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El mercado del alquiler de viviendas en La Rioja es prácticamente nulo. Las dificultades económicas para adquirir una casa en propiedad, el auge de plataformas como Airbnb que permiten obtener rentabilidades sin comprometerse a la duración habitual de los contratos de arrendamiento, y la ... desconfianza de muchos propietarios a alquilar por los posibles problemas de cobro que puedan tener en un futuro con los inquilinos son las tres causas que explican el colapso de este segmento de negocio inmobiliario en la comunidad. La consecuencia es una demanda de alquileres muy superior a la oferta, lo que también ha afectado a los precios, que se han encarecido alrededor del 10% en el último año.
El gerente de Inmobiliaria Solozábal, José Antonio Solozábal, confirma el anquilosamiento del alquiler de viviendas, ya que «desde hace algo más de un año, coincidiendo con la recuperación de la economía y con la mayor movilidad laboral de las personas, se viene registrando mucha demanda y la oferta es inferior a lo que habitualmente había en el mercado».
«El problema -explica- es que mucha gente interesada en salir de la casa de sus padres o en dejar de compartir piso no puede adquirir una vivienda en propiedad porque ni siquiera tiene el dinero suficiente ahorrado para hacer frente a los pagos iniciales» (hasta el 30% del coste de la propiedad y los gastos que genera la operación). Así que los ojos se vuelven hacia los alquileres, pero los propietarios «son reacios porque tienen miedo a los impagos y a que si sufren problemas y se ven obligados a llevar el caso ante la Justicia tarden meses en lograr una solución». Una opción para los que sí alquilan es «contratar un seguro» que les proteja de los impagos y del vandalismo (desperfectos de la vivienda). «Pero claro, eso tiene un coste para ellos; como el de una mensualidad aproximadamente», añade.
Esta situación ha provocado «una subida de los precios en torno al 10% desde enero del 2017», apunta Solozábal, quien concluye que «la oferta de alquiler está consumida», mientras los precios de venta, «sobre todo de segunda mano, siguen ajustándose».
«Sólo tenemos en estos momentos un piso en alquiler y con un precio elevado», comenta a Diario LA RIOJA José Ignacio Narvarte, de Inmobiliaria Boffil. A su juicio, el descuadre entre oferta y demanda de viviendas de alquiler en La Rioja comenzó «hace un par de años». «Entonces había muchos pisos de constructoras quebradas que salieron al alquiler con precios baratos, pero los bancos se quedaron con ellos y todo ese stock desapareció del mercado».
Narvarte apunta asimismo otro factor que ha influido en la escasez de viviendas destinadas al alquiler en la comunidad: el auge de plataformas como Airbnb. «A través de ellas, los inmuebles se alquilan por días, fines de semana, etcétera, lo que puede resultar más interesante a los propietarios en lugar de estar comprometidos por contratos de arrendamiento a tres o cinco años», explica.
Por último, Yolanda Herreros, de Inmobiliaria Herreros, ratifica que «no hay pisos para alquilar desde hace unos dos años». Y lo poco que entra «se alquila muy rápidamente». Herreros explica, además, que «hay inversores que están comprando pisos baratos para después alquilarlos» y los precios «han subido, pero no en exceso para la escasa oferta que se registra».
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