
La noticia tiene un lado bueno para los riojanos: desde septiembre, si se cumplen los plazos, se podrá ir por autovía desde Castejón hasta Zaragoza. ... Según publica hoy 'El Heraldo de Aragón', el Ministerio de Transportes acaba de aprobar el tercer modificado para concluir los 4,5 kilómetros que faltaban, entre Mallén y la comunidad foral de Navarra. El desembolso final de este tramo asciende a 59 millones de euros, un 19% de lo inicialmente previsto.
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Pero la noticia tiene, también, un lado malo. Con esta intervención se completará la autovía del Ebro, que discurre paralela a la autopista AP-68, pero se despliega únicamente por territorio navarro y aragonés, lo que señala de nuevo la marginación en infraestructuras que desde hace años sufre La Rioja. Si un vecino de Haro o de Logroño quiere ir a Zaragoza por una vía de alta capacidad, debe aflojar el bolsillo al menos hasta llegar a tierras navarras.
La situación mejorará algo en noviembre de 2026, cuando finalice la concesión de la autopista, pero tampoco será equiparable. Solo el desdoblamiento de la N-232 desde Haro hasta Alfaro, que hoy parece olvidado, permitiría igualar el despliegue de carreteras con las otras dos comunidades ribereñas del Ebro. Cuando se libere la AP-68, habrá dos autovías disponibles desde Castejón a Zaragoza, lo que contibuirá a aliviar un tráfico muy lento y denso, y solo una entre Haro y Alfaro, salvo la Ronda Sur de Logroño.
El tramo entre Mallén y el límite con Navarra llevaba años de retraso. Su ejecución fue adjudicada a una UTE (Unión Temporal de Empresas) constituida por la catalana Copisa Constructura Pirenaica y la andaluza Sando por 49,7 millones de euros. Según informa 'El Heraldo', esta oferta reducía hasta en un 40% el precio fijado en la licitación de los 14,5 kilómetros que en 2016 quedaban por acometer entre Gallur y Navarra (82 millones). La agresiva baja se demostró temeraria y las obras, que arrancaron en verano de 2017 y deberían haber finalizado en 2021, quedaron empantanadas.
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Los tres modificados sucesivos aprobados por el Ministerio, que han elevado el coste hasta los 59 millones del euros y han incorporado actuaciones complementarias, permitirán ahora que la constructura Copisa en solitario acabe la autovía del Ebro en su tramo aragonés. Septiembre es el mes previsto para la finalización de las obras, según han indicado al Heraldo fuentes de la Dirección General de Carreteras. En este momento, los vehículos ya circulan por la nueva calzada, aunque en doble sentido, mientras que los operarios siguen trabajando en el resto, así como en el enlace con el municipio de Mallén y en otras infraestructuras menores.
De esta manera, la N-232 ofrecerá dos caras muy distintas al conductor: entre Haro y Alfaro será la misma carretera revirada y peligrosa de siempre, con varios pasos urbanos y zonas con la velocidad muy reducida, y entre Castejón y Zaragoza, una nueva infraestructura llamada pomposamente Autovía del Ebro.
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El Diario Vasco
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