UNIR estrena doctores honoris causa

Elegidos, además de por sus incuestionables y numerosos méritos académicos, por tratarse de los representantes de las cuatro reales academias de la Lengua más antiguas, recibieron cada uno su birrete, un libro, un anillo y unos guantes blancos en una fecha señalada, el 13 de octubre. Porque justo hoy se cumplían los quince años de la aprobación por el Parlamento de La Rioja de la creación de UNIR, una universidad «grande a pesar de su juventud», en palabras de Muñoz Machado; «un claro ejemplo de buenas prácticas administrativas y académicas que han creado un entorno educativo superior acorde con realidades tan complejas como la aparición de nuevas profesiones o la transformación de carreras profesionales tradicionales», según Vergara Silva.

Y si todos coincidieron en alabar a la universidad que les otorgaba su más alto reconocimiento, todos hablaron, lógicamente, del español en sus lecciones magistrales ya como doctores honoris causa en Filología. El mismo tema, pero sin repetirse, con enfoques tan variados y ricos como lo es la Lengua Española y como lo son cada una de las hablas que emanan y confluyen en diccionarios y gramáticas. Valga uno de los muchos ejemplos que puso Cordero de Espinosa, que arrancó más de una sonrisa a los invitados al acto, encabezados por el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán. «'Abajito queda'. 'Aquicito nomás me voy' no reflejan la distancia que se recorrerá: el lugar al que vamos siempre queda 'cerquita'...», pronunció con una marcada y particular entonación.

También coincidieron en señalar a la lengua como «un tesoro», el más valioso. Celorio tomó prestadas las palabra de Neruda para demostrarlo:s «Qué buen idioma el mío, que buena lengua heredamos de los conquistadores torvos (...) Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras». Porque desde el principio, el académico mejicano dejó clara «la trascendencia de la lengua española y su literatura en Hispanoamérica» en tres momentos «de su expansiva historia: la conquista, la independencia y la actualidad». Y porque «con la evolución natural a lo largo de mil año, la mitad de los cuales han transcurrido también en América, la lengua española ha mantenido su unidad esencial hasta nuestros días».

No es de extrañar tampoco que José María Vázquez, rector de UNIR, mostrara en su intervención –que cerró el acto antes de que el coro universitario entonara el Gaudeamus igitur– el convencimiento de que «la lengua es el patrimonio más importante de nuestro país».

Un patrimonio que para entenderlo desde sus orígenes hay que remontarse incluso a tiempos anteriores a que un monje anónimo escribiera las primeras palabras en castellano. Hasta el 711 retrocedió el presidente de la RAE en su intervención, centrada en los orígenes de la lengua que establece un vínculo claro entre los primeros doctores honoris causa de una universidad que «en su labor de investigación y estudio» trabaja «codo con codo» con las academias de los doctores que «nuestra universidad se honra en haber recibido en su claustro».