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Instalaciones del colegio Maristas.
Una nube de gas irritante pero no tóxica fuerza el desalojo del colegio de Maristas

Una nube de gas irritante pero no tóxica fuerza el desalojo del colegio de Maristas

La dirección del centro ha decidido la evacuación del alumnado por «precaución y seguridad» antes de que se celebrara el festival navideño de los estudiantes de Primaria

Nuria Alonso

Logroño

Viernes, 20 de diciembre 2024, 11:25

Los alumnos del colegio de los Hermanos Maristas en Logroño tuvieron este viernes que ser desalojados tras detectarse en el ambiente un agente gaseoso que provocó irritaciones leves de garganta, toses y escozor en los ojos de varios alumnos. Fue una decisión de la dirección del colegio adoptada «por seguridad» y «precaución» ante una nube de gas irritante pero en ningún caso tóxica, según los bomberos.

Las primeras señales de que algo sucedía se percibían a primera hora de la mañana en el patio del centro. Un intenso olor a pimienta y varios niños tosiendo, con picor de garganta y con los ojos enrojecidos desembocaron en el aviso a los servicios de emergencias. Tras hora y media de minucioso análisis del entorno, los bomberos descartaron la toxicidad del gas, aunque admitían los efectos irritantes en las mucosas respiratorias.

De hecho, fuentes del Ayuntamiento de Logroño atribuyeron a causa más probable de la dispersión atmosférica del elemento irritante a la manipulación en una cercana fábrica de algún producto derivado de la guindilla.

No era la de este viernes una jornada lectiva ordinaria en casi ningún centro educativo de La Rioja. Tampoco en Maristas, donde estaban previstos los tradicionales festivales de villancicos previos a las vacaciones de Navidad. Y en efecto, mientras el director del centro, Mario Martínez Gamarra, barajaba evacuar al alumnado, el ciclo de Infantil ofrecía su particular 'show' navideño en el polideportivo ante cientos de progenitores absortos prácticamente ajenos a la situación.

Otras muchas familias de alumnos, esta vez de Primaria, iban congregándose también para asistir al festival de sus hijos cuando los móviles empezaron a echar humo. Los grupos de mensajería instantánea ardían y difundían la información con cuentagotas mientras el boca a boca hacía también su labor. Pasadas las once de la mañana, llegaba el comunicado oficial del colegio a las familias con el desalojo del centro, tras haber informado a la Consejería de Educación.

Aparte de la confusión inicial y de alguna que otra risa nerviosa, la situación no fue más allá del susto y ningún alumno necesitó asistencia sanitaria. En el recuerdo quedará la inconveniencia de suspender las actuaciones navideñas tan amorosamente preparadas por los pequeños. Otro año será.

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