Hace nueve años se puso en marcha la clínica Alxen, especializada en tratamientos de fertilidad y reproducción asistida, aunque cuenta con más de 20 especialidades médicas. JUSTO RODRÍGUEZ
La 'voracidad' de los grandes: más compra de empresas que nunca
Capital foráneo ·
La falta de relevo generacional en La Rioja y la necesidad de invertir para ganar músculo coinciden con la voracidad «cada vez mayor» de las grandes multinacionales y los fondos de inversión
La venta al grupo Kingspan de la empresa Invespanel de Fuenmayor –especialista en fabricar paneles 'sandwich' con lana mineral y otros aislantes para la industria y la construcción de edificios no residenciales–, comunicada por ambas partes a primeros de mes, es la última operación conocida de una compañía riojana que pasa a formar parte de una gran multinacional, de un fondo de inversión o de una firma de mayor tamaño como este caso. Kingspan es líder en su sector y el año pasado ingresó 6.500 millones de euros –Invespanel sumó 11 millones, el 0,16%–. No siempre trascienden públicamente estos traspasos de propiedad y, de hecho, no existen registros estadísticos a nivel autonómico o estatal. Pero la realidad indica que la llegada de capital foráneo a nuestra comunidad ha crecido en estos tres últimos años, desde que se desató la pandemia que ahora está en fase de repliegue.
El 1 de julio Diario LA RIOJA desvelaba en exclusiva la compra de la clínica Alxen por parte del Grupo Viamed Salud –propiedad del fondo australiano Macquarie–, que ya contaba en la región con cinco centros sanitarios privados: en Logroño los hospitales Los Manzanos y Valvanera y el centro médico Los Manzanos, en Calahorra el hospital Virgen del Carmen y en Haro la residencia Los Jazmines. Y hace apenas medio año fue Petroplast la que cambiaba de manos y se integraba en el grupo Induplast, líder nacional en el sector del embalaje para la industria cosmética y los tratamientos de belleza. Como en el caso de Invespanel, una y otra mantienen sus empleos, 33 en el caso de la firma de Fuenmayor y cerca de 40 en la del polígono La Portalada de Logroño. Las ventas de empresas riojanas «van a más», reconoce el decano del Colegio de Economistas, Ernesto Gómez Tarragona, «y estos dos últimos años hemos estado en un pico».
Porque también en 2021 se sucedieron las operaciones. La Alegría Riojana, de Camprovín (47 trabajadores y una facturación de 18,7 millones), pasó a manos del Grupo Costa; la calagurritana Tapas&Envases (en torno a veinte empleados y unos ingresos de 14,8 millones) fue adquirida por Juvasa como paso previo a entrar a formar parte de Berlin Packaging; o la alfareña Aema (140 operarios y 16 millones de facturación) se integró en el grupo portugués Bondalti.
«En los últimos años asistimos a un pico de ventas. Ojalá sirvan para que los negocios sean rentables»
Ernesto Gómez Tarragona | Decano del Colegio de Economistas
«La salvaguarda de los puestos de trabajo es clave para los sindicatos y por ahora se mantienen»
Rodrigo Alfaro | CCOO
«En un mundo cada vez más globalizado estas operaciones son habituales y pueden ser positivas»
Luis Ruano | Ricari
En este último caso el impacto en el empleo sí fue negativo porque solo uno de los catorce trabajadores afectados por el cierre de la planta de moda infantil y puericultura con sede en Lardero se ha podido quedar a trabajar en La Rioja. «Esperemos que no haya más operaciones con este final, la salvaguarda de los puestos de trabajo es un aspecto determinante para los sindicatos», asevera Rodrigo Alfaro, secretario general de la Federación de Industria de CC OO.
Y en este sentido, destaca que «en las ventas de empresas como La Alegría Riojana o de Petroplast, que son las que más conozco y tengo datos, no ha habido repercusión para las plantillas. Es más, puede ser positivo para la consolidación del empleo existente».
Cansancio, crisis...
¿Qué motivos pueden llevar a los empresarios riojanos a deshacerse de su patrimonio? Los afectados guardan silencio pero economistas, asesores y expertos fiscales consultados por este periódico aseguran que las razones son «diversas» y se pueden concretar en cuatro. En primer lugar hablan de «falta de relevo generacional» en el tejido de La Rioja donde la pequeña y mediana empresa (pyme) familiar juega un papel «determinante», coinciden Gómez Tarragona y el abogado y experto fiscal Pablo Arrieta.
La pandemia «ha hecho mucho daño», más allá de sus trágicas consecuencias sanitarias en forma de miles de muertes, «y ha acelerado el cansancio entre los empresarios», añaden. La complejidad de estar al frente de un negocio «se ha multiplicado» y estas dificultades «en lugar de remitir, aumentan. Hay más riesgo y una mayor incertidumbre, ahora también con la guerra en Ucrania, la inflación, la crisis energética, el aumento del precio de las materias primas, la crisis de suministros...», relata Arrieta. La 'tormenta perfecta' de la que hablan los economistas y que empezó con la epidemia del COVID «pasa factura».
La necesidad de financiación de las empresas es otra causa del repunte en las operaciones de venta «porque en un mundo cada vez más global y competitivo hay que hacer importantes inversiones en maquinaria, en tecnología... O hay capacidad para endeudarse, que no todos la tienen o quieren optar por esa vía, o buscas un socio mayoritario o directamente un comprador».
En busca de rentabilidad
En tercer lugar, «y en línea con lo anterior, para tener presencia internacional muchas veces hay que tejer alianzas comerciales», añade Pablo Arrieta, que pueden desembocar en una integración de la empresa pequeña en un grupo de mayor tamaño. «Pero también existe otro motivo», apunta Ernesto Gómez Tarragona, «y es la voracidad de los mercados financieros» y de los fondos de inversión «que buscan una rentabilidad cada vez mayor que no la encuentran en unos tipos de interés que siguen bajos».
Luis Ruano, director de Ricari –compañía de inversión participada por el Gobierno regional, la Cámara de Comercio, Iberdrola o Ibercaja y que se dedica a financiar a empresas riojanas–, señala que «quizá no estábamos acostumbrados a este tipo de operaciones» de venta de compañías «pero en un mundo globalizado son cada vez más habituales». El escenario ideal «sería tener más músculo en nuestra comunidad», reconoce Ruano, pero también concede importancia a «tener capacidad para retener el talento». Y cree que la llegada de capital foráneo «puede ser positivo y contribuir a mejorar la rentabilidad de nuestras compañías» y garantizar su supervivencia.
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