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El consumo de cajetillas de cigarrillos que había repuntado en La Rioja en los dos años anteriores se desplomó en nuestra comunidad durante 2023 a la cifra más baja desde que existen datos, a finales de la década de los ochenta. La entrada en vigor ... de la ley antitabaco en 2011, que prohibió fumar en recintos públicos cerrados o establecimientos de hostelería, trajo consigo un descenso considerable en la venta de tabaco y de los más de 23 millones de paquetes vendidos en 2010 se pasó un año después a 19,6 millones. Entonces comenzaba una tendencia a la baja que ahora toca fondo con las 15.025.003 cajetillas, un 3% menos que el ejercicio precedente y un 46,5% por debajo del dato de 2003.
Esta cifra, según las estadísticas que acaba de hacer públicos el Ministerio de Hacienda, se aproxima a los registros de la pandemia, porque tanto en 2020 como en 2021 se registraron también unas ventas que apenas superaban los quince millones de paquetes –de veinte cigarrillos cada unos–. El repunte de 2022 «lo podemos interpretar ahora, con los nuevos datos que conocemos, como algo puntual porque otra vez la línea es descendente», señala Jesús Ángel Calvo, presidente de la Unión de Asociaciones de Estanqueros de La Rioja y propietario de un negocio en Pradejón.
La caída en las ventas ha sido de 464.109 cajetillas, pero la facturación ha sido superior no sólo al año pasado sino también a los cinco anteriores. De hecho, desde 2016 no había recaudación tan elevada en la comunidad por la venta de paquetes de cigarrillos. Los 73.491.828 euros representan «el tercer mejor dato en la última década», resalta Calvo, y el sexto más elevado de la seria histórica del Ministerio que incluye 35 años.
La subida del precio del tabaco es la causa de este incremento «y es lo que mantiene a flote nuestro negocio, aunque también nosotros pagamos muchos más impuestos, porque el descenso del consumo es continuo. Algo, por otra parte, lógico teniendo en cuenta las campañas del Ministerio de Sanidad», sostiene el máximo dirigente de la patronal, que agrupa a unos cuarenta estancos del centenar que hay en La Rioja. Calvo asume que estamos hablando de un producto «que es nocivo para la salud» y que, por ejemplo, ha sido la causa de muerte en España de más personas en el periodo 2020-2022 –160.000 en total– que la pandemia, que provocó 120.000 fallecimientos esos tres años.
A la caída en las ventas –no sólo de cajetillas de cigarros, también de puros con 562.815 unidades menos– se le suman otros problemas contra los que el presidente de los estanqueros riojanos considera que «sí se puede luchar para que no suceda lo que está sucediendo». Se refiere a la venta de tabaco«de contrabando por internet, esto mueve millones y millones de euros, que además dejan de ingresar las arcas públicas del Estado».
Asimismo, también reclama una «mayor regulación para los vapeadores, mejor dicho una regulación que sea efectiva porque ahora mismo los vendemos nosotros pero también otros establecimientos y bazares». Calvo recuerda que estos dispositivos y los cigarrillos electrónicos «han de requerir de un control y no se pueden dispensar a menores».
Jesús Ángel Calvo
Presidente de los estanqueros riojanos
El responsable de los estanqueros riojanos destaca, por otra parte, el incremento de la comercialización en los otros dos tipos de tabaco: la picadura para pipa y para liar. En el primer caso, se vendieron el año pasado 31.220 kilos –tras una pequeña caída en 2022– y en el segundo, 4.939 en una clara tendencia al alza en los últimos tiempos. «Aquí influye de manera decisiva el precio, que es mucho más barato. Por ejemplo, con 30 gramos de tabaco para liar puedes conseguir entre 35 y 40 cigarrillos –casi dos paquetes– si los haces manualmente», explica Jesús Ángel Calvo.
El incremento del coste en estos dos productos es «mucho más contenido» porque, por ejemplo, en este 2024 las cajetillas ya han subido 25 céntimos. De hecho, el tabaco es una de las grandes fuentes de ingresos de la Agencia Tributaria después de los tres grandes impuestos: IRPF, IVA y Sociedades.
Al centenar de estancos registrados en La Rioja se sumó el año pasado otro más en Logroño, «aunque podían haber sido dos», apunta el presidente de la patronal. Porque salieron a subasta dos establecimientos, «sin embargo una de ellas quedó desierta». Nadie mostró interés en la puja.
La aportación económica necesaria pudo desmotivar a los posibles aspirantes. «Porque el esfuerzo que hay que hacer es grande», confiesa Jesús Ángel Calvo. De hecho, en la otra licencia que se adjudicó «el nuevo titular tuvo que abonar 90.000 euros», sin contar el desembolso para hacerse con el local, para equiparlo y para comprar el tabaco. «Estamos hablando de entre 200.000 y 300.000 euros para arrancar», calcula Calvo.
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