Uno de cada tres trabajadores riojanos gana menos del salario mínimo

Casi cincuenta mil riojanos no alcanzaban el importe del SMI (15.120 euros) en sus ganancias anuales según la estadística 'Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias' para el año 2023, de la Agencia Tributaria(AEAT). Dicho informe permite atender a la estructura salarial de los trabajadores riojanos tomando precisamente el SMI como baremo. Son mayoría quienes ganan entre 1 y 1,5 veces esa de referencia –de 1.080 a 1.620 euros mensuales–, un 23,6% del total de asalariados (31.655 personas); mientras que los del rango superior, los que perciben de media de 1.620 a 2.160 euros en su nómina representan al 17,7%, el tercer grupo principal.

Y es que la pirámide salarial riojana es estrecha en su base. Un total de 26.943 asalariados –casi uno de cada cinco– percibió en 2023 menos de la mitad del SMI anual, lo que representa unos ingresos por empleo inferiores a 540 euros al mes (siempre contando con catorce pagas). En el escalón superior, de esa cantidad hasta los 1.080 euros se sitúan el 16,4% de los asalariados. En suma, un 36,3% ganaba al año menos del SMI.

Por detrás de esa frontera salarial se encuentran, por lo tanto, un gran número de trabajadores afectados por los elementos que definen las situaciones más precarias. Uno de ellos es la temporalidad, con empleos ocasionales y que se alternan con periodos en paro. De hecho, quienes suman a lo largo del año ingresos por su ocupación laboral temporal más los del desempleo ganan de media 12.848 euros, casi la mitad que los trabajadores que cuentan solamente con ganancias salariales.

La temporalidad, además, afecta de forma más contundente a los sectores que cuentan con los salarios más bajos, como el agrario, la hostelería o los cuidados. Además, el peso del empleo a tiempo parcial se suma como otro motivo fundamental para que uno de cada tres asalariados ganen menos que el SMI. Sin jornada completa, el sueldo no llega.

En este aspecto, la situación de La Rioja no es para presumir, ya que es la comunidad de la mitad norte de España (sin contar País Vasco y Navarra, excluidas del informe por su foralidad) que mayor proporción tiene de asalariados por debajo del salario mínimo. Andalucía y Extremadura son las regiones que cuentan con más, Madrid y Cataluña, con menos.

Resulta complicado establecer una comparativa con años anteriores según esta estadística de la AEAT, ya que el SMI –que toma como única referencia– ha experimentado desde 2018 un importante crecimiento. Sin embargo, algunos rangos salariales sí que se asemejan, pudiendo comprobar que las retribuciones laborales de los que menos ganan se han visto impulsados en los últimos años. Por ejemplo, en 2018, el 44,2% de los asalariados ganaba menos de 15.200 euros,mientras que cinco años después esa proporción se reduce casi ocho puntos, hasta el 36,4%. Mujeres, jóvenes y extranjeros, perfiles típicos de la precariedad, son quienes más han visto (proporcionalmente) aumentados sus salarios en los últimos años.

Esto no solo se debe al alza de SMI sino también a la reducción de la temporalidad lograda por la última reforma laboral –que ha pasado en La Rioja del 25,3% de 2018 al 15,1% de 2023– y de la parcialidad –de 15,2% a 11,5% en un lustro–.

Más allá de esas bajas rentas, las retribuciones laborales de los riojanos crecen tanto en el salario medio –que ha pasado de 19.747 a 22.335 euros en cinco años– como en las escalas superiores, aunque estas siguen siendo testimoniales. Según los últimos datos de la AEAT, en 2023 el 8,3% de los asalariados ingresaba más de 45.3600 euros anuales –unos 3.300 mensuales–, tasa que hace cinco años era del 5,4%. Un 15% de los riojanos, por su parte, ganaron el pasado año entre 30.240 y 45.360 euros; y en la cúspide de la pirámide, 2.189 (el 1,6%) tuvieron un sueldo por encima de los 5.400 euros al mes (75.600 anuales) y 167 multiplicaron al menos por diez el SMI, con 151.200 euros al año.

En líneas generales, la fotografía salarial refleja los avatares económicos y de empleo en este siglo, con un incremento de los sueldos hasta 2008 impulsados por la bonanza económica; el estancamiento y retroceso que marcó la época de crisis y recortes; la recuperación posterior y la reciente reducción de la temporalidad sumada a un SMI incrementado en más de un 50%.