Turnos dobles en un San Pedro tensionado

Desde Satse ponían cifras al colapso. A media mañana de ayer 29 pacientes en urgencias esperaban ingreso, la UCE estaba con cinco usuarios por encima de su capacidad y hasta 4 controles de hospitalización doblados. Una carga asistencial «inasumible».

La incidencia de las infecciones respiratorias ha obligado a recuperar el «barracón» anexo al servicio de urgencias como sala de espera para los pacientes que son trasladados en ambulancia hasta el hospital y están a la espera de ingreso o a la espera de alta. El único objetivo, denunciaba ayer Nuria Aldonza, secretaria sector Sanidad de UGT, es «evitar una imagen de colapso que el Gobierno regional pretende encubrir con unas instalaciones tercermundistas».

El mencionado «barracón», como así lo denominan desde este sindicato, se habilitó en 2020 y se utilizó durante la pandemia para atender a los pacientes que tenían covid y para efectuar las pruebas PCR. Nació con carácter temporal y un espacio que funcionó en una situación excepcional, como fue la pandemia, se ha puesto en marcha «en un momento que no es excepcional sino previsible y que pasa todos los años».

El habitáculo, según detallan desde la Federación de Servicios Públicos de UGT, no tiene persianas, ni cortinas ni aislamiento. Se instalaron cinco camas separadas por biombos, con poco espacio, sin intimidad ni servicios «para que el paciente, que puede ser visto desde la calle, pueda hacer sus necesidades». La luz entra de lleno y hace que el habitáculo sea «inutilizable durante los meses de verano».

Para UGT el Gobierno, habilitando el barracón, persigue esconder la imagen de colapso, con ambulancias esperando a las puertas de urgencias y secuestradas durante horas hasta que se queden camas libres que permitan el ingreso del paciente que trasladan, pero lejos de lograrlo, el pasado martes, de acuerdo con sus datos, varios vehículos sanitarios estuvieron esperando más de tres horas. Una estampa demasiado recurrente teniendo en cuenta que la saturación del centro hospitalario es previsible cada año.

Más allá de la imagen y de las condiciones del habitáculo, el problema de base, apunta Aldonza, es el de personal. Hay turnos que no se están reforzando y con el mismo número de profesionales tienen que estar cubriendo más tareas, otros que están reforzados con los que deberían estar librando y por último hay personal que está doblando turnos cobrando menos que lo que se retribuyen las llamadas peonadas.

La apertura del barracón, sostienen, «es un insulto» para todos los riojanos «que tienen derecho a ser atendidos en unas instalaciones que cumplan unos mínimos requisitos de habitabilidad que no denigren su intimidad física más básica». Y recuerdan que hay espacio de «sobra» como el hospital de La Rioja para atender a estos pacientes sin tener que abrir habitáculos «de forma precaria».

La situación, como siempre, depende del color del cristal con el que se mire, y para el gerente del Seris, Jesús Álvarez, el «mal denominado» barracón es un espacio apropiado para determinado perfil de pacientes que está dotado de personal adecuado. Ahora bien, recuerda que este módulo anexo a urgencias fue instalado por la anterior gerencia (durante el Gobierno del PSOE en 2020) para atender las urgencias en el momento más crudo de la crisis sanitaria del covid y «entonces no fue cuestionado».

El Hospital Universitario San Pedro, en palabras de Álvarez, dispone de capacidad para crecer y hacerse flexible cuando la situación lo requiere con el fin de que se ubiquen camas en zonas de tránsito y pasillos. Por tanto, mientras continúen en los mismos niveles los actuales indicadores asistenciales y los epidemiológicos, «para garantizar la asistencia sanitaria, el Seris dispondrá de todos los recursos necesarios a su alcance para atender a la población riojana, por responsabilidad y compromiso».

Estos recursos forman parte del plan de contingencia diseñado por el Seris en octubre de 2015 y que se activa cada vez que se registra una alta frecuentación a los servicios de urgencias y a otros dispositivos asistenciales, normalmente, aunque no de forma exclusiva, en los meses de invierno, coincidiendo con la circulación del virus de la gripe y el aumento de la patología respiratoria. Enfermedades que afectan fundamentalmente a personas mayores y con patologías crónicas; en definitiva, más vulnerables. Dependiendo de la evolución de esa frecuentación y otros indicadores epidemiológicos es cuando el plan pasa de una fase a otra y eso incluye desde doblar habitaciones en determinados controles hospitalarios, aumentar controles de hospitalización a domicilio, habilitar nuevos dispositivos como la nueva unidad post alta o disponer de los recursos existentes.

Los sindicatos no pusieron solo el foco en el barracón, también denunciaron la situación por la que atraviesa estos días y como consecuencia de los virus respiratorios la Unidad de Corta Estancia (UCE), dependiente del servicio de Urgencias, y que está destinada para pacientes que requieren un ingreso de uno o dos días.

A día de hoy este espacio cuenta con doce habitaciones y el pasado martes, en cinco de ellas, según denunciaron en la Federación de Servicios Públicos de UGT y el sindicato de Enfermería Satse, fue necesario doblar camas para poder atender a la población, una situación que se repetía ayer mismo.

Dada la saturación, a las enfermeras, según explica la secretaria del sector de Sanidad de este sindicato, Nuria Aldonza, se les está ofreciendo la posibilidad de doblar turno y hacer jornadas maratonianas, un ofrecimiento que en muchos casos aceptan porque «quieren acreditar méritos de cara a un concurso en una oposición», apuntan.

El problema de fondo es la endémica falta de personal, al menos en enfermería donde sí hay problemas con la bolsa de empleo para nueva contratación, pero no ocurre lo mismo con los celadores «que también están bajo mínimos, hay bolsa de contratación y no se contrata».

El personal, aseguran, esta sobrecargado porque son muchos días arrastrando esta situación. «No sabemos si el pico ha pasado o no pero la situación es de saturación y sobrecarga asistencial», sostienen.

A las críticas de UGT se sumó ayer también el sindicado de enfermería Satse. Su secretaria autonómica, Patricia Mogena, lamentaba que la Consejería de Salud sigue sin poner solución a la situación de colapso que se vive en el Hospital San Pedro desde finales del mes de diciembre. «Lo único que han hecho es ir poniendo parches que es evidente que no son efectivos».

Los profesionales «llevan semanas soportando una carga asistencial inasumible. No pueden más, es imposible dar respuesta con un mínimo de garantía a la demanda que se está registrando» en el centro hospitalario.

De acuerdo con sus datos, a media mañana de ayer, 29 pacientes estaban pendientes de ingreso en urgencias, todos los boxes estaban llenos, en urgencias había 114 pacientes y hasta cuatro controles de las plantas de hospitalización estaban doblados. «No puede salir la consejera diciendo que no hay colapso y que esto es algo puntual, porque no lo es», afirmó Mogena. «Ni los profesionales pueden seguir así, ni los pacientes soportar una atención tan dilatada como la actual». Por no hablar, añaden, de las infraestructuras que se están habilitando «con el único objetivo de esconder la realidad».