Vacaciones de verano: mejor esperar

Quizá la mejor señal de que la pandemia está iniciando su cuesta abajo es que cada vez más empezamos a pensar en el después. Son muchas las incertidumbres que nos esperan en los próximos meses (y años) pero hay quien está empezado a pensar ya en el futuro más inmediato de «normalidad». ¿Tendremos vacaciones de verano?

Poniéndonos en lo mejor (que las medidas de confinamiento hayan acabado prácticamente cuando llegue julio) la pregunta es, para muchos, qué hacer: ¿Empezamos a reservar por anticipado, intentando aprovechar la bonanza de precios que se supone con la situación actual, o esperamos?

Por ahora, las voces son prácticamente unánimes: mejor esperar. Lo dijo el ministro de Consumo, Alberto Garzón, que pedía esta semana «paciencia y prudencia», en una entrevista en TVE. «Desgraciadamente desconocemos muchas cosas todavía, los científicos desconocen muchas cosas del virus y de su forma de extenderse y por lo tanto la planificación económica o de planes de ocio se tienen que quedar también en cuarentena». En esa misma entrevista, Garzón recordaba que las agencias pueden, merced a un real decreto reciente, entregar al comprador un bono para compensar el viaje cancelado por culpa del COVID-19. Bonos con caducidad de un año, que si no son usados en ese tiempo serán reembolsados íntegramente. Se trata de proteger a los consumidores, sí, pero también a las pequeñas y medianas empresas turísticas, que se enfrentaban a una catarata de devoluciones de efectivo a la que si no, no hubieran podido hacer frente.

Hay actores, sin embargo, que no están muy de acuerdo con ese sistema. Esta misma semana, la asociación de consumidores Facua recomendaba a los consumidores no reservar viajes todavía, precisamente por las dudas surgidas en torno a esos bonos.

Y es que Facua se ponía en lo peor: «Ante la posibilidad de que determinadas empresas de estos sectores quiebren, admitir bonos puede ser peligroso si no tienen el respaldo de un documento emitido por un avalista –banco o aseguradora– que asegure que el importe concreto adeudado está cubierto».

Una afirmación que, como era de esperar, levantó las iras de las agencias de viajes. Según la patronal Acave, «en este periodo se han incrementado las garantías que ofrecen las agencias de viajes y se han flexibilizado más los plazos de cancelación». Y para ellos, en caso de que los viajes no se realicen, esos bonos son seguros. Los bonos entregados por las agencias «están garantizados», afirman, porque «tienen la solvencia de la propia empresa y, en caso de que ésta entrara en insolvencia, hay una póliza de caución que los cubriría, explican.

Facua, sin embargo, recuerda que en las últimas semanas ha habido muchos problemas: las negativas a cumplir con la normativa en materia de vuelos y viajes combinados son «los principales motivos de las consultas y reclamaciones que han planteado los consumidores en FACUA durante el primer mes de estado de alarma».