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El futuro de La Rioja como comunidad autónoma se ligó desde el principio a la creación de su universidad. Pero no todos los políticos estuvieron de acuerdo en que ese era el horizonte razonable. Hubo quien aspiraba a mucho y quien se conformaba con menos, ... recuerda Luis Español, el entonces director del Colegio Universitario de La Rioja, que siempre se reivindicó con la expectativa de universidad, aunque en varias ocasiones estuvo a punto de cerrarse y no conseguirlo. «El final de los 70 y el principio de los 80 fueron críticos. Tocaba decidir si se cerraban o no los colegios», recuerda Español. «El de Logroño sobrevivió y pronto tomó consistencia la idea de un campus que diera acceso a facultades completas. La aprobación del Estatuto llegó coincidiendo con el final del año académico 81-82, y arrojó una buen dosis de optimismo. De entonces es el eslogan de Amigos de La Rioja 'Hoy Colegio, mañana Universidad». Pero al mismo tiempo se vivía en plena disputa financiera. «Veníamos de la crisis de los años 70, agravada en nuestro caso por las dificultades de un sostenimiento financiero del Colegio por parte de la Diputación Provincial, el Ayuntamiento y las dos cajas de ahorro que lo gestionaban». Pero, además, el Colegio, que se constituyó al amparo de un decreto viejo llamado a desaparecer, debía nombrar una persona jurídica, pero las cuatro financiadoras no se ponían de acuerdo. Como recuerda Español, fue en ese momento de incertidumbre cuando la Autonomía tuvo un papel fundamental. La Diputación, que estaba trabajando en unos estatutos, se hizo cargo de la titularidad del Colegio y todo empezó a rodar, hasta tal punto que la del curso 81-82 ya fue una apertura con discursos y autoridades en clave universitaria. Con la autonomía a la vista, la situación empezó a tranquilizarse, hasta que en el 86 se constituyó como un centro más de la Universidad de Zaragoza y la idea de una universidad propia tomó consistencia. Lo que vino después, recuerda Español, fue un camino más o menos tortuoso, lleno de debates con opiniones de todo tipo, desde los que se preguntaban a dónde va Logroño con lo pequeñita que es para tener universidad o aquellos que consideraban que no podía ser la única autonomía sin campus.
Del CUR a la UR: Panorámica del aspecto que presentaba el campus antes del inicio de las obras. En 1982 la sección de Ciencias estaba en el actual edificio Smart (Capitán Gaona) y la de Letras en la que también fue residencia universitaria Santo Domingo, entre la calles Caballero de la Rosa y Magisterio. // Abajo, vista panorámica, en la actualidad, del campus universitario riojano en una imagen tomada desde la Residencia Santa Justa. En primer plano el edificio al que da nombre Quintiliano.
Uno de los participantes como oyente en aquellos debates públicos fue Urbano Espinosa. Aunque no sería hasta 1992 cuando se implicaría coincidiendo con la aprobación del proyecto de ley de creación de la Universidad. Antes de ser primer rector electo, le tocó participar en la implantación de la UR como vicerrector de Estudiantes y luego Desarrollo Económico. «Fueron dos años conflictivos desde el punto de vista social y político porque la UR se puso en marcha sin una dotación económica adecuada. Los poco más de 900 millones de pesetas llegaban justo para pagar los gastos corrientes, las nóminas y poco más, sin opción de desarrollar titulaciones, ni infraestructuras, ni servicio». «Incluso, recuerda, hubo que contratar unos contenedores y convertirlos en laboratorio de Químicas. A partir de 1994, desde el Ministerio se dio luz vez a la elección de órganos de gobierno, dotación de estatutos y elección de rector, un paso que se aprovechó para iniciar un proceso reivindicativo de ese déficit. El resultado: «Conseguimos que la dinámica de financiación cambiara radicalmente y pudimos consolidar las titulaciones, algunas pioneras como Enología».
1982 362 alumnos. 228 en Letras (Filología, y Geografía e Histroia) y 134, en el Ciencias (Matemáticas, Químicas y Física). El presupuesto era de 150 millones de pesetas. Casi 1 millón de euros
2022 4.541 alumnos, repartidos en 19 Grados, 19 másters, 13 doctorados, Erasmus y Movilidad. El presupuesto asciente a 52 milllones.
Pero fueron las transferencias de la universidad a la Comunidad cuando el campus empezó a tomar forma. Y esto se produjo en septiembre del 96, con Espinosa como rector y con Felipe González en el Gobierno central y Pedro Sanz en el de La Rioja. «La construcción edificios, el Rectorado, el Complejo... se hicieron desde el Gobierno de La Rioja». Veintiséis años después solo quedan las fotos en blanco y negro (arriba). La nueva realidad tiene otro color. «Si ahora no nos imaginamos una comunidad autónoma sin su universidad es porque, por derecho propio se ha convertido en uno de los motores de desarrollo social, económico y cultural más importantes de la región, y nos vamos a empeñar en seguir siéndolo», afirma el actual rector de la UR, Juan Carlos Ayala, para quien, si se echa la vista atrás, la creación de la UR hace 30 años «solo puede considerarse como un logro colectivo y compartido». Solo un dato, si en el curso 81-22, el número de alumnos matriculados en el Colegio eran 362, hoy son 4.541. Ya el 31,8% de los riojanos tiene formación universitaria.
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