El tabaco vuelve al centro de la polémica

Los sanitarios y expertos en cáncer de pulmón aplauden que Sanidad endurezca la ley antitabaco con medidas que contemplan, a partir de 2023, incrementar los espacios libres de humo, incluyendo la novedad de prohibir fumar en el interior de los vehículos particulares o en los estadios de fútbol. Así, el borrador del llamado Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025 que el Ministerio ha enviado a las Comunidades Autónomas para que trasladen sus alegaciones, ha sido bien recibido, entre otros, por el jefe de Neumología del San Pedro, Carlos Ruiz, partidario de poner restricciones al fumador, aunque también de seguir ofreciendo iniciativas desde las diferentes consejerías y de desarrollar campañas de información, «porque cuando el ciudadano tiene todos los datos es cuando se plantea dejar el tabaco». En cualquier caso, el experto está a favor de medidas que lleven a reducir este hábito y seguir el camino de países como Austria, «con un consumo muy bajo. En La Rioja fuma el 20% de la población y otro 20% está expuesto al humo del tabaco», una tasa todavía muy alta para el responsable sanitario, para quien el derecho a respirar aire limpio está por encima del derecho a fumar.

La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), por su parte, también venía reclamando una ampliación de la normativa vigente para liberar de humo aquellos espacios públicos donde, sobre todo, sea frecuente la presencia de menores. La Asociación persigue reducir la incidencia de fumadores para conseguir que para 2030 haya una generación libre de tabaco, por eso la portavoz Esther Díez afirma que hay que empezar desde ahora. «La nueva norma se ajusta como un guante a nuestras pretensiones, era necesario un nuevo impulso a esta lucha, nos preocupa que el 60% de los menores estén expuestos al humo», señala insistiendo también en que el tabaco es la mejor arma contra el cáncer de pulmón. «En La Rioja es el cuarto cáncer más frecuente, en lo que llevamos de año se han detectado 213 nuevos casos, de ellos 159 son hombres y 54 de mujeres».

La psicóloga y técnico del Servicio de Drogodependencias de La Rioja, Cristina Nuez, ha sido una de las técnicos participantes en la redacción del borrador del nuevo plan cuya intención, defiende, más allá de los puntos más llamativos que han trascendido, es «proteger la salud tanto de fumadores como de no fumadores» y para ello una de las medidas que se busca es la reducción del consumo, pero esta es solo una. El plan, explica, recoge hasta cinco: prevenir el inicio del consumo, facilitar la ayuda a la población para dejar de fumar, reducir la exposición ambiental, promover la investigación en el control del tabaquismo y potenciar las alianzas.

La norma prevé, además, prohibir el tabaco en terrazas. En La Rioja ya se veta a los fumadores en estos espacios, una medida que entró en vigor con el principal objetivo de evitar los contagios por COVID y que, desde la hostelería, se confiaba en derogar para igualarse a las otras diez comunidades que no sufren estas restricciones. «Si la norma no entra en vigor hasta 2023, hasta entonces queremos ser igual que los demás», proclama Francisco Martínez Bergés, presidente de la patronal, quien lamenta que esta restricción les obliga «a hacer de policías», porque no siempre se les respeta. Además, insiste en el «contrasentido» de que en un banco público que esté junto a una terraza se pueda fumar «mientras a nosotros nos demonizan». «Si están empeñados en que no se fume, que cierren tabacaleras y estancos y dejen de venderlo».

Pero además, la ley que prepara el Gobierno central aborda por primera vez el consumo en el interior de automóviles privados, una medida que no ha sido muy bien entendida por todos. Desde Salud se insiste en que hay partículas contaminantes que permanecen en el interior, pero otro motivo es que encender un cigarrillo mientras se conduce es también un motivo de distracción al volante. «Sería equivalente a usar el pintalabios o a conducir comiendo un bocadillo. Fumar está en lo que Tráfico cataloga como 'distracciones', prácticas que impiden llevar las manos adecuadamente en el volante», dicen desde la DGT recordando que otro gesto frecuente como el de arrojar la colilla por la ventanilla es una falta grave, penada con una multa de 200 euros y la retirada de cuatro puntos, seis en la nueva Ley de Tráfico.

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