Sara Gómez Martínez | Investigadora en Nanomedicina
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Sara Gómez Martínez | Investigadora en Nanomedicina
«Vamos a probar una terapia oncológica con pacientes riojanos y es muy ilusionante»Brindará desde la lejanía. Esta semana, Sara Gómez Martínez (Logroño, 1979) participa en un congreso en Milán, pero hoy levantará su copa, tal vez imaginaria, con motivo del Día Mundial de la Nanotecnología, un área que, además de su profesión es su pasión. La científica ... logroñesa se confiesa una «privilegiada» en un país donde la investigación afronta aún demasiadas trabas. Directora técnica de la biofarmacéutica navarra InnoUp Farma, su trabajo le permite residir en la capital riojana. Licenciada en Farmacia en la Universidad de Navarra, allí hizo también el doctorado en nanomedicina, financiado gracias a la beca de Formación de Personal Investigador del Gobierno de La Rioja. Su tesis doctoral, sobre un tipo de nanopartículas que servían como tratamiento para la alergia, desembocaron en una investigación para la que fue licenciada la firma navarra, a la que se incorporó en 2015. Desde ahí trabaja en varios proyectos, dos especialmente avanzados: un desarrollo frente a la alergia al cacahuete y un tratamiento oncológico, especialmente «ilusionante», porque, de hecho, incluirá el próximo año a pacientes riojanos en su fase clínica 2.
- Hoy, 9 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Nanotecnología, es una ciencia ya del presente, pero ¿sobre todo del futuro?
- Bueno, ya llevamos unos años. Yo empecé la tesis en el 2002, con lo cual en ese año en la Universidad de Navarra ya había un grupo que estaba trabajando con nanomedicina y, desde luego, no podemos olvidar que las vacunas de Pfizer y de Moderna son nanopartículas que nos han salvado de una pandemia. La nanomedicina por supuesto que es ya el presente, pero estoy segura de que en el futuro se va a desarrollar muchísimo más y vamos a llegar a ver cosas muy sorprendentes.
- ¿Podemos llegar a imaginarnos a dónde nos pueden conducir?
- Creo que la nanomedicina tiene mucho potencial que todavía hay que explorar. Probablemente ni siquiera podamos imaginarnos, hoy en día, a qué será capaz de llegar en el futuro. Actualmente, la nanomedicina lo que hace es que fármacos que son muy tóxicos o que, por ejemplo, no llegan al lugar de acción, sean capaces de explotar sus posibilidades, esto es, con la nanomedicina lo que hacemos es encapsular al fármaco en una nanopartícula y lo llevamos al lugar donde tiene que actuar, de tal forma que la terapia es mucho más dirigida, mucho más personalizada y mucho más inteligente, vamos a decir. Es una terapia menos tóxica y más eficaz.
- Su empresa ha desarrollado un tratamiento oncológico, el INP12, que se va a probar el año próximo con pacientes riojanos. ¿Es una doble alegría?
- Sí, me hace mucha ilusión porque vamos a terminar a final de este año la fase 1 y para la 2, el año próximo, vamos a incluir al Hospital San Pedro. Existe un anticanceroso, el Paclitaxel, que se utiliza en la práctica clínica habitualmente y tiene buena eficacia, pero tiene una toxicidad alta porque se administra por vía intravenosa y lo que hemos hecho nosotros es encapsular en las nanopartículas este fármaco de tal forma que lo podemos administrar por vía oral y se tolera mucho mejor. Estamos haciendo el ensayo clínico en el Vall d'Hebron en Barcelona y la verdad es que estamos teniendo muy buenos resultados de tolerancia por parte de los pacientes, que casi no refieren efectos adversos al tratamiento, lo que para un agente anticanceroso es mucho decir. Aunque su indicación principal es para el cáncer de mama, es un agente anticanceroso que se utiliza también en otros tumores sólidos.
- ¿Abre esto entonces las puertas a una posible aplicación de la nanomedicina frente a cualquier tipo de cáncer?
- Efectivamente, cualquier anticanceroso que se administra por vía intravenosa y que tiene una toxicidad alta sería susceptible de que se le aplicara esta plataforma nanotecnologica para poder administrarlo por vía oral y mejorar su toxicidad.
- Otro de sus desarrollos tiene que ver con la alergia a los cacahuetes, en forma de vacuna bautizada como INP20. ¿Qué han conseguido?
- Cuando yo me incorporé a Innoup existía un desarrollo muy incipiente que se había hecho en la universidad. Desde la empresa, hicimos todos los estudios que nos exigía la Agencia del Medicamento para que nos autorizaran el ensayo clínico. Realizamos todos los estudios en animales y, por supuesto, pusimos a punto todo el método de fabricación, porque no es lo mismo fabricar nanopartículas en el laboratorio que para su comercialización humana, porque debe hacerse en plantas muy controladas y bajo unos procedimientos muy estrictos. Es un camino muy largo y con muchos, pero finalmente la agencia nos aprobó el ensayo clínico y comenzamos a administrar las nanopartículas de cacahuete a pacientes en la Clínica Universidad de Navarra (CUN) y en el Hospital Universitario de Navarra (HUN) y, además, hemos abierto otro centro, que es la Clínica Universitaria de Madrid. El ensayo clínico consistía en administrar seis dosis crecientes y ya hemos cubierto las cinco primeras con muy buenos resultados de tolerancia por parte de los pacientes. Estamos terminando la dosis más alta, la última, con lo cual antes de que acabe el año esperamos concluir. Nos falta algún paciente más por reclutar porque no es fácil encontrar alérgicos a cacahuete con esta tipología, así que aprovecho para lanzar el mensaje a los lectores: si conocen a algún paciente alérgico a cacahuete, mayor de 12 años, que esté interesado en participar en este ensayo, puede contactar con el Departamento de Alergología de la Clínica Universitaria de Navarra (ensayocacahuete@unav.es– 948 42 56 00) o del Hospital Universitario de Navarra (servicio.alergias@navarra.es– 848 42 86 68). Durante la fase 1 hemos administrado el tratamiento de nanopartículas durante 14 días, y, puesto que los pacientes han tolerado muy bien el fármaco, vamos a pasar a la siguiente fase, que supone seis meses de tratamiento. Para poder disponer del fármaco y comercializarlo todavía queda, porque se estima en una década el periodo que transcurre desde que se empieza con el desarrollo de un medicamento hasta que llega al mercado. Diez años de un camino muy arduo que no es nada fácil de recorrer.
Sara Gómez Martínez
Investigadora
- ¿Podría ser aplicable también este desarrollo a otras alergias alimentarias o de otro tipo?
- Sí, desde luego. Estas nanopartículas hay que entenderlas como una plataforma; es decir, si de este desarrollo con extracto de cacahuete para alérgicos a cacahuete obtenemos buenos resultados, la idea es poder incorporar cualquier otro alérgeno alimentario que pudiera darse; leche, huevo, otros frutos secos, pescados... La nanopartícula es una plataforma, un vehículo que facilita la respuesta del sistema inmune para que el paciente se haga tolerante con lo cual puede valer para cacahuete y para otros muchos alérgenos.
- Cada vez hay más alérgicos, ¿pueden empezar a soñar con la curación?
- Bueno, ojalá. Yo todavía no puedo decir que vayamos a curar la alergia, pero eso es lo que intentamos claro o al menos evitar posibles anafilaxias y reacciones adversas graves.
- Hablaba de las ventajas de los medicamentos basados en la innovación nanotecnológica. ¿Algún inconveniente?
- Bueno, es verdad que cuando las nanopartículas son muy pequeñas (menos de 100nm, que no es nuestro caso), y se administran por vía intravenosa, puede haber cierto riesgo de tromboembolismo. En nuestro desarrollo la administración es oral y las nanopartículas no pasan a la sangre, así que son totalmente seguras. No obstante, los efectos adversos de las nanopartículas se conocen y se controlan, de tal forma que no tienen que ocurrir si se toman las precauciones adecuadas.
- ¿Hay otras dificultades añadidas previas? Entiendo que este tipo de investigaciones son muy costosas, ¿no?.
- Pues sí, baratas no son, desde luego. Cualquier desarrollo farmacéutico que implique ensayos clínicos, fabricación, etc... es carísimo. En el caso concreto de la nanotecnología, aunque lleva ya años, tampoco hay tantos desarrollos en el mercado y una de las razones es porque son fabricaciones que en el laboratorio se hacen bien, pero que en plantas industriales son muy complicadas.
- ¿Ha mejorado la investigación en España tras la pandemia, o sigue siendo un lujo para un científico poder trabajar en su país e incluso, como es su caso, al lado de su tierra?
- Cuando empezó la pandemia, por intentar buscarle algo bueno, yo tenía la esperanza de que cambiase todo, al darnos cuenta de lo importante que es la investigación para que la sociedad avance, pero si te soy sincera tampoco he visto muchos cambios. Yo, efectivamente, me siento una privilegiada porque puedo trabajar en lo que me gusta, que es, además, uno de los pilares de mi vida. Pero teniendo en cuenta la situación de la investigación en general, considero que en España no se invierte lo suficiente. Es más, somos capaces de formar muy buenos investigadores, pero luego se van al extranjero, donde son además muy valorados.Yo, insisto, soy afortunada y concretamente nuestra empresa tiene varios proyectos financiados a través del ministerio, pero en términos generales hace falta mucha más inversión. Al fin y al cabo, una empresa biotecnológica como Innoup compite con firmas de todo el mundo, incluido Estados Unidos, donde tienen infinitamente más recursos que nosotros.
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