Haro es una ciudad segura, según asegura su alcaldesa Laura Rivado. «De hecho así lo demuestran los datos que periódicamente arroja la Junta Local de Seguridad, que refleja que cada año los índices de criminalidad bajan».
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Sin embargo, reconoce que se producen hechos vandálicos puntuales, ... coincidiendo con la época de mayor afluencia de visitantes. «Somos una ciudad muy frecuentada en fin de semana y con mucho turista, y no escapamos a que, lamentablemente, se produzca de vez en cuando rotura de mobiliario urbano, pintadas, vuelco de contenedores, etc.».
Según explica, donde más se producen es en las zonas más alejadas del centro del municipio. El Ferial, el parque de El Mazo –donde últimamente un par de veces han amanecido los bancos y las mesas dentro del estanque–, aunque también aparecen pintadas recurrentes en el centro de la ciudad.
«La Policía Local trabaja de forma conjunta con la Guardia Civil y, en muchas ocasiones, se ha dado con los infractores y se les ha multado –explica Rivado– y lamentablemente otras no, aunque trabajamos para que estos casos vayan descendiendo».
Económicamente, la rotura de un árbol, con cierta frecuencia en fiestas, tiene un coste de entre 500 y 1.000 euros, dependiendo de la especie. «Pero ya no es solo su coste económico, sino que supone que la brigada de obras, en ese momento, no puede hacer otras cuestiones necesarias para la ciudad», lamenta.
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