La Rioja deja atrás su tercer verano más caluroso

Aunque el otoño parece haber llegado de sopetón en un septiembre fresco y lluvioso sin ningún tipo de transición, el balance del verano meteorológico deja una conclusión que ya no resulta especialmente novedosa por el continuado ascenso térmico, pero que quizá también por ello sigue siendo importante: La Rioja ha vivido su tercer verano más caluroso desde que existen registros. Solamente superado por los recordados estíos de 2022 y 2003, la región ha marcado entre junio y agosto una media de temperaturas máximas de 31,2º y ha superado el umbral de riesgo por altas temperaturas (34,5º) en 32 días este año.

La Rioja se está acostumbrando a una tendencia al alza del termómetro. Analizando a largo plazo, las evidencias que deja el cambio climático son numerosas. De los 23 días en los que se ha roto la barrera de los 40º en la estación de referencia de la Aemet de Logroño-Agoncillo desde que existen registros (1950), solamente 6 son anteriores a este siglo. Hasta la década de los noventa en ningún año se superaron los veinte días por encima del actual nivel de riesgo de 34,5º. En ocho de los diez últimos veranos las máximas han estado por encima de la normalidad térmica (media de registros entre 1991-2020). Desde los ochenta, la temperatura media en la región se ha elevado aproximadamente un grado y medio.

Y este verano meteorológico –que comprende meses completos, a diferencia del astronómico que va este año del 20 de junio al 22 de septiembre– no solo no ha puesto la nota discordante sino que ha continuado con esa preferencia a romper registros. La Rioja ha dejado atrás unos meses de calor sostenido, si bien empezó con un junio algo tímido, con temperaturas dentro de lo habitual salvo por varias jornadas en las que se alcanzaron máximas por encima de los treinta grados.Fue julio el que dio el estirón, aunque también le costó después de una primera quincena algo 'fresca'.En la segunda se llegaron a rozar los cuarenta grados, con días que superaban notablemente la normalidad térmica, empalmando con otra primera quincena de agosto también sofocante.

Esa transición fue la fase más tórrida del verano, que culminó el fin de semana del 10 y 11 de agosto, en el que se alcanzaron en Logroño 40,6º y 40,8º, con una media de 31º el domingo. Dos fechas más por encima de los cuarenta, una excepción cada vez más habitual. En Haro se llegó a 39,8º, en Alfaro y Nájera a 39,7º, en Anguiano a 37,3º... Fue el día más caluroso del año.

A modo de resumen, las máximas de junio se situaron en Logroño en 27,7º, de julio en 33,1º y en agosto, algo por debajo como manda la tradición, en 32,6º. Todo ello ofrece para el verano meteorológico de la capital riojana una media de máximas de 31,2º, ampliamente superior a la referencia histórica de 29,5º. Se trata del tercer dato más alto de la serie, que cuenta con su récord en el verano de 2022 (32,8º), el más caluroso de siempre, incluso por encima del de 2003 ( 32,6º) que ostenta el dato mensual imbatible de 34,2º de máxima media en agosto. Por detrás quedan los meses estivales de 2019 (31,1º) y 2012(31º). La media en la capital ha quedado en 23,4º (1,2º por encima de lo normal) y la de mínimas en 15,8º (0,8º más).

Las altas temperaturas se han extendido a toda la región, con un verano bastante más caluroso de lo normal, como ya avanzó en mayo la predicción de los modelos por satélite. Las máximas medias han sido de 31º en Alfaro,30,7º en Calahorra, 29,8º en Nájera, 29º en Haro, 27,9º en San Domingo, 25,7º en Anguiano, 24,2º en Villoslada de Cameros...

Además, el umbral por temperaturas extremas –que activa las alertas y eleva el riesgo de problemas de salud– se ha alcanzado en 32 días este año, también el tercer dato más alto después de 2022 (38) y 2003 (35).

Por otra parte, este verano meteorológico ha contado con elementos diferenciales con respecto a los anteriores. Uno, que ha sido tremendamente lluvioso, con jornadas de copiosas tormentas en agosto, cuando la estación de Logroño-Agoncillo recogió 105 litros por metro cuadrado, quintuplicando los registros medios para ese mes. Otro, que ha sido más corto. Frente a septiembres previos, que servían de continuidad veraniega, en el actual los riojanos han tenido que vaciar las piscinas y cambiar el armario demasiado pronto ante el desplome de los termómetros.

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