La UAGR rechaza la propuesta de nuevo trazado de tren y apuesta por mejorar el actual

«A pesar de que se ha vendido como una alternativa menos dañina que la del AVE», el sindicato alerta de la «gravísima agresión» que esta propuesta tendrá a su salida de Logroño, «cruzando barrios enteros recién construidos, invadiendo y horadando el embudo de la zona de La Grajera, y destrozando más aún las fincas entre Navarrete y Fuenmayor, una zona ya saturada por el polígono industrial, la autovía A-12, la autopista AP-68 y la actual obra de la Ronda Sur de Logroño».

Continúa el sindicato, que «tras atravesar viñas de Sotés y Ventosa, y practicar un túnel para salvar el alto de San Antón, las siguientes agresiones serán en viñedos y olivos de Huércanos, Alesón, Nájera, Uruñuela, Hormilleja y Hormilla, para a partir de ahí destrozar desde Valpierre hasta el límite provincial con Burgos».

La UAGR considera que en esta segunda mitad del recorrido se vería muy afectado el paisaje de Rioja Alta, «compuesto por viñedos entremezclados con fincas de cereal, colza, girasol, alubia y guisante verdes, remolacha, patata…, diversidad que da vida, supervivencia económica y color al territorio, y que se verá herida de muerte por la vía del tren».

La Unión destaca que una de las zonas más afectadas va a ser el entorno de Hervías y Bañares, «área de cultivos extensivos en la que está proyectada una macro planta fotovoltaica de 500 hectáreas, impacto al que se añadiría el nuevo trazado férreo».

Sostiene el sindicato que «si ya es complicada la supervivencia de los agricultores que no cultivan viña, la escasez de tierra por las placas solares y la vía provocarán un inasumible aumento de los arrendamientos que conllevará el abandono de los pocos agricultores que quedan en la zona».

En medio de la pandemia y la crisis económica, la UAGR-COAG considera que «no es el momento propicio para este tipo de propuesta faraónica, proyecto que quizá nunca veamos más allá de las promesas electorales», concluye la nota.