Luis del Romero | Doctor en Geografía
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Luis del Romero | Doctor en Geografía
«Transición Energética debería cambiar el nombre por ministerio de licencias»Luis del Romero es doctor en Geografía. Profesor titular de la Universidad de Valencia, participó como experto en las comisiones parlamentarias durante la tramitación de la Ley de Biodiversidad de La Rioja. Ha investigado la despoblación de Teruel y es muy crítico con el modelo « ... salvaje» que sigue España de impulso de energías renovables sin planificación, fenómeno que relaciona con la burbuja del ladrillo de hace dos décadas: «Ésta es otra burbuja, aunque controlada por las mismas empresas constructoras y fondos de inversión que la inmobiliaria de entonces, con la diferencia de que ahora estos mismos promotores visten una 'chaqueta verde', pero la burbuja también estallará».
– ¿Es posible que un ministerio tramite los impactos ambientales de líneas de alta tensión como las de Forestalia pese al rechazo en todos los territorios allí donde se plantea?
– Lamentablemente. El Ministerio de Transición Ecológica, que debería velar por la conservación del medio ambiente, parece más un departamento administrativo al servicio de lobis, de grupos de poder. De hecho, podría cambiar su nombre por el de 'ministerio de licencias concedidas'. No tiene ningún sentido todo este entramado de transporte de energía, con esas líneas privadas de cientos y cientos de kilómetros, de grave impacto en la avifauna, en la biodiversidad y, por qué no, de la salud pública, en lugar de exigir que la producción de energía se produzca cerca de donde se consume. En el caso de La Rioja, la afección a un territorio, que en buena parte vive de sus bodegas y la viticultura o incluso a elementos culturales como el Camino de Santiago, es tremenda. Es increíble que ese expediente, y el resto de grandes líneas, no se hayan paralizado. Me parece intolerable la dejadez política que hay sobre este asunto, y me da igual de unos que de otros, porque los grandes partidos de lo que más entienden es de puertas giratorias y no hay más que ver quiénes son los directivos de empresas como Forestalia. Son los ciudadanos, a través de plataformas y con muchas limitaciones de medios, los que están tratando de parar los pies a todos estos despropósitos.
– ¿Qué negocio hay detrás de todas estas líneas de alta tensión?
– Detrás de toda esta fiebre renovable está la construcción, como en los años 2000, y la especulación con capacidades y conexiones a las redes de distribución. Si realmente tenemos esa necesidad de producir energía, ¿por qué se deja todo, incluso la distribución, en manos de empresas privadas? No hay retorno social ni económico en los pueblos donde se instalan estos macrocomplejos. Forestalia, por ejemplo, no es una empresa manufacturera, no crea nada, sino que es un conseguidor y, como sucedió con el boom inmobiliario, son constructoras y fondos de inversión de cualquier parte del mundo los que invierten en un negocio basado en las concesiones, en las licencias administrativas.
– ¿No necesita España todo este desarrollo renovable?
– Lo que necesita España es una planificación, pero no la hay. La industria española no consume más, como se nos cuenta, sino menos. Thyssenkrupp, un gran consumidor de energía, acaba de anunciar el cierre de su planta de acero de Sagunto para irse a Alemania y antes lo hicieron casi todas las siderúrgicas. Gamesa, que es una de las grandes empresas que fabrica renovables, se está replegando de España... Quiero decir que no sé cuánta energía renovable necesitamos como país, pero de aquella industria gran consumidora cada vez queda menos. El Gobierno de España ha decidido que seamos la pila de Europa, sin tener siquiera una estrategia, un desarrollo razonable. El impacto de los parques eólicos y fotovoltaicos sobre el territorio sobre la España vacía y barata es brutal. Después del empacho del 'ladrillo' pusimos todo el exceso de vivienda a la venta de jubilados alemanes y británicos y me temo que, con todo este entramado energético, acabaremos haciendo lo mismo a costa de machacar nuestro territorio.
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