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Hace un año que, según los primeros plazos facilitados por la Administración, tenían que haber acabado las obras del tramo riojano de la A-12 ( ... Autovía del Camino) que une nuestra comunidad autónoma con Burgos, esos 14,4 kilómetros que llevan de Santo Domingo de la Calzada a Villamayor del Río. Pero hablar a futuro en materia de infraestructuras viarias siempre conlleva un elevado riesgo y, en consecuencia, un margen de error igualmente muy alto.
Sin embargo, con la ejecución de los trabajos ya por encima del 57% –48,2 millones de euros de los 84,3 presupuestados–, surge una nueva fecha de finalización que aporta la Delegación del Gobierno en La Rioja, el último trimestre de 2025. Y a priori el desarrollo de las obras –siete kilómetros en nuestro territorio y otros tantos en la provincia vecina– va en ese horizonte, con movimientos de tierras y excavaciones en las zonas de desmonte, el relleno de los trasdoses en los viaductos ya construidos o la ejecución del fuste de una de las pilas y la canalización para comunicaciones. Y la previsión para la próxima semana es empezar la ejecución del suelocemento desde el inicio de la obra hasta el kilómetro 3,5 y seguir con la capa de base en esa zona.
Estos avances, visibles sobre todo hasta el entorno de Grañón, contrastan con el estado actual de la carretera cuando se sale de Villamayor y se enfila hacia Belorado en dirección a Burgos. Son 67 kilómetros que suponen una auténtica penitencia para los conductores. Y lo peor de todo, según las previsiones, es que tardará tiempo, años, en que haya movimientos de tierras en ese recorrido por el que transitan los riojanos cuando quieren ir a la capital burgalesa sin tener que pagar el peaje de la AP-68.
Porque los proyectos de los tres siguientes tramos están pendientes de revisar o aprobados pero aún sin licitar, según los casos. En el limbo, en definitiva, cuando además son los trechos más costosos económicamente y complicados de ejecutar, sobre todo el tramo tres y el dos. Así, el proyecto de la autovía entre Villamayor del Río y Villafranca Montes de Oca (16,6 kilómetros) fue aprobado hace casi una década, en 2015, y el coste previsto asciende a 111,6 millones de euros.
El diseño del siguiente tramo que llega hasta Ibeas de Juarros (24,3 kilómetros) y sortea el puerto de La Pedraja, principal escollo en la ruta, contempla una vía de doble carril totalmente nueva. Fue ratificado en noviembre de 2017 y preveía una inversión superior a los 191 millones. Pero desde entonces en este trecho del proyecto tampoco se ha hecho nada. «Antes de reactivar los trámites administrativos» para proceder a la licitación de las obras, el proyecto debería revisarse «para actualizarse a precio de mercado», ha llegado a reconocer el Gobierno central a una pregunta del PP en el Senado.
Mientras que el denominado 'primer tramo' de la A-12, el que enlaza la capital burgalesa con Ibeas de Juarros (7,3 kilómetros), también está aún lejos de entrar en servicio. Los trabajos se adjudicaron en 2018 por un precio mucho menor al presupuestado: 45 millones de euros frente a los 83,9 millones estimados. Meses más tarde y cuando apenas se había removido unos montones de tierra, las constructoras adjudicatarias solicitaron más dinero al Ministerio, que no revisó las condiciones. Pero en 2021, y cuando la obra debería haber concluido, se rescindió el contrato con la UTE. Y en noviembre de 2022, Transportes encargó por 860.000 euros una nueva redacción del proyecto que mejore la conexión con la AP-1.
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