Veinticinco años de una noticia que no debió nacer

Desde luego, salvo la presión del día, todo era aparentemente normal, aunque desde la llegada al portal de la vivienda una pareja de la Guardia Civil con cetme, más otro agente en el descansillo de la entrada, gritaban a las claras que allí no estaban por casualidad o porque al niño de tres años fueran a llamarle la atención. Allí, todavía quizás un poco aturdido –es lo que me pareció– estaba el padre que había vuelto a recobrar la libertad de la que nunca debió haber sido privado: José Antonio Ortega Lara. También su mujer, Domitila, y su cuñado, Isaac, portavoz de la familia durante el torturado y dramático secuestro de José Antonio, y algunos familiares cercanos.

El escenario, visto con ojos de periodista, no podía ser más sobrecogedor. Y no por el contexto en sí mismo, sino por la circunstancia de que era la primera vez que José Antonio se encontraba con un periodista, curiosamente para agradecer una iniciativa de Diario LA RIOJA, una iniciativa solidaria de los lectores del periódico, que en muy pocos días respondieron a la propuesta de 'Un Rioja para Ortega Lara': reunir 532 botellas de la DOCa Rioja, una por cada día de secuestro, pues José Antonio había mostrado su deseo a la entrada del hospital tras su liberación el 1 de julio –era el año 1997 y ahora se cumplen 25 años de la feliz noticia– de «tomar un vino de Rioja». La petición causó sorpresa a los médicos, que al momento le aclararon que era imposible, si bien reconocieron que era un deseo íntimo que le situaba en la calle Laurel junto con sus amigos y compañeros de la prisión de Logroño.

Hubo saludos, y si se me permite destacar, muy afectuosos por parte de toda la familia de José Antonio a quien sorprendió la iniciativa de 'Un Rioja para Ortega Lara' y, seguramente, mucho más la rapidez con la que los lectores habían respondido. Lo sorprendente –y los ojos del periodista se nublaron por unas lágrimas, que finalmente cayeron– es que en las manos de Domitila había una gran caja de bombones y de sus labios brotó una muestra de agradecimiento innecesaria, inesperada, indescriptible: «Como gracias al periódico por todas las noticias de esperanza durante el secuestro». El 'responsable' de ese agradecimiento había sido José Ignacio Ceniceros, el funcionario de prisiones, compañero de José Antonio, en el que ETA había puesto al principio los ojos para el secuestro porque reunía, además, la condición de secretario general del PP en La Rioja, dos situaciones que hubieran amplificado todavía más la acción criminal. Durante el tiempo del secuestro, José Ignacio había ido recopilando toda la información que Diario LA RIOJA iba publicando sobre la tragedia y, al final, entregó una voluminosa colección de páginas encuadernadas que, sin saberlo nosotros, fue el pasaporte periodístico para ser los primeros de toda la prensa en entrevistar a José Antonio. Una primicia que nunca consideramos como exclusiva, sino como patrimonio informativo de todos los lectores, de todos los oyentes de la radio y de todos los telespectadores de televisión y, así, facilitamos toda la información y las imágenes a quien nos la solicitó... ¡que fueron todos! Tele 5, Antena 3, TVE, la SER, RNE... Todos se hicieron eco de la primera frase de José Antonio: «Gracias, España, por el cariño que me habéis mostrado durante mi secuestro». Algo que no pudo sentir en el macabro zulo en el que la banda terrorista ETA le mantuvo encerrado y que solo la pericia de la Guardia Civil permitió descubrir tras liberarlo con vida, porque la muerte hubiera sido su destino por el deseo criminal de sus secuestradores.

El periódico fue, sin duda, el medio periodístico español que mejor supo mantener la tensión para que no se olvidara un secuestro que se había iniciado a las puertas de la prisión logroñesa, donde cada miércoles se convocaba a una concentración, y reproducía al día siguiente en primera durante todos los jueves que duró el secuestro, la fotografía de la solidaridad de la población riojana que se concentraba en El Espolón. Lo sentimos como una obligación de conciencia ciudadana que mantuviera en la opinión pública el recuerdo siempre presente del torturador secuestro. Como también cumplimos con el pudor periodístico cuando publicamos en primicia y en portada la dramática noticia del secuestro que las excelentes fuentes que José Ignacio Gasco y Topño del Río tenían: «Ha sido un secuestro de ETA». Así lo dijeron en redacción y todos les creímos.

Por eso formaba parte de la comitiva periodística que entregó a José Antonio las 532 botellas de vino de Rioja que se almacenaron ordenadas en una casa de pueblo que su familia tenía en Montuenga. Un alfarero de Asturias se había puesto en contacto con el periódico y ofrecido para habilitar una estructura de celdillas que alojaran individualmente cada una de las botellas. La solidaridad, está claro, no tenía fronteras ante un secuestro como el de José Antonio.

Veinticinco años no han borrado ninguna de las sensaciones y emociones que Diario LA RIOJA vivió, ahora hace 25 años, tras la liberación de José Antonio Ortega Lara. Nunca hubiéramos querido dar la primicia periodística de su secuestro; nunca hubiéramos querido celebrar la primicia de ser los primeros en tener declaraciones de José Antonio Ortega Lara; nunca hubiéramos querido apelar a nuestros lectores para reunir 532 botellas de Rioja para Ortega Lara...

Hoy, 25 años después de haber podido ofrecer a toda España las primeras declaraciones de José Antonio Ortega Lara a través de Diario LA RIOJA, celebramos su libertad y las esperanzas de que nunca más volvamos a vivir una noticia que nos recuerde a aquel torturado secuestro de José Antonio Ortega Lara.