Los audios de la menor del crimen del Ebro: «Te voy a quitar la sangre que nos van a pillar»

«Estábamos en el Ebro y lo vimos todo guaza [borracho] y fuimos a ver si tenía algo», empezaba uno de esos mensajes de móvil. «César le metió un guantazo, el Demonio le metió una patada en la espalda, Andrés una patada en la cara y el payo se quedó inconsciente», decía. «Todo lo empezó el César y solo han cogido al Andrés. El Demonio no sé dónde estará», explicaba sobre la situación de los acusados un par de días después de la brutal paliza, además de recordar que la detención se había producido por estar intentando robar en una fábrica.

En otro de los audios, dirigido al hermano de uno de los implicados, la menor narraba de una manera similar los hechos: «Estábamos en el Ebro, enfrente de la pasarela. Vimos a un payo borracho, le pedimos un cigarro y dijo que no tenía y me dijo 'Reina'. Esto que nos estábamos yendo y uno dijo 'igual tiene dinero'. Fue César, le metió un guantazo, tu hermano le pisó la cara, el Demonio le metió una patada en la columna y el Sisas no sé qué mierdas le hizo y el payo se quedó inconsciente en el suelo. Tu hermano le cogió el tabaco, un móvil roñoso, cogimos su bici [...]».

Además, la menor se dio cuenta de la gravedad de los actos y trató de ocultarlos: «Vi sangre a tu hermano y le dije: 'Te la voy a quitar que nos van a pillar'». La adolescente ha recordado que precisamente la Policía les identificó unos metros después y que les dejó ir.

La acusación particular solo hizo una pregunta a la menor: ¿vio la paliza? A pesar de todos los detalles narrados en los audios, la joven lo negó. «No vi la agresión, me la contaron». Así ha terminado la declaración de la adolescente que se encontraba tutelada por el Gobierno de La Rioja y que el 6 de abril de 2021 no estaba cumpliendo el toque de queda vigente, y que ha declarado protegida por un biombo. Los fallos en la tutela de dos menores provocaron que en enero de 2022 el Juzgado de Menores condenara al Gobierno de La Rioja con una indemnización de 242.000 euros por este caso.

Además, en la primera parte de la sesión también se ha escuchado a un agente de la Policía Local que acudió en la mañana del 7 de abril al parque del Ebro cuando un viandante localizó a un agonizante Isam Haddour. El agente enseguida percibió que su situación «era grave», además de constatar que no tenía documentación, ni cazadora ni efectos personales.

Esa falta de abrigo y las evidentes heridas en la cabeza han sido analizadas posteriormente por el médico del Sos Rioja 112 que acudió a socorrer al joven repartidor de Oyón. «Su situación era de gravedad, respiraba por sí mismo, pero estaba en coma», ha explicado. Además, ha recordado que tuvieron que utilizar el desfibrilador camino del San Pedro (posteriormente en el centro le tuvieron que aplicar cuatro descargas más) para mantenerle con vida ya que Isam sufría una fibrilación ventricular. «Se produce cuando los músculos del corazón no trabajan organizados. Es como si el corazón tirita, pero no bombea«, ha explicad gráficamente al jurado. »Si no se revierte esa situación, en poco tiempo te mata«, ha resumido.

Las forenses, por su parte, han destacado que fueron «uno o varios golpes» en la cabeza los que provocaron los severos daños cerebrales. «Se produjo un desplazamiento del cerebro y daños en la estructura nerviosa del encéfalo», ha sintetizado una de las doctoras, que también ha indicado que, de haberse tratado rápidamente con una «craneoctomía descomprensiva» se podía haber salvado la vida. Pero que horas después y en el estado de Isam, esta resultaba «imposible», puesto que al traumatismo se sumaba la hipotermia, lo que agravó su estado.

La jornada se ha cerrado con la declaración de dos agentes de la Policía Científica. La primera, desde Madrid, ha confirmado la presencia de restos de sangre de Isam en las zapatillas de dos de los acusados y en los pantalones de uno.