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Pedir créditos para pagar créditos anteriores. Esta es la espiral enloquecida en la que entró Gabriela (nombre figurado). «Lamentablemente no es un caso aislado», subraya la responsable del Departamento Jurídico de Repara tu Deuda, Ana Isabel García, aunque también «tenemos casos de gente con ... deudas por haber avalado un negocio empresarial que no ha ido bien y padres que han avalado a los hijos en la compra de una vivienda y que, cuando el hijo no puede abonar la hipoteca, le reclaman la deuda a ellos».
Gabriela está divorciada, tiene una hija a su cargo y cobra una nómina mileurista. Le surgió un gasto extraordinario, solicitó un préstamo y al principio lo podía pagar sin problemas. Pero en el momento en el que su ingresos descendieron ya no le daba de sí. Así que pidió un crédito y después otro y otro más... Hasta que llegó a encontrarse con diez préstamos por un valor total de casi 14.000 euros: uno de una entidad financiera convencional y nueve de empresas de créditos rápidos. «Era una historia sin fin, un tiempo de terror, de no poder dormir, recibiendo cada día dieciocho o veinte llamadas de los acreedores para que les pagase», recuerda.
Por redes sociales conoció Repara tu Deuda y les llamó, «aunque tenía muchas dudas». Ellos se pusieron en contacto, estudiaron su caso y lo aceptaron. Tuvo que mandar toda la documentación y el procedimiento duró «unos tres años».
Gabriela intentó hablar con los acreedores para llegar a un acuerdo de fraccionamiento. «El problema es que cuando una persona impaga, ya los acreedores se cierran en banda y no facilitan el acuerdo, porque piden que se les haga un único abono de un importe muy elevado», señala García. «Pero, claro –incide– si el deudor no tiene dinero para pagar la cuota del mes, ¿cómo lo va a tener para liquidar el pasivo totalmente de una vez?». Al final, el Juzgado de Primera Instancia número 6 de Logroño le ha exonerado de todas las deudas una vez demostrado que ha actuado de buena fe «y que no pagaba, no porque no quisiera, sino porque le era imposible hacerlo».
Cuando le comunicaron el auto, Gabriela sintió «un alivio enorme». «Lo primero que pensé fue que al fin había podido terminar con esta angustia» y, «lo que tengo claro, es que nunca más en mi vida volveré a pedir un crédito, mucho menos a las empresas de préstamo rápido. Ese fue un error tremendo».
El mismo día en el que el Juzgado logroñés ordenó la exoneración de los pasivos de Gabriela también adoptó igual decisión para otro riojano. «Un señor que se separó y pudo verificar que su pareja había solicitado préstamos en su nombre», explica la representante de Repara tu Deuda. «Él intentó rehacer su vida y llegar a un acuerdo con los acreedores, pero no hubo manera. Entonces, finalmente, al no tener bienes, en poco más de un año su procedimiento ha concluido y ha logrado la cancelación de una deuda que superaba los 40.000 euros».
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