Esta próxima semana Santiago Herráiz (Zaragoza, 1965) cumplirá su primer mes al frente de la Fiscalía de La Rioja. En este tiempo ha tenido tiempo para bregar con las «cosas de andar por casa», dice. Cuestiones de burocracia asociadas a un cargo al que no ... es la primera vez que se postulaba. En su punto de mira, la oficina fiscal, aumentar la plantilla y aspirar a ser independientes del Ministerio de Justicia. Reivindicaciones históricas que confía en que algún día llegarán, porque «la verdad es tozuda», dice.
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– ¿Cómo ha sido su llegada al frente de la Fiscalía?
– El aterrizaje ha sido una situación natural después de 25 años en Logroño y tras trece años de teniente fiscal. Me surgió la circunstancia y el fiscal general confió en mí.
DOLORES DELGADO
– En su toma de posesión de planteó como reto la implantación de una oficina fiscal en La Rioja.
– La oficina fiscal es un concepto que no es exclusivo de la Fiscalía, nació para la oficina judicial. En 2003 se creó la oficina judicial que era una manera más moderna de gestionar los funcionarios y los medios. Esto ha costado mucho y la oficina fiscal es otro concepto más moderno. Se trata de ajustar el trabajo de los funcionarios, que ha cambiado radicalmente en poco tiempo por la digitalización.
– También se refirió a las necesidades de plantilla. ¿Es optimista?
– Soy optimista porque al final la realidad es tozuda y va mostrando esas necesidades, no es que queramos más gente porque sí. Tenemos en Logroño tres juzgados de lo Penal, el tercero costó que se creara y ahora está ahí funcionando a toda velocidad. En la Audiencia, otra reivindicación clásica era el sexto magistrado y parece que es inminente. Nosotros vamos creciendo conforme se van creando órganos y esto nos sirve como soporte para decir que este crecimiento nos va a exigir más presencia en más sitios y, por tanto, tenéis que ayudarnos. Es una evolución natural que va pareja a la mejora de la infraestructura judicial riojana.
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CGPJ
– Los fiscales llevan años reclamando su independencia del Ministerio de Justicia.
– Nosotros llegamos a ser fiscales mediante una oposición en la que, cuando se aprueba, se elige ser juez o fiscal. Por eso tenemos, como dice la ley, los mismos honores, categoría y retribuciones. Entonces, los jueces tienen el Consejo General del Poder Judicial, que es un órgano que permite tener una autonomía presupuestaria. Parece que es un concepto que funciona bien y que te permite organizarte bien para tu formación. Eso es lo que a nosotros siempre nos habría gustado tener, esa autonomía que facilite el mejor desarrollo de la institución.
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– Sobre la Justicia siempre sobrevuela la idea de injerencias políticas. Incluso el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, reclamó no depender del Ministerio para blindar la institución de ese tipo de injerencias. ¿Las ha sufrido usted?
– Yo no he sufrido jamás en mi carrera ninguna injerencia política ni ninguna injerencia personal de alguien que me hiciera trabajar en un sentido que yo no creyera. Puede haber una idea general de que la Fiscalía, en la medida en la que es nombrada por el Gobierno en su formación, puede tener una vinculación, pero en todos los casos por encima de ellos están las personas que profesionalmente ejercen su trabajo con absoluta independencia y profesionalidad. Lo mismo ocurre con los jueces, que también muchas veces se les reprocha por el hecho de quien los ha nombrado. Eso forma parte de un ordenamiento que puede tener sus ajustes, pero por encima están los profesionales.
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INSTRUCCIÓN EN LA FISCALÍA
– Desde su posición, ¿cuál es su visión de lo que está ocurriendo con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)?
– No estoy en un escenario político, sino fiscal que acepta la ley, pero evidentemente no me sustraigo a que esa noticia es negativa. El CGPJ es una institución de calado Constitucional muy importante, no es algo retórico que se dice con solemnidad, sino que cumple un papel importante. En una democracia, en general, las instituciones que tienen un calado Constitucional y que desarrollan una función importante para todo el estado de derecho es fundamental que tengan una salud y una positividad en su formación, desarrollo y creación. La situación es negativa en la medida en la que aquí hay una anomalía. Lo deseable, esto lo comparte todo el mundo, es que se solucione cuanto antes. Es un escenario político que no me corresponde a mí opinar.
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– Sánchez anunció este jueves la reforma del delito de s edición. En realidad pasa a ser desórdenes públicos agravados. ¿Era usted partidario de su modificación?
– Probablemente es un delito que si tiene muchos años y está pensado en una situación podia merecer retoques como todas las leyes, porque el Código Penal de 1995 tiene más de 30 modificaciones y eso es porque la realidad te hace ir viendo que las leyes merecen retoques. ¿Que merecía retoques el delito de sedición? Pues es muy probable, a lo mejor no solo en el sentido de rebajar las penas o no, sino en abrirlo a otras maneras más modernas de que las cosas se produzcan.
JUICIO
– El ascenso de Dolores Delgado a fiscal de sala fue muy criticado, como también lo fue su paso desde el Ministerio de Justicia al puesto de máxima responsabilidad de la Fiscalía General del Estado. ¿Entiende las críticas?
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– Que la fiscal general del Estado fuera ministra era legalmente posible y ella ejerció esa posibilidad. Si se cumple la legalidad no hay nada que decir. Respecto a su nombramiento como fiscal de sala tampoco sé si hubo una especial polémica, pero fue una plaza que salió a concurso a la que ella podía concurrir, optó a ella y se la dieron. En general, me parece que una persona que ha sido fiscal general, en su salida natural, también debe tener un sitio con la dignidad y el prestigio suficiente para continuar su trabajo. En ese sentido me parece normal.
– Ha habido un incremento de conformidades, es decir, de acuerdos entre las partes tras una rebaja sustancial de la pena que muchos ciudadanos no llegan a entender, especialmente en casos de asesinatos.
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– La conformidad no debe ser entendida como una especie de acuerdo caprichoso que por ahorrar tiempo o solucionar mal un tema se llega a ese acuerdo. Hay que recordar que es una institución legal, que está en la Ley de Enjuiciamiento Criminal y también existe una voluntad y un llamamiento general a utilizarla porque es una manera de descongestionar la carga de trabajo que existe, pero esto debe entenderse en un sentido positivo, no como un mal arreglo. Comprendo perfectamente que la ciudadanía, cuando ve el contraste entre una solicitud original y el resultado final, puede pensar qué ha pasado aquí, pero tiene que tener la tranquilidad de que la conformidad es una institución legal que debemos utilizar. En principio, la conformidad es una reflexión sobre muchos factores que se tratan de ejercitar responsablemente con arreglo a un resultado.
– ¿Qué tal sintonía tiene con el nuevo fiscal general del Estado?
– Muy buena. Yo lo conocí como un compañero más cuando él llevaba medio ambiente y yo aquí también. El otro día cuando vino a mi toma de posesión pude confirmar que es un hombre especialmente cordial y cercano con los compañeros y seguro que tiene un proyecto de su trabajo perfectamente definido.
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– Otra de esas cuestiones que se arrastran desde hace años es el traspaso de la instrucción de manos de los jueces a la Fiscalía.
– Sí, es otro tema clásico. La Fiscalía desde hace tiempo tiene la instrucción de los procedimientos con los menores y ha habido un proyecto avanzado para dar la instrucción al fiscal que finalmente no se aplicó porque el traslado a ese modelo exige unos cambios estructurales importantes. No habría fiscales suficientes y algunos jueces de instrucción deberían pasarse. Toda esta adaptación es una situación compleja. Yo creo que no se han encontrado las condiciones para que esto se produzca, pero es una realidad también muy tozuda que se producirá a no muy largo plazo. En España tenemos un sistema que no es que sea malo, pero es diferente del que hoy predomina en Europa. El Ministerio Fiscal, en el ejercicio de ese principio acusatorio, es el que debe impulsar la instrucción, sin perjuicio de que el juez cumpla otra función. Tarde o temprano llegará.
– La Rioja es una comunidad segura, pero llevamos unos años con un elevado número de homicidios.
– Es algo que se ha acuñado mucho, porque es verdad que las cifras son tolerables. Estos últimos años ha habido homicidios muy relevantes que han causado un muy razonable impacto en toda la sociedad, como el del niño de Lardero que para nosotros supuso un golpe duro de verlo. Esos hechos han roto las estadísticas, la tasa de sucesos y homicidios, pero en general todos sabemos que La Rioja es un sitio seguro.
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– Dijo en su toma de posesión que se ha propuesto como reto acabar con la mala prensa y la imagen que a veces tiene el fiscal, la del acusador a toda costa.
– No es un reto como tal. Pero el Ministerio fiscal está presente en la sociedad cada vez más y la gente tiene una visión, con una fuente cinematográfica, de malo acusador permanente y quería sacar a la luz que el fiscal es un profesional del derecho que actúa con libertad. Si no está convencido de la acusación de una persona no lo acusa. Sí que es cierto que no tiene la misma posición que un juez cuando dicta una sentencia en el último momento.
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