No hace mucho tiempo, aunque parezca que haya transcurrido una glaciación, que España se sostuvo por el teletrabajo. Todos aquellos empleos que no fueron considerados esenciales y que podían tirar de nuevas tecnologías se las apañaron para reinventarse y sobrevivir. En esos momentos se valoró ... muy positivamente el esfuerzo de los empleados y se dibujaron idílicos futuros en los que las oficinas pasarían a ser meros espacios de referencia y millones de afortunados teletrabajadores podrían rendir laboralmente desde una playa de Bali o cuidando su huerta en la vega del Alhama.
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Pero esas cábalas se desvanecieronal trepidante ritmo de la desescalada y la nueva normalidad, que en lo laboral más parece vieja. El teletrabajo que iba a mover el mundo se ha topado con la realidad de una comunidad en la que priman los sectores servicios, industrial o agrícola, cuya mano de obra implica necesariamente mano. La sensación de estancamiento se percibe en muchas empresas que ahora no quieren ni oír hablar del teletrabajo (o solo en casos muy puntuales y cortos), pero también en las estadísticas del INE. Cada trimestre, dentro de la Encuesta de Población Activa, se estudia la cantidad de personas que puedan desarrollar su empleo desde casa. Y La Rioja se mantiene a la cola de las regiones españolas donde esta opción come terreno al presentismo.
En el segundo trimestre de este 2024, apenas el 3,4% de los asalariados riojanos trabajó más de la mitad de los días desde su casa. En el segundo trimestre de 2020, en plena crisis pandémica, el porcentaje de riojanos que se reinventaron laboralmente desde su domicilio fue más del triple: el 10,6%. Desde entonces, con pequeños vaivenes, la sensación es que la opción languidece, al menos en La Rioja.
Sí que han crecido los empleados que han utilizado su casa como oficina de forma ocasional, cifra que en junio de este año llega al 3,6%, 1,2 puntos más que un año antes y exactamente el doble que hace dos. Ese alza demuestra que existen herramientas y conocimientos, pero que estas posibilidades (bien por demanda de la empresa o bien por decisión del trabajador) cuenta con ese exclusivo carácter ocasional.
De esta forma, La Rioja continúa a la cola de las regiones que llevan el trabajo a los hogares. Según el informe 'Teletrabajo 2024' realizado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, solo Ceuta, Melilla y Canarias cuentan con menor prevalencia que La Rioja, donde esta se sitúa en un 9,5%. Muy a la cabeza de esta clasificación se sitúa la Comunidad de Madrid, donde esta forma de empleo llega a uno de cada cuatro asalariados (el 25,4%).
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Grandes empresas, administraciones de todo tipo, multinacionales… hacen que en España la fórmula «haya recobrado fuerza en el primer trimestre de 2024 y ya se sitúa en el 14,4% de la población ocupada, un 1% más que en 2023», se puede leer en las conclusiones de un informe que deja claras las «notables diferencias territoriales en el teletrabajo».
Pero en La Rioja solo algunas grandes firmas (UNIR, por ejemplo) ha puesto en la mesa este modelo, mientras que las administraciones trabajan por llevarlo a la práctica aunque a distintos ritmos.
La Administración regional es la que más ha avanzado en el modelo, ya que permite el teletrabajo (aunque siempre con unas condiciones muy claras que se redactaron en julio de 2021 y con unas restricciones evidentes aplicadas en toda España como, por ejemplo, que profesores o sanitarios no pueden teletrabajar).
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Actualmente 349 empleados de Servicios Generales de los 3.178 que pueden solicitar trabajar desde casa lo han tramitado y se les ha reconocido. Esto supone que el teletrabajo llega a uno de cada nueve funcionarios del Gobierno regional que pueden pedirlo. Curiosamente, la Consejería de Hacienda (en la que se incluye Sociedad Digital) incluye 114 teletrabajadores, casi uno de cada tres. Mientras, en Salud son 66, en Agricultura ascienden a 65 o en Educación llegan a 63.
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Víctor Soto
El director general de Función Pública, Ángel Sainz Yangüela, considera que esta opción «no tiene vuelta atrás porque favorece la conciliación y ayuda a fijar población en municipios pequeños». Los resultados, para Sainz Yangüela, están siendo «correctísimos». «Nuestra prioridad es la prestación de servicios con la máxima calidad y, si esta decayese, deberíamos dar marcha atrás. Pero el servicio no ha empeorado, creo que ha mejorado», resalta.
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Además, el Gobierno planea mejoras, que incluso conllevan la modificación del marco legal, como apostar por el teletrabajo para los servidores públicos que vivan en pequeños municipios. «Actualmente, el máximo de tiempo a teletrabajar es el 60%, con excepciones por caso de fuerza mayor (violencia de género, cuidado de padres, hijos, enfermedad grave del cónyuge...)», indica el director general. «Pero podrán optar a un 100% los empadronados en municipios con riesgo de despoblación. Somos un Gobierno que piensa en los municipios y debemos aplicar medidas trasversales para evitar la despoblación», concluye.
Oficialmente y, salvo casos puntuales y muy concretos, los funcionarios de la capital cumplen con sus labores presencialmente, aunque desde la publicación el pasado mes de junio del 'Acuerdo de las condiciones de empleo del Ayuntamiento de Logroño 2024-2027' el teletrabajo está muy presente. Cómo desarrollarlo es uno de los temas que se están tratando en las diversas mesas entre Administración y representantes de los trabajadores. De estas citas saldrá una hoja de ruta que afectará a centenares de empleados públicos que desean que una parte de su jornada no sea presencial.
La importancia del teletrabajo es manifiesta en ese documento. En el acuerdo de 76 páginas esa palabra se repite en 102 ocasiones, explicando quiénes pueden acceder a él, en qué condiciones, durante cuánto tiempo (entre un 20% y un 40% de la jornada semana), incluso los baremos para decidir qué miembros de un servicio lo hacen y quienes no (si existe demasiada demanda) y el máximo de puestos 'teletrabajables' (el 30% del personal de cada unidad).
El Ayuntamiento cuenta con dispositivos técnicos suficientes (actualmente se prestan a personal que por viajes o necesidades del servicio) para cubrir las necesidades aunque todo dependerá de la relación definitiva de puestos susceptibles de teletrabajo y de la demanda entre los trabajadores municipales.
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