
Rebeca Viguera | Defensora universitaria en la UR
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Rebeca Viguera | Defensora universitaria en la UR
«La ventaja de una universidad como la UR es que somos más accesibles»Rebeca Viguera (Logroño, 1982), profesora titular de Historia Contemporánea en la UR, acaba de ser elegida nueva defensora universitaria. Viguera, elegida por el claustro, se ... impuso a los otros dos candidatos presentados y releva a Teresa Cascudo.
– ¿Qué es lo que le ha decidido a dar este paso?
– En primer lugar, el compromiso con la institución, con la Universidad de La Rioja. Muchas veces parece que es más cómodo estar en el puesto de trabajo y dedicarnos a las clases y a la investigación, pero el trabajo por la Universidad y por sus miembros también es importante. Son labores que nos permiten tener experiencias más allá de las aulas. Me atraía mucho la idea.
– ¿Ha hablado con alguno de sus antecesores?
– Sí, porque además mis dos antecesores inmediatos, Teresa Cascudo y José María Aguirre, son miembros de mi departamento. He podido compartir esto con ellos, no solo ahora sino durante su labor. Ambos coinciden en que fue una experiencia satisfactoria y gratificante. Eso también ha influido a la hora de animarte a presentar la candidatura.
– ¿Hasta qué punto es necesaria una figura así en una universidad pequeña como la UR?
– Siempre es importante la figura del mediador. Alguien a quien tanto los estudiantes como los profesores o el personal de administración puedan acudir para tratar de conciliar determinadas cuestiones sin tener que recurrir a instancias superiores o a los tribunales. Esa labor es importante, con independencia del tamaño que tenga la universidad.
– Hasta ahora, quienes más han recurrido a la Defensoría han sido los estudiantes, en un volumen muy superior a los demás colectivos universitarios. ¿Por qué cree que sucede esto?
– No puedo hablar desde la experiencia porque aún no he tenido contacto con el cargo, pero intuyo que los estudiantes son los que más dudas pueden tener. Los profesores conocemos mejor las normativas o cómo se aplican determinadas reglas administrativas. Eso los estudiantes con frecuencia lo desconocen: temas de evaluación, de plazos... Esas cuestiones las tenemos más asumidas los profesores y el personal de administración. En las Memorias se ve que ese tipo de consultas son las más frecuentes.
– ¿Le obligará la Defensoría a aparcar las clases o la investigación o podrá compatibilizarlo?
– Voy a compatibilizarlo. No solo puedo hacerlo, sino que quiero hacerlo. No quiero dejar de lado ni la labor docente ni la dirección del Máster de Estudios Avanzados en Humanidades. Son realidades complementarias. No quiero perder el contacto con las aulas.
– ¿Se conoce lo suficiente la Defensoría dentro del mundo universitario? ¿Se acude a ella normalmente?
– Creo que sí; al menos en una universidad como la nuestra, que es pequeña y muy accesible. Todo el mundo recibe información y la difunde. Creo, en definitiva, que la gente recurre aquí a la Defensoría en la medida en que se necesita. Quizá en universidades más grandes sea una tarea más desconocida, pero no en la UR.
– El puesto de mediador es en ocasiones muy complicado, muy sensible. ¿Cuáles deben ser sus criterios de actuación?
– En primer lugar, la confidencialidad. Y luego la prudencia y la objetividad a la hora de tratar los temas. Nunca hay solo una versión de los hechos. Y, a partir de ahí, una actitud lo más empática y conciliadora posible. Además de la aplicación de las normas, de las leyes y de los derechos, que debe guiar toda actuación, la actitud también es muy importante.
– El hecho de ser una universidad pequeña, ¿le ayuda o le perjudica en esta labor?
– La ventaja es que, a la hora de tratar de acercar posturas entre personas o entre colectivos, aquí es más fácil porque somos más accesibles. Pero eso tiene también un lado negativo: el hecho de que nos conozcamos todos o de que haya determinadas predisposiciones puede dificultar el trabajo. Pero creo que eso se puede resolver con esta actitud de la que antes hablaba.
– ¿Se ha planteado algún objetivo concreto en la Defensoría?
– Mi objetivo fundamental es estar a la altura de mis predecesores e intentar que todas las personas que puedan necesitar la Defensoría resuelvan los conflictos por los cuales han acudido. Esa sería la mayor satisfacción: que la función de mediación sirva para resolver problemas.
La Defensoría Universitaria es una institución que introdujo la LOU (Ley Orgánica de Universidades), promulgada en el año 2001. Su objetivo es «velar por el respeto de los derechos y de las libertades de los profesores, estudiantes y personal de administración y servicios, ante las actuaciones de los diferentes órganos y servicios universitarios». Se trata, por lo tanto, de una misión esencialmente mediadora, de manera que los conflictos no se enquisten o pasen a mayores y puedan resolverse de forma dialogada. «Su actuación –explica la UR– debe dirigirse siempre hacia la mejora de la calidad universtaria en todos los ámbitos».
La defensora no solo atiende personalmente las quejas, dudas y peticiones de cualquier miembro de la comunidad universitaria, sino que puede actuar de oficio «si observa irregularidades o deficiencias» que afecten al buen funcionamiento de la universidad o puedan ir en detrimento de los derechos de estudiantes, profesores o personal de administración. Además, también puede anticiparse a las demandas y proponer medidas para que los conflictos no surjan.
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