«No hay que tomar decisiones precipitadas en ningún sentido, recomiendo esperar»

Hace una semana se encontraba en Estados Unidos pero el anuncio de Donald Trump ya le pilló en San Vicente de la Sonsierra, donde lleva afincada desde 2019 y donde elabora ya seis vinos, en su mayoría tintos. «Tengo una producción pequeña», reconoce Jade Gross, de unas 12.000 botellas al año, «y exporto a Estados Unidos entre un 15% y un 20%: a Nueva York, a Colorado...».

Y a partir de ahora, ¿que cambiará para esta bodeguera nacida en Hong Kong? «Nada», responde de manera apresurada, «porque no hay que tomar decisiones precipitadas, pero ni en un sentido ni en otro». Gross recomienda «esperar todavía un tiempo prudencial. La información es muy reciente, todavía puede cambiar y creo que es mejor tener un poco de calma». Así va a proceder ella a corto plazo, porque también tiene claro que Estados Unidos es un mercado «muy interesante y que no podemos perder».

Gross asegura que el consumo de vino en el gigante norteamericano «va al alza, se están abriendo últimamente varios winebar y la gente tiene ganas de conocer las historias en torno a este mundo y luego las complementan con viajes al lugar donde se elabora el vino», en este caso a Rioja.

La bodeguera, diplomática de formación académica y que después orientó su vida hacia la cocina y llegó a ser jefa en los fogones del restaurante Mugaritz antes de volver a dar otro giro en este caso hacia la viña, quiere seguir exportando a Estados Unidos, llevar allí sus historias de San Vicente y Labastida «y hablar de vinos parcelarios, de la gente que los elabora, de los secretos de esta tierra...». Todo ello cree que va más allá de los aranceles de Trump «pero está claro que el sobrecoste no gusta a nadie».

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