya que el periodo de floración se amplía en primavera y con él, la mayor dispersión del polen. Pero también se siente en otoño. «Hay otras alergias importantes como a los hongos o los ácaros, que se ven favorecidos ahora por el calor», indica Santiago Vitoria.

La calidad del aire que respiramos es otro elemento determinante, aunque mucho más silencioso, en nuestra salud. «Todavía no tenemos muy claro como está influyendo este tiempo en ello», explica Javier Martínez Abaigar, catedrático de Botánica de la Universidad de La Rioja si bien habla, «teóricamente», de un efecto beneficioso y otro perjudicial:«La contaminación sube en invierno por una mayor actividad industrial, de los hogares, en el transporte... Los contaminantes primarios no estarán en niveles tan altos mientras no se enciendan calefacciones, la gente coja menos el vehículo particular. Por otra parte, la contaminación por ozono, que se produce por el efecto de la radiación solar en los contaminantes primarios, será más alta de lo normal».

La salud laboral, otro de los temas recurrentes cada verano, con una legislación específica ante la incidencia de las altas temperaturas, también ha estirado sus planes. «Cada puesto de trabajo conlleva unos riesgos y ciertas precauciones del verano se han tenido que mantener: asegurar descansos a la sombra, la hidratación, contar con vestimenta adecuada, adaptar los horarios de trabajo dependiendo de la actividad y la temperatura», señala por su parte Pepe Blanco, responsable de Salud Laboral de UGT.

Medio Ambiente

Naturaleza en desequilibrio: de frutales en flor en otoño a aves migrantes sedentarias

Tierra cuarteada del humedal de Herramélluri, en la última primavera. JUSTO RODRÍGUEZ

Por encima de cualquier afección económica, social o cultural que imponga el cambio climático, las más preocupantes son las que repercuten directamente en el medio ambiente. Se trata de un fenómeno de implicaciones globales, que hay que atender y analizar a gran escala, pero que se siente también bajo la lupa del pequeño territorio riojano en cualquier hábitat natural.

Las reservas hídricas es uno de los principales medidores de esta problemática. Actualmente, los tres embalses de La Rioja se encuentran solamente a un 29,6% de su capacidad, con diferencias entre ellos pero, en líneas generales, por debajo no sólo de su volumen total sino de los niveles de otros años. La cuenca del Iregua ha estado varios meses en situación de emergencia, que llevó a racionar los riegos agrícolas y restringir ciertos usos del agua en varios municipios. Pero otros recursos hídricos también se ven visiblemente afectados, como unos ríos completamente secos desde demasiado pronto o con temperaturas casi incompatibles con la vida de sus especies, por ejemplo de la trucha o unos humedales, refugios de vida natural importantes para tanta flora y fauna, en grave riesgo por la ausencia de lluvias y el excesivo calor.

«Las plantas están tan despistadas como nosotros, esta situación es muy anómala», subraya Javier Martínez Abaigar, catedrático de Botánica de la Universidad de La Rioja, que explica como «en la mayor parte de las plantas silvestres el desarrollo de los frutos no se está haciendo de manera óptima y esto tendrá consecuencias en la producción de semillas».

Castaños en flor esta semana en Navarrete. BENJAMÍN GADEA

En cuanto a la floración, donde el calor es un factor secundario, «se está prolongando sin verse acompañada del vuelo de los polinizadores», indica Martínez, sorprendido por imágenes tan atípicas como es observar en otoño flores en algunos castaños y perales, algo puntual pero muy curioso. «Existe un desequilibro general del ecosistema», mencionando además a los más beneficiados: «Pulgones, ácaros, parásitos vegetales... están en sus salsa en un momento en el que las plagas deberían estar en remisión por frío».

El cambio climático modela el nuevo paisaje riojano, provocando también el repliegue de especies tan extendidas como el pino silvestre. Estos árboles –segundo más abundante en La Rioja– se están secando en ciertas zonas de la región por efecto del calor y la sequía, muriendo irreversiblemente. En el futuro, los bosques deberán ser más heterogéneos, combinando frondosas y coníferas y con una menor densidad.

La fauna también adapta sus hábitos. Muchas aves migratorias están ampliando su permanencia en La Rioja, llegando antes en primavera hacia sus áreas de cría y «prolongando ahora sus estancias ya que aún tienen comida y un hábitat favorable», reseña Ignacio Sáenz de Urturi, director general de Medio Natural y Paisaje. Algunas cigüeñas ya han abandonado la migración a África. Además, las épocas de cría se están viendo igualmente adelantadas y las estrategias de supervivencia también deben innovarse. «Jabalíes o corzos bajan a los cultivos porque no encuentran alimento en las masas forestales», apunta Sáenz de Urturi, que, por otra parte, indica que especies invasoras como la avispa asiática «se están viendo favorecidas por estas temperaturas inusuales, manteniéndose más tiempo activas».

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