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Los últimos siete ganaderos dedicados al sector vacuno de leche en La Rioja resisten en Calahorra, Alfaro, Murillo de Calahorra, Logroño y Alberite. Suman entre todos alrededor de 3.400 reses y el pasado mes de mayo, el último con datos oficiales registrados por la Dirección General de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, produjeron 2.048 toneladas de leche.
Hermanos Martínez Falcón Calahorra
Los hermanos Martínez Falcón son la tercera generación al frente de una vaquería que se puso en marcha a mitad del siglo pasado. Tienen 410 vacas «pero la recría la tenemos externalizada, con unas 200 novillas en Mallén (Zaragoza)», explica José Luis Martínez. Llevan su leche a la cooperativa Kaiku que luego vende a Mercadona. «Hemos crecido en los últimos años, pero a base de mucho esfuerzo. Este trabajo es vocacional y, sin embargo, falta relevo generacional. No es fácil encontrar gente», apunta. Los requisitos ambientales y la Agenda 2030 «aún nos dificultan más nuestra labor».
Jesús Castillo Las Estanquillas (Alfaro)
Jesús Castillo lleva más de cuatro décadas en un sector al que le ve futuro «pero siempre y cuando la explotación tenga una determinada dimensión». La de su propiedad en Alfaro, llamada Las Estanquillas, reúne esas características porque tiene 2.000 vacas, cuya producción va a la industria. «Estamos seis u ocho ganaderos juntos para vender la leche a los mismos clientes», explica. Dentro del pesimismo generalizado en el sector, y sin ocultar los problemas como «la excesiva burocracia o la falta de mano de obra», Castillo quiere ver 'brotes verdes' porque «la leche se va a demandar». Eso sí, «aquí van a sobrevivir los ganaderos que estén profesionalizados y que tengan capacidad económica para hacer inversiones. Con pocas reses, dejas de ser competitivo».
José Manuel Ruiz Granja Las Nieves (Logroño)
Es la única vaquería riojana que envasa su propia leche para la venta a la hostelería y al pequeño comercio. «Ahí va el 50%, aproximadamente, y el otro 50% a Queso Los Cameros», asegura el dueño de Granja Las Nieves, José Manuel Ruiz, que afirma que «nací y crecí entre vacas». A este sector se dedicaban sus padres, primero en Burgos y después en La Rioja. «Yo llevo ya cuarenta años» y ahora cuenta con alrededor de 380 vacas de leche y una decena de empleados. Precisamente, la mano de obra es «el principal problema. No encontramos gente para trabajar». El horizonte «se ve con nubarrones, porque estamos mal vistos por las instituciones públicas y también por los ecologistas. Los ayuntamientos no nos tienen en buena consideración porque generamos estiércol, malos olores... pero luego cuando hay visitas de escolares bien que se acuerdan de nosotros». Ruiz lamenta la «excesiva legislación, sobre todo cuando es agresiva hacia nuestros negocios.No somos delincuentes y nos fríen a inspecciones».
Jesús Luis Jiménez Alfaro
Todos los días del año. Sin descanso. «Así se resume nuestra jornada laboral, siempre pendientes del ganado», confiesa Jesús Luis Jiménez. Porque «no es fácil encontrar gente para trabajar. Es más cuestión de actitud que de aptitud, de tener interés que conocimiento. Quien quiera aprender, nosotros le enseñamos». Este ganadero de Aldeanueva de Ebro, que ha seguido el negocio de su padre, tiene en su granja de Alfaro 160 vacas de ordeño –cuya producción de leche vende a Queso Los Cameros-Lácteos Martínez de Haro– y suma otras 150 ejemplares de recría. «Nuestros precios están más bajos en comparación con la subida que hemos tenido que sufrir de piensos o energía. El mantenimiento de los animales cada vez nos cuesta más», dice. Y otro lastre para el sector son las inspecciones,«porque claro que asumimos que son necesarias, pero a veces no nos dejan ni respirar: legislación, medicamentos...».
Francisco Javier Gil Murillo de Calahorra
Francisco Javier Gil trabaja solo en su explotación. Lleva tres décadas en este sector al que llegó, con poco más de 20 años, de la mano de su padre y a día de hoy no tiene clara la continuidad «porque la situación cada vez es más difícil. Cuando quise ampliar no pude, luego llegó la liberalización de cupos y ahora, con 70 vacas, la rentabilidad escasea». Esta ganadero, que también es agricultor de forraje, vende su producción de leche a Queso Los Cameros «pero cada vez tenemos más costes, todos los precios suben menos los que nos pagan por la leche y el sacrificio que hay que hacer ya no compensa», dice con tono de cierta desilusión.
Miguel Gutiérrez Gutisgan (Alberite)
Miguel Gutiérrez está al frente de Gutisgan, explotación de vacas de leche ubicada en Alberite. Es su responsable desde 2009 pero la granja tiene ya más de 50 años, desde que comenzaron sus padres en Espinosa de los Monteros (Burgos) y luego llegaron a Logroño o Villamediana de Iregua. Vende su producción íntegra a Queso Los Cameros. «Esta profesión es extremadamente esclava, no tienes descanso y, como dicen los jóvenes, tanto sacrificio no renta», asegura Gutiérrez. Además, los costes «cada vez son más altos y ahora es inviable hacer frente a nuevas inversiones. Si no hay relevo generacional, estos negocios tienen poco futuro». Gutiérrez cuenta con un empleado y entre ambos atienden a las 130 vacas,«que nos dan al día una media de 33 litros de leche». Reconoce que hace dos años «la viabilidad de nuestras explotaciones se complicó sobremanera por la subida de todos los precios, aunque por la leche no nos pagaban en la misma proporción». Ahora «la situación se ha estabilizado algo más», pero «nos sigue costando mucho ganar algo de dinero».
Jesús María Martínez Faustino Martinez Luquin (Alfaro)
Ser ganadero es «complicado», asegura Jesús Martínez, «porque nos ponen trabas en diferentes ámbitos y recibimos críticas de muchos sitios», como de organizaciones ecologistas. «Pero mejor vida que les damos nosotros a los animales...», sugiere este dueño de 250 vacas que vende la leche a la cooperativa Kaiku. Envía genotipos de sus novillas a Estados Unidos «para saber cómo van a ser las vacas en cuanto a grasa, calidad, ubres, patas... Así corregimos fallos cuando las inseminamos con uno u otro toro». Busca la precisión máxima para sacar rentabilidad a un negocio «que empezó mi abuelo, siguió mi padre y ahora dirijo yo».
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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