La consejera encargada de la transparencia, Raquel Romero, abandona el Parlamento durante una sesión. S. TERCERO

La transparencia absoluta

CRÓNICAS VENENOSAS ·

«La corrupción lleva infinitos disfraces» (Frank Herbert)

Pío García

Logroño

Domingo, 13 de marzo 2022, 01:00

El pasado viernes por la tarde, la redacción de este periódico entró en conmoción. Pararon las máquinas, se detuvo el tiempo, los ordenadores quedaron en suspenso, dejaron de oírse las teclas, los teléfonos, los gritos, los susurros, las risas. Por un segundo, la gente quedó ... congelada, como en una película de ciencia ficción, y hasta las manecillas del reloj parecían tomar aliento antes de proseguir con su infatigable carrera hacia el minuto siguiente. Hubo, en fin, un instante de asombro. Tal vez de aquí a veinte años todos recordaremos qué estábamos haciendo en ese preciso segundo, como los americanos cuando mataron a Kennedy o como los castellanos cuando el PP se arrodilló ante la ultraderecha.

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Llegó una convocatoria de la Consejería de Igualdad, Participación y Agenda 2030.

Fue este un momento solemne y decisivo que, sin embargo, sucedió con total discreción, como si tal cosa, como suceden las cosas verdaderamente importantes: de pronto apareció en los buzones un correo electrónico anunciando la organización del primer encuentro 'Voces contra la corrupción', en el que se van a presentar «las herramientas, para prevenir, denunciar y frenar esta lacra». Lo organiza la Dirección General de Transparencia, muy criticada injustamente por algunos compañeros y por los políticos de la oposición. Sospechan que la Consejería de Raquel Romero es opaca, quizá porque se trata de una mujer discretísima, ajena a las fanfarrias y oropeles de este mundo, que no suele salir casi nunca a dar explicaciones ni a rendir cuentas de todos los millones que gestiona, aunque a veces hace vídeos muy chulos que cuelga en instagram. No entienden estos maledicentes que estos quijotes de La Mancha hace ya tiempo que han alcanzado la transparencia más absoluta, la transparencia extrema y definitiva, la disolución completa en el éter. Por eso nos parecen invisibles cuando simplemente están haciendo su trabajo de una manera extraordinaria.

Yo, por ejemplo, guardo un muy buen recuerdo de Julio Pérez del Campo, un cineasta ganador de un Goya que vino de Toledo para dirigir la Oficina de Retorno. Pedí entrevistarle cuando llegó, pero me dijeron que había que darle algo de tiempo. Se despidió a la francesa un año después, dejando un mensajito en facebook, con sus corazoncitos y todo. Ni conseguí nunca hablar con él ni nadie explicó jamás qué había hecho aquí.

En cualquier caso, el encuentro 'Voces contra la corrupción' resulta muy oportuno y necesario, aunque solo sea para aclarar conceptos. Quizá sirva para comprobar que, como decía Herbert, hay muchas formas de corrupción y que algunas –muy sutiles e insidiosas– se pueden practicar legalmente, a la luz del día, con absoluta transparencia. Si buscan en el diccionario, descubrirán que la Real Academia también define 'corrupción' como «deterioro de valores, usos o costumbres».

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