Los toros, un debate que aglutina múltiples voces a favor y en contra

«Estamos siempre en el ojo del huracán; puede haber gente a la que no le guste esta tradición, pero creo que entra dentro de lo respetable», expone Javier Rubio, presidente del Club Taurino de Arnedo, quien define como «un mito» que los toros sean algo arcaico, defendiendo que en los tendidos cada vez se ve a más gente joven. Destaca, además, que La Rioja es una comunidad autónoma «muy taurina y con unas tradiciones muy arraigadas» pese a su pequeño tamaño y considera que el mundo de los toros tiene futuro mientras siga existiendo afición a ellos. «Los toros acabarán cuando la gente deje de ir a las plazas, no cuando alguien de turno decida quitarlos», remata.

En el lado opuesto de la moneda se encuentra Inma de Imaña, de @noesmicultura, quien explica que desde la plataforma se han recogido 500.000 firmas para pedir que se quite «el blindaje» de la tauromaquia. En su opinión, la sociedad «está cambiando» y defiende que la cultura sea «algo positivo y que identifique a todo el mundo». Una definición que, según considera, los toros no cumplen. «La tauromaquia no nos une, nos separa. Todo el mundo tiene su opinión y nadie está en medio», apunta. Según su parecer, no se puede llamar arte a «algo que realmente es una práctica de violencia y maltrato» y asegura que este tipo de eventos continúan por tener «grandes empresas detrás y grandes subvenciones».

Los ganaderos, que intentar recuperarse del mal momento vivido durante la pandemia de coronavirus, defienden al sector porque consideran que sigue contando con muchos aficionados detrás. «El grado de salud que tiene es bastante bueno, positivo en cuanto a la afición se refiere; desde que ha pasado la pandemia ha habido una revitalización total, sobre todo por parte de la juventud», asegura Carlos Lumbreras. «Sí que veo una petición popular para que esto siga en aumento porque veo a la gran cantidad de jóvenes que están acudiendo a los festejos y, además, con una educación taurina tremenda», añade.

Desde el punto de vista sociológico, por último, Joaquín Giró señala que se ha partido tradicionalmente de la consideración de los animales como bienes al servicio del ser humano para pasar a otros planteamientos «más recientes» que los reconocen como seres hirientes y merecedores de protección. «Asumiendo que los animales son seres capaces de sentir dolor, cualquier argumentación que eluda la protección animal pasa por asumir que pudiendo optar por un sistema justo elegimos otro, injusto», apunta el sociólogo y profesor jubilado de la Universidad de La Rioja. «Así que cuando se atenta contra el medio ambiente y los seres vivos que forman parte de él, se atenta contra la integridad del propio ser humano», finaliza.