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E. BEISTI
LOGROÑO.
Domingo, 2 de junio 2019, 09:18
Lo que quedó ayer claro en la plaza del Mercado de Logroño es que el veganismo es más que una dieta y que está aquí para quedarse. Casi una treintena de puestos, clases de zumba, yoga, música, teatro, cuentacuentos y una cata de vinos era la oferta que ayer ponía sobre la mesa el Veg Fest de la mano de Anima Naturalis con la colaboración del Ayuntamiento de Logroño, la Unión Vegetariana Española e Imagínate.
La plaza estaba ayer a rebosar. Allí se mezclaban veganos y vegetarianos de convicción, aprendices en estas lides y público ocasional de los de 'yo pasaba por aquí', todos disfrutando de la soleada mañana para pasear entre los puestos y empaparse de una filosofía de vida.
En uno de ellos encontramos a Alejandra, madre de tres hijos y con el cuarto en camino, que se interesaba por los pañales veganos que anunciaba uno de los carteles. «Yo soy vegana en todos los aspectos de mi vida. Sí que es verdad que mis hijos son pequeños y aún son sólo vegetarianos, consumen leche y huevos, pero yo llevo esta filosofía a todos los niveles, desde la alimentación a la higiene personal, doméstica, calzado, ropa... a todo lo que podemos», aseguraba, mientras defendía que el precio más alto de estos productos se compensa con la vida útil que puede dárseles. «Uno de estos pañales veganos cuesta 18 euros, pero te sirve casi hasta que el niño tenga que dejar el pañal, así que sale rentable», concluía esta madre de familia numerosa.
Cristina también curioseaba en una de los puestos de camisetas de la feria. Ella, vegana de pies a cabeza, lo hace «por los animales y por el planeta» y defiende este tipo de iniciativas porque dan a conocer la problemática de los animales y, de paso, las tiendas y proyectos que se desarrollan en este ámbito.
Con otro punto de vista pasaba ayer Silvia por la plaza del Mercado acompañada de sus dos perros. «Yo estoy descubriendo un poco este mundo. He venido a curiosear, pero sí que es verdad que me animo a comer comida vegetariana y me parecen una idea perfecta estas iniciativas, hacen cosas muy interesantes, pero lo del veganismo aún me cuesta, se me hace duro», confesaba la joven.
Del mismo modo, Judit, que visita estos días la capital riojana acompañada de una amiga procedente de Barcelona, aseguraba que se habían acercado a la zona a echar un vistazo y reconocía ser omnívora. «Entendemos que la industria cárnica no es buena, pero no he dejado la carne, aunque he disminuido su consumo, porque tampoco creo que sea la solución. Y además los productos son caros y no todo el mundo se los puede permitir -opina-, además de que no son tan fáciles de encontrar».
Diferentes puntos de vista en una jornada en la que lo que quedó claro es que se puede llevar una vida libre de toda clase de explotación animal a todos los niveles, no sólo en lo refente a alimentación, y que esta opción ha dejado de ser una moda para convertirse en un modo de vida.
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