Teresa Villuendas, elegida senadora autonómica

La votación se ha verificado con la parafernalia de las grandes ocasiones: una urna en el centro del hemiciclo, en la que cada diputado ha introducido su papeleta. El escrutinio posterior, realizado de viva voz por la propia Villuendas, ha arrojado el resultado esperado: la única aspirante presentada se ha convertido en senadora autonómica por 17 votos a favor y 15 en blanco.

No ha habido debate, pero sí intervención postrera de la nueva senadora, que ha reconocido en primer lugar la «gran tarea» desarrollada por su antecesor, Raúl Díaz. Del mismo modo ha agradecido «al Grupo Socialista y a la señora Moreno» por haber depositado en ella la confianza a la hora de «defender los intereses de La Rioja y de los riojanos» en el Senado. A su vuelta al escaño, Villuendas ha saludado a Andreu y se ha abrazado con Raúl Díaz y con Henar Moreno (IU).

Al acabar la sesión, y designada ya senadora, Teresa Villuendas ha atendido a los periodistas, que le han preguntado por la posible colisión de su nuevo cargo con su tarea en la Mesa de la Cámara regional: «Dependerá de lo que decida el presidente del Parlamento, los servicios jurídicos y el Grupo Parlamentario. En cualquier caso, ahora las reuniones de Mesa pueden hacerse de manera telemática, así que entiendo que podría abrirse un periodo de adaptación para ver si esto puede funcionar o no».

Villuendas ha asegurado que no tiene ninguna sensación de haber heredado una patata caliente y ha recordado que su nombre salió porque lo propusieron la comisión ejecutiva del PSOE y la secretaria general, Concha Andreu, que luego lo trasladaron al Grupo Parlamentario. «Yo llevo muchos años afiliada en el PSOE y a lo largo de mi vida he tenido diferentes responsabilidades políticas. Siempre he estado allí donde mi partido o mi secretario o secretaria general han decidido. Y siempre de manera responsable».

Por su parte, el portavoz popular, Jesús Ángel Garrido, ha cargado contra Andreu por «trasladar la inestabilidad que ella misma genera a las instituciones, sometiéndolas a una tensión totalmente injustificada». El PP ha explicado su voto en blanco porque no querían participar «en un nuevo cambalache».