Un tribunal popular juzgará el próximo lunes al presunto parricida de Nájera

El acusado vivía con su madre, de 74 años, en el domicilio de Nájera. El 8 de noviembre de 2019 había contratado para la vivienda un sistema de alarma con dos detectores y dos dispositivos de grabación que se accionan cuando se produce un salto de alarma. El 29 de mayo de 2020 la desconectó y en la mañana del 2 de junio, «con la intención de acabar con la vida de su madre», entró en el cuarto de ésta cuando se encontraba dormida y tendida en la cama y sin que ella pudiera reaccionar y defenderse intentó clavarle un cuchillo en el corazón, que finalmente impactó en una costilla.

De acuerdo con la versión del Ministerio público, el procesado cogió entonces un martillo y la golpeó repetidamente en la cara y en la región frontal, con hundimiento del hueso y afectación de los globos oculares.

Posteriormente, volvió a coger el cuchillo y le provocó una herida incisa de 13 centímetros de longitud en el cuello que seccionó la vena yugular. Sobre esa lesión, el acusado le volvió a clavar el cuchillo otras dos veces, apreciándose dos incisiones: la más superior, de 3,5 cm., que penetró al tejido celular subcutáneo; y bajo ésta, otra más superficial, de tipo excoriativo, y de unos 3 centímetros de longitud «La acción del acusado llevó a su madre a la muerte», explica la Fiscalía.

En la habitación del procesado se localizaron los instrumentos que utilizó para matar a su madre. Encima de una silla, una navaja y un cuchillo de cocina; y dentro del cajón de la mesita de noche, un martillo, Todos los objetos estaban manchados de sangre.

El encausado, que presenta un trastorno esquizoafectivo y un trastorno mixto de personalidad, con predominio de rasgos impulsivos por los que ha requerido múltiples ingresos psiquiátricos, se provocó con un cuchillo sendos cortes incisos transversales en ambas muñecas; también heridas punzantes en tórax y abdomen.

A las 15.37 horas llamó al SOS Rioja comunicando que había había matado a su madre. A las 18.40 horas del día 2 de junio de 2020, se procedió al levantamiento del cadáver y a su posterior traslado al Instituto de Medicina Legal de Logroño para la realización de la autopsia.

De acuerdo con el relato de la Fiscalía, el aislamiento social del procesado, de 47 años, y la obligación de convivir con su madre, propiciaron que descargara su cólera y hostilidad contra ella. Esta situación, unida al confinamiento impuesto por la pandemia, «saturó la capacidad psicológica del investigado para afrontar los acontecimientos». El hombre, habría interpretado «que su única salida era matar a su madre y posteriormente suicidarse él».

Sin embargo, cuando llamó por teléfono al 112, pidió asistencia médica para las heridas que se había causado a sí mismo, por lo que «no tenía ninguna intención de suicidarse tras matar a su madre. Al desaparecer ésta, había eliminado el factor que le producía mayor estrés».