
Unai Sordo | Secretario general de Comisiones Obreras
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Unai Sordo | Secretario general de Comisiones Obreras
«No preveo ningún cataclismo por la reducción de la jornada laboral»El secretario general de Comisiones Obreras ha participado este viernes en el Foro SER, organizado por Radio Rioja, en el que ha expuesto su punto ... de vista sobre la actualidad política y sindical y se ha sometido a las preguntas del público. La lucha por reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales, el cobro íntegro del SMI por todos sus perceptores o la precariedad centran sus preocupaciones.
– La reducción de la jornada laboral se ha convertido en uno de sus caballos de batalla. La pactaron con el Gobierno, pero necesita refrendo parlamentario. ¿Se hará realidad esta legislatura?
– Soy optimista. Sabemos que hay grupos que sostienen al Gobierno, especialmente Junts, que no son partidarios, pero el apoyo social a la medida nos demuestra que es una reivindicación trasversal y que puede ser apoyada por cualquier partido. Hay que recordar que la última reducción se produjo en 1983 y que la jornada efectiva pactada en los convenios ya es de 38,2 horas, señal de que se podía reducir. De lo que se trata es de una disputa sobre cómo se distribuyen los beneficios de las empresas. Y la patronal se resiste. No preveo ningún cataclismo por la reducción de jornada y, a medio plazo, creo que se generará más empleo, liberará tiempo y favorecerá a las empresas que buscan ser rentables y productivas por fórmulas distintas.
– ¿Aún prima el presentismo?
– Estamos poniendo el foco en el tiempo total de trabajo cuando el verdadero debate es la distribución de este y su control efectivo. Una empresa bien organizada debería estar más preocupada por negociar la flexibilidad para que no haya abusos y los trabajadores se vinculen a ella de una forma más efectiva que por el cómputo global del tiempo de trabajo. Es el futuro. Hay empresas en las que a partir de determinadas horas baja la productividad a causa de las jornadas extenuantes. No hay que obsesionarse con las 40 horas, que es un modelo obsoleto
– Otro de los grandes debates actuales se centra en la tributación del SMI. ¿Deben pagar impuestos los perceptores de estos 16.576 euros?
– Es bueno que se universalice la declaración de la renta, aunque no haya retenciones en el IRPF. Pero lo sustancial es que todos los perceptores del SMI se lleven a casa esa subida del 4,4% del salario neto. ¿Debe hacerse a través de una elevación sistemática del mínimo exento?No, pero el Gobierno debe pactar una fórmula para que estas personas no vean minorados sus salarios netos.
– Es complicado modificar una política fiscal...
– Al final, para quienes cobran el salario mínimo se puede hacer una medida 'ad hoc'. Por ejemplo, quien tiene dos pagadores, aunque lo percibido sea el SMI, ya hace la declaración. También el que solicita el ingreso mínimo vital o los parados de más de 52 años. Es bueno universalizar la declaración para no estigmatizar a quien requiere de ayudas. La solución no puede ser la desconexión de una parte de los trabajadores del sistema tributario. Es un camino erróneo que abre la puerta al discurso antiimpuestos, con el que se siente tan cómoda la derecha. El debate fiscal es muy procedente y se debe abordar, como se está viendo con la quita de deuda de las comunidades. Pero el foco no puede situarse en los perceptores de un salario de 1.184 euros, sino en las rentas altas, en las inmobiliarias, las del capital... España debe recorrer el camino que le queda hasta situarse en la media de presión de la UE. Ese es el debate, lo otro es una trampa.
– Pese a la subida del SMI, la precariedad sigue existiendo.
– A veces se confunde temporalidad con precariedad, pero esta va más allá. La temporalidad era la marca del modelo laboral español desde los 80 y con la reforma laboral hemos conseguido reducirla de una forma muy relevante. Pero de ahí a pensar que la precariedad ha desaparecido, es un despropósito. En España continúa habiendo mucha contratación a tiempo parcial no deseada, horas extra no pagadas, puestos con malas condiciones... Hay que cambiar el sistema de incentivos que históricamente favorecía más al que hacía peor empresa.
– ¿Y qué ocurre con la brecha salarial hombre-mujer?
– Se ha reducido, gracias a la subida del SMI o los planes de igualdad, pero se ha estancado. Para dar el salto hay que abordar una estrategia de país en cuidados donde el sector público responda a las necesidades de millones de personas dependientes. Porque los cuidados en el ámbito familiar siguen recayendo en las mujeres. Esto acaba lastrando sus carreras. Además, los sectores de cuidados, muy feminizados, cuentan con salarios más bajos, lo que explica esa brecha. Hay que ser muy incisivos en desplegar una política de cuidados que es manifiestamente mejorable.
– España vive un momento histórico en tasa de empleo. ¿Podrá mantenerlo o la inestabilidad global hace pensar otra cosa?
– Existe esa inestabilidad, pero España no está en una burbuja sino que debe aspirar al pleno empleo a medio plazo. Podemos generar más puestos de trabajo si aprovechamos las ventajas que da el cambio de modelo energético, basado en las energías renovables y en el que podemos aportar mucho y atraer industrialización. Pero las incertidumbres son enormes.
– ¿Donald Trump?
– El riesgo reaccionario lo ejemplifica Trump, pero también el nacionalismo de extrema derecha. Y lo va a sufrir, por ejemplo, el campo riojano con la política arancelaria de Trump, que algunos en España aplauden. Los que se llenan las muñecas con banderitas están a favor de que un señor encarezca el 25% la exportación de productos como el vino.
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