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En la madrugada del martes ardieron siete vehículos en el casco urbano de Albelda de Iregua. A las 2.14 horas, tal y como informaba el SOS Rioja112 a primera hora de la mañana, un particular avisó de que ardía un coche a la altura ... de los números 21-23 de la calle de la Posada de Albelda, en el centro de la localidad, frente al Ayuntamiento, cerca de la travesía de la LR-255. Los bomberos de Logroño, Guardia Civil y los recursos de emergencias del Servicio Riojano de Salud, así como trabajadores de Iberdrola, acudieron al lugar del incendio. Y es que, además de calcinar seis turismos y una motocicleta, el fuego afectó al suministro eléctrico de una de las viviendas aledañas el origen del incendio. Según informó la Guardia Civil a Diario La Rioja, al menos en un principio no parecía que el fuego hubiera sido intencionado sino fortuito, y aunque se baraja esa hipótesis, la unidad especializada en incendios investiga lo sucedido. De hecho, durante la jornada del martes, una vez sofocado el fuego, los vehículos no solo no se retiraron sino que los agentes acordonaron la zona afectada para impedir el paso y la retirada de los seis coche y la moto.
«No hay daños personales pero ha afectado tanto a los vehículos como a las fachadas de las casas», explicó el alcalde de Albelda, Sergio Ochagavía, quien también señaló que fue Lola, la perra de un vecino, la que alertó de que algo sucedía. Además del susto, quedan como desperfectos los siete vehículos calcinados y los daños en las viviendas colindantes. «Ha ardido primero una moto y después, como estaba entre dos coches y muy pegados, se han quemado los demás», describía el alcalde de Albelda, quien pidió que, si alguien hubiera visto algo que pudiera ayudar a la investigación, lo comunique a Guardia Civil.
Los vehículos estaban estacionados en batería y se da la circunstancia de que una familia ha perdido en el incendio sus tres coches, aparcados en la puerta de su casa de la calle Posada. Eso sí, a media mañana los vecinos que pasaban por el lugar del suceso no estaban muy convencidos de que aquello hubiera sido un accidente. Al parecer, el dueño de la moto la aparcó y estacionó sobre las 22.30 horas y no fue hasta casi cuatro horas después, según relataban los vecinos, cuando se originó el fuego.
Mitka, vecina del número 23 de la calle Posada, perdió un coche recién adquirido de segunda mano y sufrió importantes desperfectos en su casa. El fuego quemó las conexiones eléctricas del exterior y provocó que se quedara sin electricidad. Por la mañana había trabajadores que intentaban restablecer el suministro. «Hemos oído ruido, como si hubieran explotado dos bombas, me he asomado y solo he visto fuego», contaba Mitka. «Nos hemos quedado sin coche, aunque era viejito, pero recién comprado porque mi hija se va a examinar ahora del permiso de conducción», lamentaba Mitka.
Sobre lo sucedido, no lo sabe a ciencia cierta. «Un vecino se ha despertado porque ha empezado a ladrar su perrillo chiquitillo, se ha asomado y dice que ha visto la moto ardiendo, explotó y el fuego ha saltado a los demás coches. Parece que ha empezado el fuego ahí, en la moto», describió Mitka. Aun con los destrozos ocasionados, era positiva y celebraba que todos estaban bien. «El fuego no ha entrado en casa porque la puerta estaba cubierta de chapa, pero el cuadro de luz se ha quemado, igual que la fachada entera. Y menos mal que tenía la ventana cerrada porque si no, con las cortinas, se me quema la casa», advertía la vecina.
Pese a que en el cercano barrio de Arriba de Albelda se suceden a menudo las intervenciones de la Guardia Civil por robos y tráfico de drogas, los vecinos de la calle de la Posada aseguran que no habían tenido nunca problemas. «Nosotros no hemos tenido nunca, pero los demás no lo sé», admitía Mitka, quien estaba tranquila por no haber sufrido daños personales, solo materiales. Cabe recordar, no obstante, que en mayo de este mismo año un evidente acto vandálico prendió fuego al almacén municipal.
Fue la perra de Juan Cabrera, vecino de la calle de la Posada, la que dio el aviso con sus ladridos a sus dueños y todo el vecindario de que algo sucedía. «Los vecinos se han dado cuenta de lo que pasaba cuando ha empezado a ladrar un perro y han salido de sus casas. Uno de ellos, el dueño del perro, ha bajado y ha empezado a mover los coches como ha podido, de manera que ha creado un cortafuegos, si no podrían haber ardido quince coches perfectamente», contaba Sergio Ochagavía. En declaraciones a TVE, Juan Cabrera contó cómo pasadas las 2.00 horas su perra empezó a ladrar, se despertó, se asomó a la ventana a ver qué pasaba, vio que había fuego y llamó al 112. Lola, como mínimo, evitó males mayores.
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