Secciones
Servicios
Destacamos
félix Domínguez / sandra carmona
Sábado, 22 de febrero 2020
Eran las 9.08 minutos de la mañana de un sábado que se presumía tranquilo. En el Monasterio de Nuestra Señora de Valvanera, mientras los cuatro huéspedes alojados en la antigua hospedería permanecían aún en sus habitaciones tras dormir allí y los monjes de ... la orden del Verbo Encarnado se disponían a incorporarse a sus rutinas diarias, una vez consumado el habitual tiempo dedicado a la oración, un sonoro y fuerte temblor sacudió, sin previo aviso, la paz que habitualmente rige en el enclave recostado en la ladera de Monte Mori, en plena sierra de la Demanda riojana. Se había registrado un terremoto de magnitud 3,4 que, si bien no iba a tener consecuencias personales ni materiales, sí que fue capaz de interrumpir el silencio que reina en el monasterio. A partir de ese momento y como reconocía Laura Blanco, responsable de la atención a las personas que visitan el lugar, no dejaron de sucederse las llamadas «interesándose por si el movimiento de tierra hubiera podido causar algún daño, cosa que no».
Apenas a 15 kilómetros de distancia de Valvanera, los vecinos de Anguiano vivían una experiencia similar. La tranquilidad que se respira cualquier fin de semana en el municipio se veía trastocada con el temblor. «Pensé que mi horno había explotado», relataba una vecina que, junto a su hija, se encontraba en la cocina dispuesta a iniciar las tareas domésticas cuando «de repente ha temblado la casa». «Aún con el susto metido en el cuerpo», Beatriz Sáenz se acercaba minutos después al supermercado acompañada de sus dos hijos y confesaba que habían sentido una sensación difícil de describir: «Ha habido gente que se ha pensado hasta que se había caído el risco (situado en el punto que el río Najerilla separa el barrio de Cuevas del resto del pueblo)», relataba. En la localidad más próxima al foco principal del sismo todos coincidían: «He salido a la calle pensando que se habría hundido algún tejado, era esa la sensación», narraba Gerardo Sobrón, el quesero-panadero que en ese instante se encontraba vistiéndose para salir a repartir el pan cuando, repentinamente, escuchaba el «gran estruendo».
Al mismo tiempo que la tierra temblaba, Ángel Sáez estaba en la barra de su bar «preparando los periódicos para repartirlos por el pueblo cuando sintió «como una vibración por abajo, por el suelo». «Ha sido como si se hubiera derrumbado algo muy cerca, porque se ha sentido muy fuerte», relataba el propietario del bar María José, que si bien reconocía que no había tenido miedo, admitía que, como el resto de vecinos, salió rápidamente a la calle «empujado por una sensación que no había vivido nunca», confesaba.
A los pocos minutos de producirse el terremoto, el supermercado de la localidad registraba un goteo constante de vecinos que, llevados por la curiosidad, trataban de dar explicación a los hechos. «Hace 15 años ocurrió otro seísmo, lo que pasa es que sucedió a las 6 de la mañana y a casi todo el mundo le pilló en la cama y no se enteraron de nada», explicaba el dueño, Alejandro Ibáñez, que tras oír el estruendo pensó que le había «reventado la caldera». Mientras lo contaba, Mari Carmen Moreno, que acababa de llegar para hacer algunas compras, indicaba que estaba recién levantada cuando también sintió que «la casa se movía». Todos coincidían en argumentos similares. Como Herminio Rueda, dueño del restaurante Valdevenados, que recordaba que justo coincidiendo con el inicio de las jornadas de la alubia de Anguiano, estaba preparándose para trabajar cuando «el temblor se ha sentido perfectamente».
La mañana transcurría tranquila, como la de un sábado más, en el Bar Pura, en Bobadilla, donde sus propietarios acababan de abrir, a la espera de preparar los primeros desayunos cuando, de repente, sintieron «un temblor que hizo que todo se moviera», según relataba el propietario del establecimiento. «Pensamos que habría sido por el paso de una máquina de grandes dimensiones pero cuando salimos a la calle y comprobamos que todo estaba tranquilo nos dimos cuenta de que tenía que haber sido un terremoto», detallaba Ildelfonso Lezárraga.
Noticia Relacionada
A partir de ese instante, los teléfonos no dejaron de sonar, también en otras localidades. «Al principio nos llamaron los familiares y amigos preocupados; luego ya los vecinos nos pusimos a cambiar impresiones sobre cómo lo había sentido cada uno», explicaba Ascensión Somalo desde Baños de Río Tobía, donde percibieron «con intensidad considerable el movimiento de tierra». Ella aún estaba en la cama cuando notó que «todo se agitaba durante al menos dos o tres segundos de una forma que no era normal», precisaba. Como ella, el resto de bañejos fueron testigos de un seísmo que tuvo consecuencias claramente perceptibles asimismo en Brieva, donde Inés Marcos, propietaria de uno de los bares del pueblo contaba: «Los cristales vibraron y escuchamos cómo las copas y los vasos chocaban entre sí». «Al principio hemos pensado que tendría que ver con un camión de gran tonelaje como los que a veces pasan, pero rápidamente muchos vecinos hemos salido a la calle y hemos llegado a la conclusión de que el movimiento había tenido que ver con un terremoto», relataba la dueña del Bar Brieva.
Afortunadamente, el temblor de tierra no tuvo consecuencias ni personales ni materiales para ninguno de los municipios afectados, que no olvidarán, eso sí, cómo un sábado de febrero, aparentemente tranquilo, pasó a convertirse en el día en que toda la comarca recordará por sentir cómo la tierra se movió bajo sus pies.
El último terremoto que se registró en La Rioja (desde que comenzó la clasificación según la escala Richter) fue el 1 de junio de 2017, en Munilla y Zarzosa, con una intensidad de 3,1 grados. Con anterioridad hubo también temblores con intensidades superiores a los 3 grados en Muro de Aguas (1988), Ajamil (1987) y Aguilar del Río Alhama (1961). Previamente a la medición según esta escala, Cárdenas, en 1915 registró un terremoto de intensidad VI. Arnedillo es el municipio riojano que ha sufrido el mayor seísmo, con una escala VIII. Ocurrió en el año 1817.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.