Devolver al río Ebro el espacio natural del que se le privó cuando, en los años 60 y 70, se constriñó su paso entre mazones. Y con más superficie para expandirse y laminarse en caso de crecida, evitar daños en infraestructuras agrarias, fincas o ... poblaciones. A la par, recuperar y restaurar sus ecosistemas naturales. Es la nueva política de gestión que plantea la estrategia Ebro Resilience y que tiene desde hace siete años al tramo de Alfaro como su primer laboratorio. El retranqueo de la mota en el paraje de La Nava ya dejó esos resultados buscados en la crecida del pasado mes de diciembre. El retranqueo en el Soto del Estajao está en su fase final mientras, aguas arriba, avanza el del Ortigoso, frente a Milagro.
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Con ese protagonismo, Alfaro fue el lugar donde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España presentó ayer el proyecto LIFE Ebro Resilience P1, que tiene un presupuesto de 13,3 millones de euros para las primeras actuaciones, financiado al 55% por la Unión Europea.
La Unión Europea puso a disposición de los países que la forman el instrumento financiero Programa LIFE. De 5.400 proyectos candidatos en toda la Unión, la estrategia Ebro Resilience ha sido elegida para recibir financiación. «Con estas actuaciones como piloto aventajado, la Unión Europea resalta que es un proyecto que puede ser replicado por su valor en el conjunto de las zonas hidráulicas de España y en el resto de territorios del continente», valoró ayer en la presentación el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.
Al acto asistieron los consejeros de Sostenibilidad de La Rioja, Álex Dorado, y Navarra, Itziar Gómez, el secretario del área de Aragón, José Luis Castellano, la delegada del Gobierno en La Rioja, Beatriz Arraiz, la presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro, María Dolores Pascual, y los alcaldes de Alfaro, Julián Jiménez Velilla, y Castejón, David Álvarez. Precisamente la solidaridad y cooperación entre administraciones y los distintos territorios fue ponderada por todos a la hora del desarrollo de Ebro Resilience. Lo que se haga aguas arriba o aguas abajo influirá en el resto de zonas.
También coincidieron en la inevitabilidad de las crecidas del río, que serán más frecuentes e intensas como consecuencia del cambio climático. «Dado que no vamos a poder evitar las inundaciones, si somos capaces de dar la respuesta adecuada a las lecciones recibidas en cada crecida propiciaremos un espacio de convivencia más sostenible en el tiempo y que minimice los riesgos», expuso Morán. Además, Ebro Resilience se enmarca en las directrices europeas sobre Aguas e Inundabilidad y en la reciente normativa estatal sobre cambio climático.
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En la explicación técnica, expusieron que los retranqueos realizados en Alfaro suponen mejoras en 1.300 hectáreas de fincas agrícolas en La Nava y 500 hectáreas en El Estajao, además de recuperar 75 hectáreas de espacio fluvial con miles de especies de fauna autóctona. «El objetivo es reducir el impacto de las inundaciones y alcanzar un espacio fluvial de convivencia con las actividades económicas tradicionales», apuntó Pascual.
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