Secciones
Servicios
Destacamos
Hay quien entra en una empresa por casualidad. Otros, como Enrique del Río, por elección. Fue él quien decidió trabajar para Diario LA RIOJA cuando, aun teniendo otro trabajo, le llamaron para cubrir una vacante. Y entre aquel septiembre de 1988 y su jubilación 31 ... años después, la certera mirada de Enrique ha tamizado los eventos de la región. «Durante unos años estuve yo solo de fotógrafo –recuerda– y me tuve que adaptar rápido, yo nunca había hecho fotografía de prensa».
Pese a su experiencia, Enrique se notaba con algunas carencias:«Veía que necesitaba tener conocimientos periodísticos, más criterio». «A veces me quedaba sorprendido cuando veía que fotos que a mí me gustaban eran rechazadas», argumenta Enrique para explicar por qué se lanzó a estudiar Periodismo.
En tres décadas son miles las imágenes que han salido de los objetivos de Enrique del Río. Algunas le han «marcado» especialmente. Recuerda con cariño un reportaje que realizó «nada más entrar, sobre el pantano de Mansilla que estaba a un nivel bajísimo de agua y se veían todas las casas antiguas». «Las hice en blanco y negro y las revelé en el laboratorio; en esa época había que esperar para qué había salido», rememora Enrique citando la incertidumbre que acompañaba a su trabajo antes de la revolución digital. Un romanticismo, el del carrete por revelar, que ha desaparecido. «Esa duda de no saber qué habías sacado tenía parte de desasosiego y de aliciente por ver si habías conseguido lo que buscabas», admite Enrique. Destaca pero por otro motivo la manifestación por Miguel Ángel Blanco que «fue algo impresionante». «Sabíamos que iba a ser espectacular y conseguimos, con una grúa, una imagen en la que se veía toda la Gran Vía llena. Ver la sensibilidad de tanta gente ante hechos tan dramáticos marca mucho».
En el 'debe' de Enrique no se han quedado mucho 'clics': «Como decía Cartier-Bresson, hay que saber captar el instante, y creo que los fotógrafos de prensa tenemos instinto para eso, pero evidentemente algunos se escapan». Uno que no perdió pero que le hizo jugarse el tipo, cita el propio fotógrafo, fue en unas vaquillas de San Mateo:«Había una vaca que saltaba continuamente al callejón y cuando me acerqué saltó donde estaba yo y le dio al que estaba delante de mí. Lo capté, pero enseguida tuve que correr yo también».
Reflexiona Enrique también sobre determinadas fotografías, las de accidentes, sucesos luctuosos o instantes similares. «Hay veces en las que, cuando estás haciendo fotos por ejemplo de un accidente, no eres consciente de todo lo que recoge la cámara. Y hay detalles que no habías visto antes que te hacen preguntarte si hay que pasar o no esa imagen, si es necesaria», analiza este fotógrafo en cuya última etapa profesional se dedicó a la edición fotográfica, en el equipo de Diseño del periódico. Tanto para sus integrantes, José Ángel, David y Juanan, como sus compañeros fotógrafos (Juan, Justo, Tomás, Antonio, Sonia, Alfredo, Fernando, ...) Enrique solo tiene buenas palabras:«De todos he aprendido y ha sido muy grafiticante trabajar con ellos».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.