«No se valora a los camiones, parece que solo molestan»

«Cualquiera que se traslade en coche a Logroño no quiere que haya camiones en la carretera pero por algún lado tenemos que circular», comenta Félix, que añade que «también hay que tener en cuenta que todos pagan con sus impuestos la reducción aplicada a los camioneros por utilizar la autopista».

Respecto a los accidentes de tráfico expone que «es cierto que se ha reducido mucho la siniestralidad pero a la vez ha aumentado en la carretera que va por Mendavia, Lodosa y Azagra y eso no se dice».

«Para ir a Calahorra tengo que hacer diecisiete kilómetros más cuando vengo de Zaragoza para llegar al aparcamiento de camiones, y otros tantos para salir (con la obligatoriedad de ir por autopista en lugar de la 232). Si hago diez viajes al mes son trescientos cuarenta kilómetros. Si lo multiplicas por once meses hablamos de más de cuatro mil kilómetros al año. La autopista está muy bien para los que, como pone en los carteles, van en tránsito. Es una gozada para el que viene de Bilbao, por ejemplo, y va a Zaragoza, pero si estás aquí conlleva un gasto y supone hacer rodeos», explica Félix.

Este camionero calagurritano pone sobre la mesa otras cuestiones: «Cada camión en La Rioja deja en su pueblo más de 5.000 euros al mes entre gasoil, seguros, carroceros, ruedas... Parece que los camiones no hacen otra cosa que molestar pero no se ve el beneficio económico que generan, no se valora, solo se ven como un estorbo, no se ponen en nuestro lugar. ¿Qué la presencia de camiones provoca accidentes? Es verdad, igual de cierto que muchos no han sido culpa de los camioneros».

En su caso indica que suele cargar en San Adrián y en muchas ocasiones no va a comer a casa para evitar el lío de dejar el camión en el aparcamiento del polígono y tener que ir luego a la autopista. «Se me va casi media hora», indica el conductor, «y eso que yo voy a Barcelona. Para el que trabaje a corta distancia, entre La Rioja y Navarra, supone un incordio terrible».

«En los lugares que quitan los camiones en tránsito, a la vuelta de cinco años o menos se quedan muertos, como los aeropuertos de las películas donde se ven los matorrales arrastrados por el viento. Es lo que está pasando en Calahorra. La falta de movimiento de camioneros repercute en las gasolineras y restaurantes de carretera, talleres...», afirma el chófer.

Félix comenta que en Calahorra actualmente hay unos ochenta o noventa profesionales del sector del transporte, de los cuales sesenta utilizan el aparcamiento situado en el polígono de Tejerías.

Como socio de Atradis Rioja (Asociación de Transportistas Discreccionales) cree que este colectivo debería defender mejor sus intereses. «A los camioneros que salimos o volvemos a La Rioja, pagamos aquí nuestros impuestos y realizamos nuestros gastos, deberían dejarnos transitar en la región por la nacional», incide Félix.

Este transportista tiene claras otras cuestiones: «Hoy en día esto es un tema político, independientemente del partido que esté gobernando o en la oposición. En el momento que vuelvan los camiones a la N-232, el político que firme el papel se enfrentará al gran problema que provocará el primer muerto en accidente de tráfico. Por eso veo difícil que ocurra. Y hay otro tema, el exceso de velocidad ¿Qué camión va a ochenta por hora y qué coche a noventa? ¿Y para qué gastaron pintura en la doble línea continua?».