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Todos los trucos para conducir seguro en invierno

Todos los trucos para conducir seguro en invierno

La respuesta a todas las dudas que las inclemencias meteorológicas invernales provocan a los conductores

la rioja

Viernes, 8 de noviembre 2019

¿Cuáles son los mejores consejos para circular con nieve, hielo, lluvia o viento fuerte?, ¿Necesito poner ruedas de invierno a mi coche?, ¿Cuánto cuestan?, ¿Cómo coloco las cadenas?, ¿Cuál es el método más efectivo para quitar el hielo de mi parabrisas?

Intentamos resolver todas las dudas que las inclemencias meteorológicas invernales provocan a los conductores.

Nieve

Consejos para conducir con nieve, hielo o lluvia en invierno

¿Conduce usted igual de noche que de día? ¿Cuando llueve o en un día soleado? ¿En verano o en invierno? No debería. Durante el invierno es importante recordar unas sencillas pautas de obligado cumplimiento para garantizar su seguridad y la de los que comparten la vía.

Una de las claves al volante, especialmente con mal tiempo, es la suavidad. Cuanto más fino vaya, más cómodo estarán los ocupantes, y menos riesgo de sufrir un accidente. Y es que el hielo y el agua (y el propio frío) hacen que el coche pueda resbalar y salirse de la calzada. Además, se necesitan más metros para parar el vehículo. En verano, a 120 km/h detener completamente un automóvil exige 105 metros; mientras que sobre mojado serían entorno a 150 y con nieve unos 300. Por ello compruebe siempre el estado de su coche. En esta época, sobre todo ruedas, frenos, limpiaparabrisas y luces.

EQUIPAJE DE INVIERNO

- El combustible. Acostumbrese a llevar el depósito relativamente lleno. Si en una nevada queda atrapado lo agradecerá.

- Meta una manta.

- Cargue el móvil.

- Lleve cadenas en el maletero.

- Lleve alcohol o anticongelante. Si ha dejado el coche a la intenperie durante la noche, le vendrá bien para quitar el hielo del parabrisas. Con una jeringuilla podrá descongelar la cerradura.

Respecto a los frenos hay que tener en cuenta que no solo deben estar en condiciones adecuadas antes de iniciar la marcha. También debemos acordarnos de secarlos cada vez que pasemos por un charco o balsa de agua. Es fácil, lo habrá hecho miles de veces después de lavar el coche. Pise lenta y profundamente el pedal de freno hasta el fondo. Si lo hace durante la marcha, no olvide mirar por los espejos que no tiene ningún otro vehículo pegado y hágalo siempre con mucho cuidado. Dos o tres pequeñas frenadas le asegurarán que las pastillas se sequen, por la fricción, y recuperen todo su agarre.

Sonia Tercero

Otro detalle es no accionar el pedal sobre las marcas de la carretera. Si es ciclista o motero ya le habrán dado algún disgusto. Los pasos de cebra, la propia raya de separación de los carriles son muy resbaladizos si están mojados. Evite iniciar la frenada sobre la pintura. Si no tiene ABS sea todavía más cuidadoso.

Eso sí, estas líneas son su mejor medida de seguridad con niebla. Encienda las luces antiniebla, reduzca la velocidad y úselas como referencia, tanto la del centro como la que marca el borde de la carretera.

Además de la suavidad, una máxima es la distancia. Que corra el aire. Dese margen para reaccionar. En invierno la visibilidad es menor, nubes, niebla, menos horas de luz, nieve... todo cuesta más; hasta detenerse. Así que lleve las luces de cruce encendidas todo el día. Ayude a que los demás le vean, incluso de día.

Para que sea usted el que ve bien, el truco está en mantener el parabrisas limpio. Normalmente si orienta la salida de aire acondicionado hacia la luna delantera solucionará el problema. El compresor de los climatizadores modernos les permite hacerlo con la calefacción en marcha. Sin embargo, algunos dispositivos no funcionan cuando en la calle hay menos de 4 grados así que mejor tener limpio el cristal.

La propia DGT, hace años, recomendaba frotar una patata en el vidrio para evitar que se empañara. Si quiere probarlo... También hablaba de echar refresco de cola en los limpias para que el plástico estuviera más dúctil. La botica de la abuela.

Finalmente, aunque parezca contradictorio con lo anterior, sus manos deben ser firmes. Controle el vehículo con suavidad pero agarre el volante con firmeza. Si el coche hace algo que no es lo previsto, deberá domarlo. También es recomendable, si tiene tiempo y los fondos necesarios, realizar algún curso de perfeccionamiento en condiciones extremas. Los clubes de automovilistas y algunas marcas convocan periódicamente estas jornadas. Aprender a controlar un derrape, y saber cómo mantener la calma, puede marcar una gran diferencia.

Viento

Conducir con viento: trucos y recomendaciones

En la jungla de asfalto, el viento es un francotirador. Aparece por sorpresa, dispara –en ráfagas, porque tampoco apunta antes de hacerlo– y cambia de ubicación. Ahora, sopla; ahora, no. Unas veces de la izquierda, otras de la derecha. Y en medio el conductor. Si no lo tienes en cuenta, la cuneta será lo próximo que veas. Piense lo que puede hacer una ráfaga de viento con un avión que trata de tomar tierra en Loiu. Lo ha visto infinidad de veces. ¿Por qué pensamos entonces que esas turbulencias no harán nada a nuestro coche? La Dirección General de Tráfico ofrece un listado de recomendaciones a tener muy presentes cuando el viento azote fuerte sobre el asfalto.

1. Obstáculos

Abra los ojos por lo que pudiera caer a la calzada: árboles, contenedores arrastrados, cascotes... No es infrecuente. Ha pasado hasta en la bilbaína calle de Sabino Arana.

2. Manos firmes

Nada de soltar el volante. Las dos manos sobre el aro. Firmes. Cualquier gesto, si coincide con una ráfaga, pueden suponer un gran susto. En ocasiones notamos que el coche se balancea, pero que lo controlamos con facilidad. Ojo con la falsa sensación de control. Es posible que el vehículo se estabilice porque la ráfaga ha cesado. El viento no es una fuerza continua. Viene y va y por ello es común que se confundan efectos sobre al marcha debidos a la inclemencia o a nuestras reacciones.

E.C.

3. Reducir la velocidad

Con fuertes vientos es normal sentir como si al coche le faltara tracción. Al principio se parece más a un fallo del propio motor que a un fenómeno ajeno. 'Es como si no tirara', se suele definir. Efectivamente, el viento ralentiza el avance. Bueno, obliga a abrir más gas para mantener la velocidad por lo que se consume más combustible y si para o se reduce la resistencia del aire hace que el automóvil acelere su marcha de una manera considerable. Además, cuando golpea por un lateral, sobre todo al subir una pendiente, la cantidad que fluye bajo el chasis lo empuja hacia arriba y además de arrastrarle sentirá que las ruedas no se agarran como deberían. Para evitar este peligro, es esencial que reduzca la velocidad. Para luchar contra el viento lo que necesita es potencia, no velocidad.

4. Revisar neumáticos y frenos

Para suplir la falta de tracción es importante que mantenga los neumáticos en perfecto estado de revista. Es básico no despistarse ni ante el desgaste de las gomas, ni ante la presión que tienen las cámaras. También hay que estar atentos a los frenos. La DGT recomienta comprobarlos periódicamente tocándolos suavemente para secar la humedad de las pastillas.

5. Los camiones hacen de pantalla

Si nota que la tormenta le empuja desde la derecha, trate de conducir más cerca del borde exterior de la carretera que del centro. Sin apurar, claro. Si viene de la izquierda, vaya un poco más al centro. De este modo tendrá más tiempo de reacción si es zarandeado cuando lleva un coche en paralelo. En autopista, por ejemplo, no es tan raro que dos coches que circulan a la par se golpeen lateralmente al perder uno de ellos la trayectoria. Igualmente extreme la precaución al pasar camiones o al entrar y salir de túneles. Los transportes de gran tamaño hacen una pantalla en la que no recibirá viento, pero al superarlos le llegará el golpe.

6. Con una marcha corta

Realice las maniobras con la mayor suavidad posible. Un marcha más corta atará mejor sus movimientos, ya que un régimen alto de revoluciones ayuda a mantener la trayectoria del vehículo.

7. Cuidado con la aerodinámica

Recuerde que las ventanillas tienen que ir cerradas en todo momento. La aerodinámica del coche no solo está pensada para que corra más y consuma menos. Cuantos menos recovecos y caminos le abramos al paso de aire más sencillo será canalizarlo en nuestro favor. Ah, si su vehículo tiene mucha superficie lateral, las furgonetas, lógicamente, pero sobre todo los todoterreno, que van muy altos sobre la vía, sea muchísimo más precavido.

Hielo

Limpiar las lunas del coche sin sustos

En tiempo de heladas te ha vuelto a pasar. Llegas tarde al trabajo por los diez minutos que has tardado quitar el hielo del parabrisas antes de poder iniciar la marcha. Sabías que iba a helar, pero... . Hay formas de evitar el engorroso rato de rasqueta y tiritona bajo la farola de enfrente de tu casa. Lo más recomendable para no acabar por rayar todo el vidrio es evitar que se congele. Aquello de más vale prevenir que cuidar. Es tan sencillo como barato. Un cartón apoyado en la luna y pinzado por el limpia –así lo separas del cristal y evitas que se pegue a él– es de lo más efectivo. La helada caerá igual, pero con quitar el papel podrás arrancar y ver perfectamente la carretera. Lo más recomendable es que queden al aire los palos del limpiaparabrisas y que las gomas no toquen con nada. Ahí, tú decides. Hay mucho vándalo y esos dos antenones son un gran reclamo. Además, cómo evitamos entonces que el cartón se lo lleve el viento.

Otra opción es rociar el vidrio con vinagre disuelto en agua. Tres partes de ácido por una de agua. Como el vinagre no se congela hasta más allá de los 16 grados bajo cero, al impregnar los cristales –y es bueno hacerlo también en las ventanas– logramos una capa de protección invisible frente a la molesta escarcha. Si, sí. También hemos oído lo de frotar con una patata, pero es poco operativo. Salvo que sea de llevar tubérculos en el bolsillo. La solución de acético puede tenerla en una botella en el maletero sin que se estropee.

Pero como nos conocemos, y se nos olvidará usar cualquiera de los dos métodos anteriores, repasemos las fórmulas más extendidas de remover el hielo de las ventanas. La propia DGT da por buenas estás recomendaciones de una empresa de alquiler de vehículos.

Lo primero al llegar al coche debe ser arrancar el motor y poner la calefacción en el modo de desempañar los cristales. Al principio el aire no saldrá muy caliente, pero es mejor así. Un cambio brusco de temperatura podría romper la luna. Solo con esto no nos libraremos del problema o tardaremos una eternidad.

Ni sal ni agua caliente

Así que habrá que trabajar directamente desde el exterior. El primer impulso es rascar con lo que sea. Mal. Es el camino a la tragedia. El cristal se rayará y tus dedos, ni te cuento. Hay quien recomienda el uso de carísimos productos específicos. Funcionan, lógicamente, pero se logra casi lo mismo recurriendo al alcohol del botiquín mezclado con agua. Más barato y accesible. El alcohol descongelará el hielo y nos permitirá, ahora sí y con una rasqueta de plástico pensada para esta labor, retirar de una manera más o menos plácida los restos de hielo. Antes de lanzarte al rascado, echa también un poco de mezcla a los faros. Si los enciendes tras arrancar el motor, quizá la bombilla ya se ha encargado de la tarea, pero si había helado mucho hay que limpiarlos bien. Y recuerda repetir la operación en todos los lugares por los que tienes que ver para conducir. Mínimo parabrisas y las dos ventanillas delanteras. La luna trasera déjasela a la luneta térmica.

Finalmente, y ahora que hemos repasado qué hacer, vamos a grabarnos a fuego lo que NUNCA hay que intentar. Los limpiaparabirsas no se tocan hasta que todo este limpio y templado. Si se ha congelado el agua del depósito del limpia, al forzarlo a trabajar puedes romper la bomba eléctrica que lo hace funcionar. Además, si las gomas se habían pegado al cristal eso no acabará bien.

Tampoco abras las ventanillas. Aunque muchos te lo recomendarán para desempañar y tal. Hasta que no tengas hielo en las ventanas, como si no existiesen. Y más en coches antiguos. La goma que rodea el vano de la puerta y que sujeta el cristal se queda adherida a la ventanilla si hace mucho frío. Si encima es un coche trillado, el terciopelo interior que ayuda a que se mueva el vidrio estará muy desgastado. En estas circunstancias, la presión que tiene que soportar la frágil pinza que sujeta por abajo el cristal y que tira de él al accionar el elevalunas podría soltarse. Te quedarás con cara de tonto. La ventanilla arriba –si hay suerte, porque puede caer dentro de la puerta quedando abierta– y te verás obligado a ir al taller a realizar una reparación rápida, pero no tan barata.

Ah, y sobre todas las cosas no lances un cubo de agua sobre el coche. Si está a temperatura ambiente, se congelará agravando el problema. Si eres de los locos que han probado a lanzarla hirviendo.... el parabrisas podría no soportarlo. Tampoco tires sal. No deshace el hielo y te corroerá la chapa.

Ruedas

¿Neumáticos de invierno?

Los conductores siguen aferrados a la idea de que poner ruedas de invierno es una tontería y que su pericia es suficiente seguro ante las inclemencias. Cambiar los zapatos del coche cuando llega el mal tiempo y el frío requiere un esfuerzo, claro está, y en ocasiones podría no compensar, no obstante, no hay ninguna duda de que los neumáticos M+S (mud & snow, según su nombre inglés) disminuyen de manera exponencial la probabilidad de sufrir un accidente, salirse de la calzada y además nos evitan el tener que llevar (y aprender a montar) las cadenas. Las ruedas de invierno, no confundir con las de clavos, son legalmente un sustituto de las cadenas.

La Dirección General de Tráfico no se cansa de repetir que en invierno no se conduce igual que en verano. Las condiciones de la vía varían y por tanto también debe hacerlo la forma de conducir. Aumenta las distancias de seguridad. Con el frío, las gomas se endurecen y pierden adherencia por lo que se necesita más espacio para detener el coche. Además, la lluvia también es más frecuente y al contrario que las cadenas, que solo sirven con hielo y nieve, las cubiertas de temporada mejoran de manera importante el agarre sobre pisos mojados. En definitiva, que se agarran mejor a la carretera que los neumáticos convencionales en todas las circunstancias lo que permite tener un mayor control sobre la marcha del vehículo.

De hecho, la DGT insiste en que se utilicen. Es cierto que su precio es superior, pero también lo es el rendimiento ya que tienen un menor desgaste. Antiguamente, con temperaturas medias superiores a los 7 grados (la recomendación es usarlas por debajo de esa temperatura media) las ruedas de invierno sufrían mucho, sin embargo, en los últimos años los fabricantes han trabajado en este problema y hoy hay automovilistas que las mantienen incluso en verano. Tampoco es eso.

LOS PUNTOS FUERTES

Menos distancia de frenado

- Sobre mojado, un vehículo con neumáticos convencionales que circula a 80 km/h necesita 40 metros para detenerse. con ruedas de invierno, 36.

- Con nieve, la ventaja se multiplica. El vehículo 'normal' avanza hasta 63 metros antes de parar, el de invierno solo 32.

Más estabilidad

- El comportamiento del vehículo, si se equipan ambos ejes, mejora de manera sustancial. LOS NEUMÁTICOS EN INVIERNO

Más seguridad para usted

- En carretera, bajarse del coche es un peligro. Más con nieve, que la visibilidad se reduce. Los neumáticos de invierno evitan tener que bajarse a poner las cadenas.

No obstante, y aunque todo son ventajas, se calcula que no hay más de un 5% de coches equipados con esta tecnología, que en los países nórdicos es obligatoria ¿Por qué? Uno de los inconvenientes de montarlas en su vehículo es qué hace con las ruedas que calzaba hasta ahora. Algunos talleres ofrecen servicio de custodia. Otras personas, si disponen de sitio en el trastero se llevan las cubiertas a casa. En cualquier caso tiene que tener el cuenta que el cambio de ruedas, es decir, sacar una goma de la llanta y colocar la otra, le costará entorno a los 50 euros. Por eso, hay quien prefiere comprar otro juego de llantas y realizar la sustitución en casa, con el gato y paciencia.

La conclusión podría ser que el único motivo para no poner neumáticos de invierno es el desembolso al que obliga, sobre todo la primera vez. Con ánimo de conocer de cuánto dinero estamos hablando, hemos pedido un presupuesto y el resultado es que el precio final de poner cuatro neumáticos de invierno 195/50 R 15 de la marca Firestone (montaje, impuestos, etc incluido) es de 457,48 euros. Podría colocar solo dos, en las ruedas con tracción.

Las cadenas

¿Cómo coloco las cadenas a mi coche?

Si eres de los que ha desechado colocar ruedas de invierno en tu vehículo y te enfrentas de repente a una situación de emergencia, con nieve o hielo en la carretera, seguramente tendrás que aparcar en la cuneta o ponerle a tu coche unas cadenas. Un proceso que antaño era complicadísimo pero que con los nuevos materiales y diseños de las cadenas se ha convertido en algo más asequible para todo tipo de conductores.

Vídeo. Manual para saber colocar las cadenas en los neumáticos del vehículo

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