Tranquilidad en medio de todas las tormentas

Capellán dice que no le interesa la política de partido; una declaración sorprendente en alguien que ostenta la presidencia de uno. Desde que tomó posesión del despacho principal del Palacete, el jefe del Gobierno riojano se ha distinguido por no meterse en fregados nacionales. Su estilo es, en este sentido, el opuesto a Isabel Díaz Ayuso. Incluso presume de tener una relación cordial tanto con el presidente Sánchez como con el ministro de Transportes, Óscar Puente. Las medidas que ha adoptado en La Rioja, como la ayuda universal a los autónomos o la recuperación del cheque de Bachillerato, aunque muy discutibles desde el punto de vista de la justicia distributiva, le han granjeado la simpatía de varios colectivos electoralmente apetitosos. En el año 2025 se verá si su estrategia (pedir lo pequeño y factible antes que enrocarse en lo grande y remoto) surte efectos. Será inevitable sentirse desairado si finalmente los nuevos trenes no llegan en primavera o si las Glosas siguen cerradas bajo siete llaves en la Real Academia de la Historia. Tal vez llegue entonces el momento de alzar la voz o de acudir a otras instancias, incluso judiciales. Hasta entonces, calma chicha.

Si, como al principio muchos dirigentes socialistas pronosticaban, Javier García hubiera tenido uno o varios rivales para las primarias, estas hubieran sido unas semanas frenéticas para el PSOE. La competencia interna puede resultar refrescante desde el punto de vista democrático, pero deja imprevesibles heridas internas. Sin embargo, nadie dio el paso. O no creían tener los apoyos suficientes o no les apetecía asumir un reto muy difícil: reconstruir el partido con el viento en contra. El alcalde de Arnedo, que pronto dejará el bastón de mando municipal, se ha convertido ya en el nuevo secretario general de los socialistas riojanos y se asegura un congreso más o menos plácido. Las corrientes subterráneas nunca dejan de discurrir bajo la sede de Martínez Zaporta y en cualquier momento pueden aflorar, pero García se ha ganado el derecho de pilotar la nave en plena tormenta. De esta manera, un 2025 que podría haber resultado sísmico para el PSOE se ha convertido de pronto en un año tranquilo. Las elecciones de 2027 aún se ven lejanas, pero incluso los militantes más entusiastas reconocen la dificultad de revertir una mayoría absoluta en una legislatura. El congreso regional, que se celebrará el 15 de febrero, ofrecerá pistas sobre el grado de integración de las diferentes familias socialistas, aunque la verdadera prueba de fuego de García –casi una ordalía– se verificará probablemente en los meses siguientes. En algún momento de su mandato, el nuevo secretario general socialista tendrá que decidir si asume o no el costo de marcar distancias con Ferraz en asuntos de dificil digestión a este lado del Ebro, sobre todo si la pervivencia de Sánchez se asienta sobre nuevas conceciones a los grupos nacionalistas. Su antecesora, Concha Andreu, decidió practicar un seguidismo entusiasta y sin matices, con los resultados conocidos.

Como los delanteros oportunistas, Vox aprovecha los fallos defensivos del PP para meter sus goles. La desastrosa gestión de Mazón en Valencia, rayana en la desfachatez, ha dado alas a la ultraderecha levantina, que crece en las encuestas. Le ayuda la ola internacional, con Milei, Trump, Meloni y Orban conquistando cuotas de poder impensables hace veinte años. En La Rioja, sin embargo, no consiguieron traducir su representación institucional (dos diputados, dos concejales en Logroño) en capacidad de influencia. La extrema derecha se alimenta de la ira y de la frustración ciudadana; si el PP de Capellán no comete fallos graves, será difícil que crezca a su sombra.

Sumar, en realidad, no existe. Es una plataforma nebulosa con algunos ministros y una constelación de partidos que tiran cada uno para su lado. Las encuestas le dan una representación menguante, con Yolanda Díaz agonizante, Podemos fuera de órbita e Irene Montero deseando cobrarse facturas pendientes. En La Rioja, tras la tormentosa experiencia de los morados en el Gobierno de Andreu, solo IUpuede alardear de solidez. Podemos sobrevive en el Ayuntamiento de Logroño (Amaya Castro es su única concejala), pero en el Parlamento, tras la temprana dimisión de Raúl Pérez, Izquierda Unida lleva la única voz, con sus dos diputados, Henar Moreno y Carlos Ollero. Salvo sorpresas electorales, no parece que 2025 vaya a alterar el 'statu quo' en este espacio político, tan dado a las uniones fulgurantes y a las fisiones estruendosas.