El único tramo en obras de la A-12 con Burgos retrasa su apertura año y medio

La delegada del Gobierno en La Rioja, Beatriz Arraiz, confirmó ayer a este periódico que el descubrimiento en Grañón en 2020 –apenas recién iniciados los trabajos físicos del subtramo– de los restos datados en los siglos VIII-X obligó a reajustar los plazos y el presupuesto. Sin embargo, Arraiz aseguró que «la obra va bien y bastante avanzada». Prueba de ello es que el grado de ejecución ronda «el 35%».

Asimismo, la delegada desvinculó esta demora de una modificación del contrato que, según publicaba ayer Diario de Burgos, la UTE ha pedido al Ministerio de Transportes (la autovía es de titularidad estatal) y este habría aceptado. También, y respecto a que las anualidades recogidas en los Presupuestos Generales del Estado de 2023 proyecten 19,1 millones para 2025, Arraiz explicó que la obra puede estar terminada en 2024, aunque el pago final a las constructoras no se termine de completar hasta un año después.

En su trazado por La Rioja, la A-12 quedó completamente abierta al tráfico en julio de 2014, con la puesta en servicio del último tramo en obras, el que une las localidades de Hormilla y Hervías. Ocho meses después lo hizo el enlace entre La Rioja y Navarra a través de un puente sobre el Ebro de 353 metros de longitud. Y en mayo de 2017 lo hizo la conexión con la autopista (futura Ronda Sur de Logroño) en Recajo.

Sin embargo, los tiempos del resto del corredor hasta llegar a Burgos, donde enlazará con la A-231 a León (depende de la Junta de Castilla y León), han sido bien diferentes.

Así, solo hay un tramo en obras de los cuatro en los que se dividió el eje. Precisamente el que conecta Santo Domingo de la Calzada con Villamayor del Río, que tiene una longitud de 14,4 kilómetros. Aunque estaba presupuestado en 97,6 millones de euros, fue adjudicado por 72,4 millones en diciembre de 2019.

Las obras empezaron en marzo de 2020, con la previsión de que estuvieran concluidas en 36 meses (marzo de 2023). Sin embargo el cronograma se retrasa año y medio por los hallazgos en Grañón. A ello se suma que la adjudicataria ha solicitado al MITMA un modificado del contrato. Además, como recogía ayer Diario de Burgos, las anualidades proyectadas en los Presupuestos Generales del Estado (30,4 millones en 2024 y 19,1 en 2025) aplazan dos años el pago completo.

El tramo Ibeas de Juarros-Burgos (7,3 kilómetros y 83,9 millones) también fue adjudicado por un importe menor del presupuestado: 45 millones frente a los 83,9 millones estimados. La UTE seleccionada se hizo con la obra en octubre de 2016, con el compromiso de tenerla acabada en treinta meses, esto es, en verano de 2019. Sin embargo, los trabajos físicos están prácticamente sin empezar. Las empresas constructoras solicitaron un modificado debido a importantes actuaciones de ingeniería (17 estructuras, entre ellas, dos viaductos sobre el río Arlanzón), lo que obligó a licitar de nuevo los trabajos tras completar el nuevo proyecto.

Por último, las otras dos fases restantes de la A-2 en la provincia de Burgos aún están pendientes de salir a concurso. La más importante es la que une Villafranca de Montes de Oca e Ibeas de Juarros, con una longitud de 24,3 kilómetros y un presupuesto de 191,3 millones de euros. La otra fase es la que enlaza Villamayor del Río y Villafranca de los Montes de Oca, de 16,6 kilómetros y que exigirá para su construcción una inversión de 111,6 millones. Entre ambos subtramos suman 40,9 kilómetros, el 65,4% del total de la A-12 por territorio burgalés.

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El pasado de los siglos VIII-X que resurgió en el presente del XXI

Las obras de Autovía del Camino entre Santo Domingo y Villamayor se iniciaron en marzo de 2020, pero hasta septiembre de ese año estuvieron prácticamente paralizadas debido a los trabajos arqueológicos en la necrópolis de Grañón. Se documentaron 117 contextos arqueológicos de los siglos VIII al X, entre ellos casi un centenar de tumbas.