El vaciado de la presa de Enciso garantiza el riego este verano en La Rioja Baja

Comenzaba despacio, a 1,5 metros cúbicos por segundo. Cuando el Ebro pase por Castejón a menos de 40 m3, pasará a soltar 6 m3. Siempre estudiando el comportamiento de la infraestructura. Curiosamente, la quincena de vecinos con huerta de Enciso van a ser los que menos precisen su agua. «Con el caudal ecológico que tiene, nos sobra. No estábamos preocupados, regamos una o dos veces a la semana», describe Ricardo Ochoa, alcalde y uno de los hortelanos de la villa.

Ese arroyo avanza por las localidades y buena parte se filtra bajo el suelo. Este agua servirá para alimentar el acuífero bajo Herce y Arnedo, de 27 hm3 y que da de beber a varias localidades.

Valle abajo el Cidacos se expande a más zona de huerta. De ahí que comunidades de regantes como la de la acequia de Mabad, con 550 agricultores, reciban el agua como «magnífica noticia» después de las limitaciones vividas de regar dos o tres días a la semana. Eso sí, los regantes arnedanos son conscientes de que representan sólo 50 hectáreas de huertas familiares. Por ello, su presidente, Urbano Beriaín, reflexiona sobre la necesidad de modernizar sus sistemas y abandonar el riego a manta para ganar eficiencia. Así lo hicieron río abajo los de la acequia de Mabad de Quel y Autol, en 1.750 hectáreas dedicadas en especial al olivar y a la viña, tras el proceso de modernización iniciado en 2019.

En la villa catona, el agricultor Mateo Calvo labraba sus campos ayer antes de ir a la procesión de mediodía por San Isidro. «Cualquier agua que baje por el río Cidacos, en un punto o en otro de Autol nos vamos a beneficiar, bien sea para recuperar un pozo que tengamos para bombeo que esté en horas bajas, para el de agua de boca municipal y, por supuesto, para mejorar los azudes», afirma uno de los integrantes de la junta provisional de la Comunidad de regantes de la Margen Derecha del Cidacos, surgida para aprovechar el agua de riego de la presa de Enciso. Con el caudal ecológico que mantenía el río, la preocupación se cernía en Autol. «Ya estábamos temblando», confiesa Calvo, quien confía en que este desembalse evite restricciones y facilite regar con normalidad. «Aunque no nos ha llegado a faltar, llega en un muy buen momento. Si consiguen que este agua dure hasta agosto se salvarán cultivos tan importantes como la viña, además de las huertas de autoconsumo», dice.

El caudal ecológico y el agua que se sobraba por los aliviaderos han alimentado la balsa del Perdiguero en Calahorra, que ha estado por encima del 90%. Las nuevas aportaciones garantizarán meses sin preocupaciones en las 600 hectáreas que riega. Y en las otras 2.900 que dependen del Cidacos en Calahorra. También reciben la «buena noticia» los regantes del Ebro de Alfaro.