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Cambio radical del tiempo, de la treintena de grados de finales de abril al frescor otoñal de mayo, se ha traducido en toses, moqueos, estornudos... Muchos son catarros, pero la gripe sigue ahí y el SARS-CoV-2 tampoco ha abandonado la comunidad desde ... el estallido de la pandemia en marzo de 2020.
Sin miedo, pero sí con la precaución y la responsabilidad que ha inculcado en la población la pasada pesadilla sanitaria, muchos habitantes no dudan en acudir a su farmacia para adquirir el autotest que resuelva las dudas. En las últimas semanas, al menos en las farmacias de la capital riojana, es evidente el repunte en las ventas de estos dispositivos que, por un precio de 2,94 euros la unidad, son capaces de aclarar en apenas 15 minutos si no hay infección o, en caso de positivo si se trata de covid o de la gripe A o B.
«Se esta notando bastante, han subido las ventas tanto del test de antígenos de covid como el del combinado con gripe A y B», admite María Iturriaga, técnico de farmacia en la oficina de Sabrás de República Argentina, que explica que «la mayoría nos comentan que tienen conocidos que han vuelto a cogerlo y, sobre todo, por descartar riesgos para proteger a las personas mayores con las que están».
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R. G. L.
En el mismo sentido, Ana Sigüenza, farmacéutica de la Farmacia México, en Vara de Rey, asegura que «el repunte se ha notado especialmente en las últimas semanas, desde el cambio del tiempo, porque hay mucha gente acatarrada que prefiere descartar el virus para proteger a los mayores y los vulnerables».
No ocurre lo mismo en el conjunto de la comunidad, donde las ventas de autotest sí se notaron especialmente en las inmediaciones de la Semana Santa. «En las cabeceras y en los pueblos pequeños hubo un aumento de las ventas tanto en marzo como en abril, pero ahora en mayo va más con cuentagotas porque la gente ya no tiene la obsesión ni el miedo del pasado», asegura Mario Domínguez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de La Rioja, que sí insiste en que «aunque está claro que no estamos en la situación de antes, sin alarmismos, hay que seguir cuidándose y, sobre todo, proteger a los más vulnerables y a los mayores».
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