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Rodeado por los suyos, el padre de Carolina abandonaba pasadas las 11.30 horas el Palacio de Justicia de Logroño. Abrazaba a su letrada y a la de la acusación popular antes de buscar la tarjeta de acceso al edificio judicial y salir al exterior, ... donde las cámaras de los medios nacionales le esperaban. Durante casi dos horas, con la voz entrecortada y un puñado de profundas respiraciones ha vuelto a describir el horror en el que vive desde que aquel 26 de enero del 2020 a su móvil empezaron a llegar las notificaciones de los medios de comunicación que informaban de que en la habitación 404 del Hotel Los Bracos de Logroño había aparecido el cadáver de una niña. Algo le dijo que era Carolina. Llevaba buscándola desde que a las 20 horas su madre, Adriana Ugueto, no se la entregó después de haber estado con ella todo el fin de semana.
En la tarde del domingo, ha explicado a preguntas de la Fiscalía, intentó ponerse en contacto con ella, pero no lo consiguió y acudió al cuartel de la Guardia Civil, en donde le dijeron que también los hermanos de Adriana estaban tratando de contactar con ella sin éxito y que habían acudido a las dependencias policiales. En todo caso, los agentes le tranquilizaron y le dijeron que si al día siguiente no aparecía que regresara.
El lunes 26 de enero, el padre fue al colegio San Felices, en donde estaba matriculada la menor. «Esperé a que todos los niños entraran y fui a hablar con la directora. Les pregunté si había ido la niña y me dijeron que no. Me pidieron que me tranquilizara y la directora, que tenía relación con ambas, les llamó por teléfono, pero no daba señal. En ese momento fui a la Guardia Civil».
Sus sensaciones se fueron enturbiando poco a poco. Primero, ha recordado, cuando los agentes lograron contactar con el hermano de Adriana. «Les dijo que había encontrado unas cartas y que se las llevaba al cuartel. El guardia nos dijo que nos fuéramos para no coincidir, pero lo de las cartas ya...».
Junto a su pareja y una amiga, salieron del cuartel. «Empezaron a llegar las notificaciones a los teléfonos. Decían que había aparecido una niña en la habitación de un hotel. Me dijeron que estuviera tranquilo, que seguro que no era Carolina», ha recordado con la voz entrecortada el padre de la niña. Decidieron regresar a las instalaciones de la Benemérita en donde se sorprendieron al ver un agente de Policía Nacional. «Me dijo que habían encontrado a la niña y le pregunté que si era la de las noticias. Me dijo que no podía decirme nada, que le acompañara. Durante el viaje a Logroño me fui haciendo a la idea de que iba a ser Carolina. Al llegar me dijeron que sí, que era ella. Solo les dije que no la quería ver, que me quería quedar con su imagen en vida».
El padre, que a preguntas de los diferentes letrados ha explicado que dos años después de los hechos continúa de baja, ha apuntado que desde la ruptura con Adriana, la relación no fue buena: «En todo momento ha intentado hacernos la vida imposible. Perseguía a mis padres, a mi pareja le esperaba en el coche, la seguía, malmetía contra nosotros... Todo lo que le pasaba a la niña era por mi», ha recordado explicando que cuando la niña llegaba a casa tras estar con su madre «estaba especialmente cansada y dormida. Era muy buena, era todo felicidad. Se daba a todo el mundo y allá donde estuviera, estaba con una sonrisa. Cualquiera que haya convivido con la niña lo puede decir».
Además, el padre también ha explicado la reacción de Adriana tras la muerte de la niña. Tres días después del crimen recibió «un burofax de la hermana de Adriana. Pensaba que sería por algo del funeral, pero no. Decía que como teníamos un piso en común que hiciera los trámites del piso para venderlo». En esas mismas fechas, la hermana de Adriana (que también declaró en la segunda sesión) presentó una denuncia contra él acusándole de usar el dinero que la niña tenía en una cuenta a su nombre. «Era una cuenta que abrieron mis padres. Mi padre y mi tía metieron una cantidad inicial y mis padres iban metiendo dinero. Tenía unos dos mil y poco euros y es con el dinero que se pagó el funeral de la niña. Ella decía que el dinero era de Adriana y que se lo había robado», completó antes de dejar claro que él no tiene dudas: «Creo que Adriana participó en la muerte de Carolina».
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